Capítulo 31

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El día de Jungkook le estaba resultando bastante largo.

Había pasado toda la mañana intentando poner en orden los documentos y contratos que había traído de su viaje a Ulsan.

Aunque desearía poder marcharse a su departamento y pasar la tarde y noche entre los brazos del chico que últimamente le mantenía obsesionado, aún debía hacer frente a una comida de negocios y, más tarde, a una reunión con el abogado de Roma.

Y en su cabeza, lo único que podía imaginar era volver a casa para quedarse con Jimin y recuperar juntos los días que había perdido por su viaje.

La comida con su cliente, Jackson Wang, tuvo lugar en el restaurante del Four Seasons, y para cuando llegaron al café, Jungkook no veía el momento de salir de allí.

Volvió al despacho a fin de organizar su reunión de la tarde con el abogado de Roma, y en ello estaba enfrascado cuando el hombre le llamó para cancelar su reunión de ese día y posponerla para la semana siguiente.

Frustrado por retrasar ese encuentro pero a la vez satisfecho por poder volver a casa bastante más temprano, guardó los papeles sobre los que trabajaba.

Estaba cerrando su ordenador cuando su teléfono móvil vibró sobre la mesa.

Era Lisa.

Llevaba demasiados días sin hablar con ella o con su hermano, y ya la espera le estaba resultando insoportable.

No quería dejarse manipular por sus hijos, y por esa razón se había mostrado duro, pero entonces, después de un mes, le estaba resultando difícil.

Eran sus hijos y los amaba por sobre todas las cosas, sin importar lo inmaduros, caprichosos o malcriados que pudieran llegar a ser.

Sin pensárselo dos veces tomó la llamada.

—Lisa —saludó intentando sonar cálido y comprensivo.

—Hola, papá.

—Hola, cielo, ¿cómo estás?

—Bien —respondió la chica escueta —¿Cómo estás tú?

—Bien. Un poco cansado —explicó —Ayer volví de Ulsan y hoy he tenido que ocuparme de varios temas en el despacho. Pero creo que ya he acabado, al fin.

—Yo... —dijo la chica dubitativa —Yo quería hablar contigo —soltó de una vez —En realidad Eun Woo y yo, ambos, queríamos verte y hablar contigo, ya sabes... sobre todo esto que ha sucedido...

—Me parece una buena idea, cielo. Yo también creo que deberíamos hablar.

—¿Crees que podremos vernos hoy?

—Desde luego —aceptó olvidando rápidamente sus ganas de irse a casa temprano —¿Queréis que cenemos juntos o, no sé, podéis venir a mi departamento?

—No, si no te importa podrías venir tú al departamento de Eun Woo. Nosotros estamos aquí.

—De acuerdo, nena. Los veré en media hora. —dijo disponiéndose a organizar el trabajo para ir a reunirse con sus hijos.

Veinticinco minutos más tarde llamaba al timbre del departamento de su hijo, sintiéndose ridículamente nervioso.

Su preciosa Lisa le abrió la puerta mirándole con cierto recelo.

—Hola, nena —le saludó adentrándose en la vivienda e inclinándose para besar la mejilla de su niña.

—Hola, papi —respondió la chica rodeándole con sus brazos y estrechándose contra él.

El recibimiento cariñoso de su hija le confortó.

Después de que la joven hubiera rechazado sus llamadas, una y otra vez, desde que habían tenido aquella fuerte discusión por la relación que él mantenía con Jimin, verla volver a ser la chica cariñosa que siempre había sido para con él, le llenó de regocijo.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora