Capítulo 21

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El hotel de Venecia era más de lo que Jimin hubiera podido soñar, en sus más ocultos sueños.

Desde que trabajaba para Jeon Holdings, siempre se había alojado en hoteles cinco estrellas, pero el Palazzetto Pisani, era mucho más.

El hotel se ubicaba sobre el Gran Canal, y sólo podía accederse a él a través del mismo.

La suite que Jungkook había reservado para ellos era espaciosa y magnífica, y Jimin no pudo evitar sentirse el protagonista de un cuento de hadas.

Con enormes cortinados y alfombras, decorada en un estilo barroco, excesivamente ornamentada pero con un gusto exquisito.

Los alojamientos decorados al estilo típico veneciano, con detalles de madera en los techos, tapices y frescos originales.

La sala principal, con un amplio sofá y dos butacones.

La habitación, con una cama King size, que les llamaba lujuriosa, daba a uno de los lados a un espacioso baño, con ducha de hidromasaje.

Ambas estancias tenían pequeños balcones sobre el Gran Canal.

Jimin contemplaba las vistas al canal a través de la ventana de la habitación, mientras Jungkook despedía al botones.

—¿Te gusta, nene? —susurró en su oído abrazándolo por detrás.

—Es increíble, Jungkook. Nunca hubiera soñado estar en un lugar así contigo.

—¿Qué esperabas? —sonrió colando sus manos bajo la camisa del chico para acariciar su vientre plano. —¿Que reduciríamos nuestros encuentros a las oficinas de Jeon? —dijo.

—No —susurró Jimin recostándose contra él y tomando las manos masculinas a través de la ropa, para apretarlas contra sus pezones. —Pero nunca me atreví a soñar tanto...

Jungkook lo giró entre sus brazos para dejarlo frente a él y desabotonar la camisa.

—Me gustas, Jimin —dijo solemne mientras le quitaba la camisa y la dejaba caer sobre la alfombra. —Me vuelves loco, y quiero tener algo más que sexo contigo. No me malinterpretes —agregó con una sonrisa descarada. —Quiero tener sexo contigo. Quiero tener mucho sexo contigo, pero quiero más. No sé a dónde nos puede llevar esto, pero quiero llegar hasta el final.

—No tiene por qué haber un final —aventuró Jimin en voz muy baja.

—No sueño con ello, nene. Soy demasiado viejo para que me aguantes por mucho tiempo. En algún momento necesitarás alguien más joven que te satisfaga completamente.

—¿De verdad crees que lo que siento por ti es tan efímero?

—Espero que no lo sea, nene, pero no voy a pedirte que me jures amor eterno. Tampoco voy a jurártelo yo. Pero quiero que esto dure tanto tiempo como tú y yo lo sintamos. Y ese tiempo, que espero sea muy largo, quiero hacerlo todo a fondo, quiero disfrutarlo a fondo, por completo, sin restricciones de ningún tipo. Quiero que seas mío y de nadie más —agregó posesivo bajando la cremallera del pantalón de Jimin, para dejarlo caer a sus pies. —Quiero hacer todo contigo y con nadie más que contigo, y quiero que hagas todo conmigo y con nadie más que conmigo. Y no hablo sólo de sexo.

—No tengo intención alguna de estar con nadie más que contigo —aseguró rodeando el cuello masculino con sus brazos.

—Mejor así, nene —dijo con sus manos bajo los glúteos suaves, a la vez que lo instaba a enredar las piernas en su cintura. —Porque debes saber que soy muy posesivo —confesó caminando con él hasta la cama para tumbarlo sobre ella.

—¿No vas a desnudarte? —preguntó cuando él se acostó completamente vestido sobre su cuerpo cubierto únicamente por un delicado boxer de encaje.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora