Capítulo 27

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Cuando por fin fueron ubicados en su mesa, Jungkook por fin logró sosegar su malestar.

—Lo siento, nene —se disculpó estirando su mano sobre la mesa para enredarla con la de Jimin —Nunca imaginé que Lisa pudiese ponerse tan desagradable y agresiva.

—No tienes que disculparte. Yo soy quien lo siente. Lamento que tengas que enfrentarte a tu hija por estar conmigo.

—Tendrá que aceptarlo. Tarde o temprano sé que lo hará —aseguró con un convencimiento que Jimin no compartía.

—¿Crees que será más difícil para Eun Woo?

—No. Creo que será más fácil. Ahora olvidémonos de este desagradable momento y disfrutemos la cena —sonrió mirándolo seductor.

Compartieron una exquisita cena compuesta por un menú degustación con una decena de platos.

Cuando les sirvieron un plato de ostras con diferentes aliños, ambos se excitaron alimentándose el uno al otro.

Para cuando les sirvieron el postre de fresas con chocolate, Jungkook no veía el momento de pagar la cuenta y salir de allí para llevar a ese chico a su casa y a su cama.

Los labios de Jimin se separaron para recibir la fresa bañada que Jungkook le ofrecía.

Él se lanzó sobre sus labios nada más al verlo degustarla.

—¿Estás listo para salir de aquí? —susurró contra sus labios al separarse.

—¿Vamos a saltarnos el café? —preguntó risueño y seductor.

—Puedo pedírtelo para llevar, o mejor aún prepararé uno en casa. Pero ahora mismo necesito llevarte a casa y meterte conmigo en la cama. Preferiblemente desnudo. —explicó ansioso.

—No puedo resistirme a esa oferta. —rio.

Hicieron el viaje de regreso en un ansioso y prometedor silencio.

—No sé cómo no te he desnudado antes —gruñó nada más cerrar la puerta del departamento, tirando de él hacia su cuerpo.

—Creo que te lo hubiera permitido —sonrió divertido rodeándolo con sus brazos.

Las manos de Jungkook bajaron su pantalón para posarse sobre sus glúteos desnudos, mientras con sus labios recorría su rostro y su mandíbula dejando suaves besos y pequeños mordiscos.

Jimin enredó sus piernas en la cintura de él y Jungkook caminó con él hasta la habitación.

Lo tumbó sobre la cama para desnudarlo con premura.

Antes de que Jimin pudiera reaccionar a lo que sucedía, la boca de Jungkook se había posado sobre su pene, para lamerlo, mordisquearlo.

Tal vez fueran las ostras o quizás solamente fuera por él, pero el orgasmo le sobrevino en unas pocas chupadas de su hombre.

—Dios, Jungkook —gimió haciéndole sonreír.

—¿Estás bien, nene? —inquirió con petulancia después de sorber su clímax mientras subía sobre su cuerpo para quedar acostado sobre él.

—No creo que pudiera estar mejor.

—Todavía puedo hacerte sentir mejor —dijo masajeando su pecho con una mano.

—No lo dudo —reconoció satisfecho. —Desnúdate —ordenó desabotonando su camisa a la vez que tironeaba el nudo de la corbata.

Jungkook se separó de él riendo por su ansiedad y se desnudó dejando sus ropas desperdigadas por el suelo de la habitación.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora