Capítulo 44

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Jimin se instaló en el departamento de Jungkook, y ambos se adaptaron nuevamente a la convivencia en un tiempo récord.

Jungkook no lograba comprender cómo había sido capaz de vivir solo tanto tiempo.

Antes de salir para el despacho cada mañana, se sentaba con Jimin a la isla de la cocina y desayunaban juntos como si lo hubieran hecho durante toda su vida.

Nunca trabajaba hasta muy tarde y cuando llegaba a casa, Jimin estaba allí. Cenaban juntos, charlaban, veían televisión o escuchaban música, antes de meterse en la cama, donde se besaban, abrazaban y acariciaban, pero nunca hacían el amor.

Jungkook moría de deseo, pero no quería presionar a Jimin, imaginando que el aún necesitaba tiempo para confiar totalmente en él y entregarse sin reparos.

Jimin moría de deseo, pero se sentía demasiado tímido para expresárselo a Jungkook. Esperaba que él diera el primer paso, pero después de tres semanas, aún no lo había hecho.

Ese día habían tenido una visita con el médico y habían vuelto a casa sabiendo que esperaban una niña.

Jungkook se veía exultante y Jimin le acompañaba en su regocijo.

Tomaron una cena liviana y se ubicaron en el salón frente al televisor.

Jimin, tumbado en el sofá, veía un capítulo de Desperate Housewives, mientras Jungkook, sentado junto a él, releía unos documentos de un nuevo contrato, con la cabeza de su chico sobre su regazo.

Un suave ronquido le anunció que, una vez más, Jimin se había quedado dormido sin acabar el capítulo.

Sonrió dejando los documentos sobre la mesita del café y levantó al chico para llevarlo a la habitación.

Lo metió en la cama y volvió al salón para acabar con su lectura.

Cuando por fin se fue a la cama una hora después, Jimin se despertó en cuanto él se coló bajo las mantas.

—Volví a dormirme —musitó el somnoliento.

—Lo hiciste —reconoció él atrayéndolo a sus brazos para recostarlo sobre su pecho. —Vuelve a dormirte ahora —musitó acariciando su vientre redondeado por las dieciocho semanas de embarazo.

—Ya no tengo sueño —dijo con timidez, sin atreverse a poner en palabras sus deseos.

Ese día había hablado con su médico sobre sexo y aquel le había dado luz verde para mantener relaciones sexuales. Había salido de la consulta decidido a hacérselo saber a su novio y actuar en consecuencia pero, llegados a ese punto, no se sentía lo suficientemente audaz como para explicarlo.

—¿No tienes sueño?

—No.

—¿Y qué quieres hacer? Tu serie ya ha acabado.

—Sí, lo imagino —reconoció sonrojándose avergonzado.

—¿Entonces?

Jimin inspiró profundamente buscando en su interior las palabras que pugnaban por salir de su boca para expresar el deseo que atormentaba su cuerpo. Más no le resultó sencillo.

—Hoy he hablado con el médico...

—¿Sobre qué en particular, cariño? —indagó Jungkook con tranquilidad.

—Sobre sexo —soltó el sobresaltando al hombre que tenía a su lado.

—¿Sobre sexo?

—Sí, él dijo que podemos hacer el amor si nos apetece —explicó sintiéndose infinitamente tímido.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora