Capítulo 22

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Jungkook se sintió demasiado solo esa noche en su cama ansiando poder tener a Jimin en ella.

Había evitado ver a Soobin, pero había acordado verlo al día siguiente.

Le esperaban demasiados documentos sobre su escritorio a la mañana siguiente por lo que fue sencillo sumergirse en el trabajo.

Llevaba menos de media hora en la oficina cuando su hermano irrumpió.

—Buenas, hermano —saludó Namjoon adentrándose en su despacho.

—Hey, Nam. ¿Qué tal? —respondió con un buen ánimo que sorprendió gratamente a su hermano —¿Cómo está Jin?

—Bien, muy bien. Ya sólo quedan un par de meses y su médico está bastante confiado en que no se adelantará.

—Me alegra mucho, Namjoon. Sin dudas se lo merece después de pasarse seis meses en cama.

—Sí, ya lo creo. Y yo seis meses sin acción —agregó su hermano dejándose caer en la silla frente a Jungkook.

—Ya lo creo —sonrió —No sé cómo lo has logrado.

—Ya sabes, con mucho amor y mucha mano izquierda —explicó haciéndole carcajear —Pero, bien, cuéntame tú, ¿qué tal Roma?, ¿cómo ha ido todo?

—Oh, bien, fue un poco trabajoso pero finalmente los Rossi cedieron y el acuerdo quedó tal como queríamos.

—Es lo menos después de tantos meses de discusiones y tires y aflojes.

—Ya lo creo.

—¿Y cómo fue eso de ir a Venecia con Jimin? —inquirió su hermano curioso.

No pudo evitar sentirse nervioso pero lo disimuló bien.

—Creí que Jimin se merecía un par de días de vacaciones, después de haber tenido que pasar fin de año fuera de casa.

—Pudo haberlos pedido al regresar a Seúl.

—El chico nunca había estado en Venecia, Namjoon. Creo que se lo ha ganado. No puedo creer que te molestes por eso, tú que siempre dices que es un gran abogado y lo bueno que es en su trabajo.

—Sé que lo es y no me molesta en absoluto que se tomara un par de días, pero después de la llamada que recibí hace un par de días, me gustaría estar enterado de los movimientos de mi empleado.

—¿De qué llamada hablas?

—Marco Rossi me llamó hace un par de días.

—Ya. Me imagino —refunfuñó Jungkook con un gesto de desagrado.

—Me dijo que quería que Jimin trabajara para su sede de Roma.

—Ya le he dicho que eso era ridículo.

—Quería saber qué habíamos decidido pero, claro, yo no sabía nada de todo esto porque vosotros aún no habíais regresado. Y eso que Marco me dijo que habíais dejado Roma el día previsto ya que el contrato con ellos se había firmado la primera noche que os reunisteis —explicó su hermano mirándolo con atención.

Jungkook inspiró profundamente y se recostó en su asiento entrelazando sus manos frente a él.

—¿Qué quieres saber? —preguntó con tono insolente.

—Porqué dices que pasaste un par de días con Jimin en Venecia, cuando en realidad estuvisteis allí una semana.

—No te debo ningún tipo de explicación. Soy mayor de edad y el también. No es de tu incumbencia.

—Tú no me debes explicaciones, pero él es mi empleado.

—Yo lo autoricé a tomarse unos días. Y tengo suficiente autoridad para hacerlo —gruñó molesto.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora