Capítulo 13

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Ya habían pasado dos semanas desde la discusión entre Jungkook y su hijo.

Jimin ya llevaba más de tres meses trabajando en Jeon Holdings, y las últimas semanas, después de volver de Ulsan, había dejado de insinuarse a su jefe, buscando que él diese el siguiente paso, si quería hacerlo.

La situación entre ellos se había vuelto tensa, pero Jungkook no dejaba de notar y lamentar el leve distanciamiento de su abogado.

No podía evitar observarlo receloso y estar pendiente de la relación entre el joven y su hijo.

Eun Woo le seguía como un perrito faldero y él le desalentaba constantemente.

Jungkook se recriminaba la satisfacción que sentía al ver el desinterés que Jimin demostraba por el chico, pero no podía dejar de sentirla.

Su relación con Soobin había comenzado a sufrir cierto deterioro ya que Jungkook no podía dejar de pensar en su abogado, aun cuando compartía su cama con su novio.

—Este fin de semana las niñas estarán con Kyung —explicó el pelinegro sentado frente a él, mientras Jungkook terminaba de revisar las cuentas que había recibido de una de sus empresas en Japón —Pensé que tú y yo podríamos tomarnos unos días e irnos a la playa, ¿qué te parece?

—Supongo que sí, aunque seguramente me tendré que llevar trabajo. —dijo sin levantar la vista de la carpeta que tenía en las manos.

—Trabajas demasiado —afirmó el chico hojeando el último número de la revista Time.

—Sí, creo que sí —aceptó sonriendo —Pero ahora que Namjoon está a tiempo parcial, tengo el doble de trabajo.

—Deberías delegárselo a tu nuevo abogaducho—dijo Soobin con cierto retintín que le llamó la atención.

—¿Por qué lo dices así?

—Creía que lo habías contratado para que se hiciera cargo del trabajo de Namjoon, aunque a veces parece que lo hubiesen contratado para contonearse frente a Eun Woo y todos los hombres que se le crucen.

—¿Por qué dices eso? —indagó curioso.

—Vamos, Jungkook. ¿No le has visto las piernas y el trasero acaso? ¿No has visto cómo se mueve y cómo todos lo desnudan con la mirada a su paso?

Desde luego que lo había visto, pensó él. Y lo peor era que lo veía a cada momento, incluso cuando estaba a solas en su casa, en su cama, y en su ducha.

Lo veía incluso cuando le hacía el amor a su novio.

Pero desde luego que esa no era la respuesta que Soobin estaba esperando.

—No me lo parece. ¿Crees que Jimin coquetea con el personal?

—¿Tú no?

—Espero que no, porque es un excelente abogado y me apenaría mucho tener que despedirlo.

—Oh, ya. Y si es un excelente abogado, ¿cómo es que tú tienes tanto trabajo?

—El sólo está para llevar la parte legal. No tiene que hacer todo el trabajo de Namjoon.

—Tal vez si dejara de estar coqueteando por ahí, podría hacer algo más.

Dos golpes en la puerta resonaron antes de que Jungkook pudiera contestar.

—Adelante —dijo y Jimin apareció tras la puerta.

—Jungkook —dijo el sin levantar la vista de la carpeta que llevaba en las manos y sin percatarse de la presencia de Soobin —Tienes que ver esto —agregó bajando por fin la carpeta sobre la mesa —Ah, oh, disculpa, no sabía que estabas ocupado. Buenas tardes —saludó al pelinegro que lo miró con dureza.

Seducción prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora