Estoy Enamorada De Ti (Mey-Rin x Sebastian)

Me Agradas

- Espero que esto no se vuelva a repetir - dijo el joven amo molesto

- Le prometo que esto no volverá a pasar Bocchan - contestó Sebastian inclinando la cabeza

- ¿Joven amo? ¿Usted es el joven amo? - dijo mi querido hijo mientras en su rostro se dibujaba un amplia sonrisa

- Si yo soy el joven amo de esta mansión, soy un conde y perro guardian de la reina Ciel Phantomhive - dijo el joven amo presentándose.

- Mi señor, le pido me disculpe por lo de hace rato, trataba de descifrar porque su familiar aroma - explicó Bastian

- ¿Mi aroma? ¿De qué hablas? - preguntó algo perturbado el joven amo

- Es que su aroma es muy dulce y encantador - dijo Bastian mirandolo de manera algo penetrante

- ¡¿Qué?! - exclamo el joven amo con una carita muy adorable y que mostraba mucho desagrado

- Bastian estas siendo irrespetuoso con el Joven Phantomhive, por favor discúlpate ahora mismo - dije molesta

- Esta bien madre, lo siento joven conde, es mi culpa - dijo Bastian apenado

- Ya olvidalo, Sebastian tenemos que irnos - dijo el joven amo seriamente

- Yes, my lord - Asintió Sebastian

Ambos salieron de la mansión como siempre, cautelosos y muy serios.

Los días después de ese fueron muy tranquilos, Bastian crecía muy rápido y cada vez era más unido al joven amo, me sorprendía la rapidez con la que se ganaba a las personas, incluso se volvió muy amigo de la señorita Elizabeth Midford, juntos adoraban como a nadie al joven amo, todo era tan pacifico que me aterraba que Claude y el loco del conde Trancy regresaran para atormentarnos, trataba de no pensar en eso y seguir con la vida tan "normal" que llevábamos, parecía tan raro pero en una semana celebrariamos el cumpleaños del Joven amo, todos estábamos muy animados y Bastian más que nadie lo estaba.

- Madre, deseo darle un gran regalo al conde Phantomhive - dijo Bastian soltando una risita tímida

- Eso me parece genial ¿Has pensado en algo? - pregunté curiosa

- He pensado en muchas cosas, pero todo se me hace tan simple que me da vergüenza - dijo algo desanimado

- Ya pensaras en algo - dije sonriendo y frotando su cabeza

Los días pasaron muy rápido y el tan esperado día llegó, el cumpleaños del joven conde, realmente me puse triste porque el no quiso festejarlo, presentia que el odiaba esa fecha como a ninguna otra, recorde que Tanaka nos había contado que ese día para el joven amo más que ser de alegría y de celebración, era un día manchado con sangre, uno que de ser azul pasó a convertirse en un oscuro abismo del que jamás volvería a hablar. Era muy triste que el querido conde siendo tan buena persona hubiera pasado por tremendo infierno.

- Mey-Rin, por favor no estés desanimada - dijo Sebastian poniendo su mano en mi cabeza

- Lo sé, pero no puedo evitarlo - contesté triste

- ¿Por qué las caras largas? ¿Acaso están enfermos? - pregunto el joven amo desafiante

- No, para nada joven amo, todo esta bien - dijo Bard nervioso

- Se que todos saben que hoy es mi cumpleaños, pero eso no me importa, como conde y señor de esta casa no tengo tiempo de festejos inmaduros - dijo con un semblante muy tosco

- Si joven amo - respondimos todos juntos

- Sebastian prepara la cena, iré a mi despacho - dijo subiendo las escaleras

Todo parecía tan frío, sin embargo me preocupaba Bastian, ese día salio muy temprano y no había regresado aun, había salido con el pretexto de buscar un regalo para bocchan. De pronto un escalofrío recorrió mi espalda, y vinieron a mi mente imágenes realmente aterradoras, en mis visiones Bastian estaba herido de muerte, al borde del colapso, mientras gritaba por mi y por Sebastian.

- Bastian, Bastian, Bastian, ¡Bastian!- grite sin darme cuenta que había llamado la atención.

- Mey-Rin ¿Qué pasa con Bastian?- pregunto Sebastian preocupado al ver mi semblante

- ¡¿Qué pasa Mey-Rin?! ¡contesta!- gritó el joven amo

- El puente, el puente Maxwell, ahi está, Claude, Alois, esta herido - decía a penas de forma entendible

- Debemos darnos prisa - dijo Sebastian furioso

Sebastian se negó a llevarme con ellos, pero no podía quedarme ahí sin hacer nada, mi hijo estaba ahi al borde de la muerte, tenía que hacer algo, lo que fuera.