El Rojo Es La Clave

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Esa mañana, un pequeño golpesito en mi hombro me despertó. Bastian se veía algo preocupado, cuando me vio abrir los ojos se abalanzó a abrazarme. El se veía incómodo y triste, note que ni siquiera había dormido en toda la noche.

- Bastian ¿Que sucede?. Pregunté abrazándolo fuerte.

- Mamá, papá no esta aquí, el es malo. Decía aún sin poder armar una frase elocuente.

- Tranquilo se que no recuerdo nada, pero no creo que ellos sean malos. Decía para consolarlo.

- Vamonos. Me dijo casi al borde de las lágrimas.

- Pero esta es la mansión Phantomhive, ¿A donde más podemos ir?. Dije algo angustiada.

- Veo que están algo incómodos, pero tranquilos aquí estarán bien. Dijo entrando aquel mayordomo.

- Claude-san buenos días. Salude amable.

- Ya te dije que solo me digas Claude, no seas tan formal conmigo. Contestó sonriendo.

- Esta bien Claude, es solo que es un poco raro, cuando digo tu nombre me siento extraña. Explique algo apenada.

- No te preocupes Mey-Rin te acostumbraras. Comentó amablemente.

- ¿Mi nombre es Mey-Rin?. Pregunté algo confundida.

- Así es tu nombre es Mey-Rin es muy hermoso realmente. Dijo algo sonrojado.

- ¿Eh? Muchas gracias Claude, entonces ¿Esta realmente es la mansión Phantomhive?. Pregunté curiosa.

- Así es señorita y puede disponer de ella cuanto quiera. Asumió haciendo reverencia.

- ¿De verdad? Por cierto es vergonzoso pero por casualidad ¿Eres tu el padre de Bastian?. Pregunté sonrojada.

Mi pregunta pareció haberlo perturbado demasiado, hasta lo sentí desvariado, como si eso le hubiera molestado mucho.

- Perdóname no quise ser imprudente quizás me equivoque. Me disculpe apenada.

- No, esta bien, en efecto el es nuestro hijo. Dijo algo forzado.

- Vaya, me siento apenada, es que no te recuerdo y pensar que algo pasó entre nosotros me pone incomoda. Dije mirando a otro lado.

- No te preocupes, todo volverá a ser como antes. Dijo acercándose a mi.

El me tomó del rostro acercandome al suyo. Entonces Bastian corrió hacia mi poniéndose entre nosotros, sentí que a Claude no le pareció, pero después sonrió nervioso, tocó la cabeza de Bastian y le sonrió lo más sincero que pudo, al parecer ya era hora de desayunar así que nos pidió prepararnos para comer todos juntos. Claude salió pero pronto volvería por nosotros para bajar. Bastian estaba muy inquieto y se negaba a querer salir, mi pobre hijo estaba muy alterado, me ponía triste no saber nada, el era muy pequeño y se que aunque trataba de decirme algo importante el tampoco sabía exactamente que pasaba, pero sabía que su instinto le decía que algo no iba bien.

- Querido Bastian, se que no te gusta estar aquí, pero como tu madre que es lo único que se que es verdad, te voy a proteger no importa que, además el es tu padre no debes temer. Dije acariciando su cabeza.

- No, papá, no. Negaba triste.

- Pero el no mentiría de esa forma, quizás sea porque aún tienes que acostumbrarte, creces muy rápido. Dije para calmarlo.

- No, no quiero, no papá. Seguía diciendo triste.

- No tiene por qué mentir querido Bastian, además si es tu padre debe saber porque creces tan rápido y el porque de tus ojos y tu piel tan pálida. Le explique dándole un beso en la frente.

- Mamá te amo, confío mamá. Respondió dandome un beso en la mejilla.

Lo abrace con todas mis fuerzas, pasará lo que pasará nadie le tocaría un cabello a mi hijo, el era lo único que conocía y que sabía que era verdad, sabía que daría mi vida por él sin pensarlo. Aunque muy en el fondo tenia el presentimiento de que algo no estaba del todo bien. Pero si Claude era su padre jamás le haría daño y trataba de confiar en eso.

Sebastian

Habían pasado tres días y aún no podia encontrarlos, sentía un profundo vacío, jamás hubiera pensado que un demonio como yo pudiera ser perturbado, el joven amo estaba igual de preocupado, en el fondo apreciaba a las personas que lo rodeaban.

- Ya buscamos en todas partes, ¿Que es lo que no estamos viendo?. Se preguntaba el joven amo.

- No lo sé, no hay rastro alguno, ni siquiera una pista que seguir. Dije presionado.

- ¡DEATH! ¡Sebas-chan! Tu damisela está aquí para tener una charla. Dijo una voz desagradable entrando por la ventana.

- Grell no estoy de humor para ti hoy, pero ¿A que debemos la visita indeseable?. Pregunté con mi sonrisa falsa.

- Me encanta tu frialdad Sebas-chan hace que mi cuerpo frío se caliente. Contestó eufórico.

- Deja de decir cosas tan repugnantes. Dije irritado.

- ¿Que es lo que quieres Sutcliff?. Pregunto Bocchan intrigado.

- Mocoso no he venido por ti, sino por Sebas-chan además hace poco vi a uno de los tuyos y a un niño muy parecido a ti Sebas-chan y estoy intrigado. Explicó algo serio.

- ¿Viste a Mey-Rin?. Pregunté exaltado tomándolo del saco.

- ¡Sebas-chan estás tocandome! ¡Kyaaaaaaa!. Grito como loco.

- Si me dices, puedo ser muy generoso contigo. Dije insinuante.

- ¡Kyaaaaaaaa! Haces que mis más bajos instintos de mujer me dominen. Grito aun más expulsando algo de sangre por la nariz.

- Entonces dime Grell, ¿Donde la viste?. Pregunté aun más cerca de su rostro.

- Grell habla no quiero presenciar algo que no quiero ver. Interrumpió bocchan incomodo.

- Tranquilo, la vi en un sendero a unos diez kilómetros de aquí, iba con un muchacho nada guapo debo decir y con el niño que acabo de mencionar. Dijo algo molesto.

- Joven amo debemos movernos rápido, ¿Eso cuando fue Grell?. Pregunté aun más alterado.

- Bueno eso fue hace un día, ¿Entonces ya no trabaja para el tuerto? ¿Y ese niño? explícame Sebas-chan ¿Me has traicionado?. Dijo dramático.

- Vamonos Sebastian el tiempo es oro. Dijo Bocchan poniéndose su capa.

- ¿Grell hay algo más que hayas visto?. Pregunté más calmado.

- No realmente, pero ¿Me vas a decir lo de ese niño?. Pregunto enfadado.

- Es mi hijo y de Mey-Rin. Conteste sonriendo.

- ¡¿Qué?! ¡Se supone que yo daría a luz a tus hijos Sebas-chan!. Dijo haciendo berrinche.

- Ya te dije que dejes de decir cosas desagradables. Supliqué perturbado.

Ese día partimos junto con Grell, lo cual no me gustó para nada, pero el insistió en ir, no estaba dispuesto a regresar si no era con ella y mi bebé quien al parecer ya había nacido como supuse, lo raro era que aún no sabía la razón por la cual Mey había tomado aquella decisión tan precipitada, había más preguntas que respuestas, aunque lo que de verdad quería era abrazarlos a ambos y ser la familia que le prometí a ella que seríamos.

Estoy Enamorada De Ti (Mey-Rin x Sebastian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora