No Debes Desear Cosas Egoístas

40 3 1
                                    

Por un momento pensé que debía hacer caso a las palabras de ese hombre, pero no me provocaba confianza.

- Vete por favor, no vuelvas a decirme nada sobre esto, y no regreses. Dije decidida.

- Vaya, eres una chica lista o quizás muy ingenua, pero se que un día acudirás a mi. Dijo para esfumarse.

Todo lo que había dicho me dejó aturdida, pero definitivamente no iría tras el por ayuda jamás, decidi volver a mis deberes, baje las escaleras y fui a la cocina para tomar un poco de agua, me asome por la ventana había una hermosa luna y un cielo tapizado de estrellas, un recuerdo me vino a la mente, estaba sentada en el jardín observando el cielo estrellado, de pronto alguien apareció detrás mío.

- Mey-Rin no deberías estar aquí a esta hora de la noche. Dijo una voz tenue.

- ¡Sebastian-san! Lo siento, una disculpa, entrare de inmediato. Contestó una yo bastante joven.

- Te acompañaré, no puedo dejar que nuestros ojos se dañen. Dijo con una sonrisa ligera.

- Si, muchas gracias Sebastian-san. Conteste avergonzada.

Y asi recorde un pequeño capítulo en mi vida con aquel mayordomo vestido de negro, salí al jardín, el viento soplaba tan fuerte que me despeinaba el cabello. Aun no tenía todos mis recuerdos pero ese pequeño momento me hacía sentir felicidad, creo que esa había sido la primera vez que ese joven me había hablado tan directamente.

- ¿Te hace feliz saber que ya no estoy en tu vida? - dijo Claude apareciendo frente a mi

- ¿Que haces aquí? Te pido que te vayas por favor - exclamé algo atemorizada

- Aún no has respondido a mi pregunta - insistió acercándose lentamente a mi

El que se acercara tanto me daba terror, quería correr y pedir ayuda, pero era inútil así que trate de recurrir a la ira para tranquilizarme.

- No pienso responderte, ¿Por qué habría de contestarle a un mentiroso? - dije muy molesta alzando la voz

- Te mentí porque si no lo hacía jamás hubieras dejado que te ayudará - contestó un Claude algo desconcertado

- No importan tus motivos, mi hijo pudo haber salido lastimado, tu amo esta loco - dije apretando mi pecho con la mano

- Yo no hubiese permitido algo asi, debes creer en mi, regresa a la mansión Trancy y quédate a mi lado - dijo ofreciéndome su mano

- No, no volveré, mi lugar es aqui me lo dice mi corazón, además no siento nada por ti - dije quitándome mis gafas

- Esos ojos, son esos ojos los que me han perdido hasta este punto, no me obligues a destruirte - dijo con una mueca que no sabía interpretar

- Entonces ven y hazlo, destruyeme, quiero ver que lo intentes - dije retandolo para después sacar un arma

- No me obligues Mey-Rin, sabes que no tienes oportunidad - dijo mordiéndose los labios

- Solo así terminará esto yo soy el problema, tu me quieres pero si ya no existo no tendrás más motivos para venir aquí - dije poniendome en posición de ataque

No recordaba mi vida, pero por instinto sabía que tenía que hacer, mis extremidades y cuerpo reaccionaban por sí solas y estaba segura de lo que hacía, sin pensar me lance a golpearlo, patee con la izquierda la cual esquivo, di un puñetazo justo a su rostro pero tomó mi puño deteniendolo, su rostro no mostraba perturbación alguna ni siquiera se esforzaba por detener mis golpes, era como si peleara con un fantasma, con un solo empujón me lanzó lejos causandome raspones y un pequeño esguince, mi cuerpo estaba muy débil por el parto, no me había recuperado por completo. Claude camino hacia a mi mirandome con esa expresión seca y vacía que lo caracteriza, se inclino un poco y me lanzó una sonrisa que me helo la sangre. Aún así no dude y en un golpe de suerte logré dispararle en la cabeza.

- Lo logre - dije jadeando por el esfuerzo

- Lograste ¿Qué? ¿Matarme? No lo creo, lo único que lograste fue irritarme - dijo soriendo maleficamente mientras me tomaba de la barbilla

- Se me olvidaba que eras un demonio - dije soltando una risita

- Un demonio que sólo desea que lo ames - contestó poniendo una cara irónica

- ¿amar? Tu no sabes un carajo lo que es eso - exclame burlona

- ¿y tu si? ¿crees que aquel mayordomo de pacotilla te ama realmente? El amor es inverosímil, pero el deseo de querer poseerte es casi lo mismo, va de la mano con ese sentimiento tan tóxico - dijo susurransome al oído

- ¿Entonces que quieres de mi exactamente? ¿Mi cuerpo? ¿Eso es lo que estas tratando de decirme? - pregunté riendo - Si eso es lo que quieres tómalo, aún asi mi alma jamás te pertenecera - agregue con un gesto indiferente

- No lo tomare cuando me lo digas será en otro momento, cuando sea adecuado - dijo alejándose mientras desaparecía en medio de la noche

Senti alivió por un momento, me dejé caer en el pasto exhausta, mirando a la luna mientras cerraba los ojos, una punzada me hizo abrirlos de golpe, fue cuando todos mis recuerdos comenzaron a volver, tan rápido que no podía cerrar los ojos ni moverme, mi respiración se hacia más rápida.

- Mey-Rin, ¿Estas bien? Mey-Rin responde - decía una voz

Me levanté de golpe y cuando me reincopore vi a Sebastian frente a mi y comencé a llorar, lo abrace con todas mis fuerzas.

- Te amo Sebastian - dije para después unir nuestros labios

Estoy Enamorada De Ti (Mey-Rin x Sebastian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora