(terminada) Varonil ángel de cabellos dorados se presenta ante ella con sus hipnóticos ojos ámbar, defendiendola de en medio de un bochornoso conflicto.
Algo hace que su mundo caiga de cabeza nuevamente, fortaleciendo su odio a los héroes por una m...
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Ahí en la banca de madera, se encontraba un hermoso niño de cabello blanco acompañado de un vagabundo muy amable que le regalo un caramelo para que pudiera esperar a su madre más tranquilo.
Ellos seguían charlando y tranquilos, el niño le contaba todo lo que había sucedido en su excursión, también le contó sobre su genial hermano que también había manifestado su quirk. Sin embargo el niño contó esta parte un poco triste, pues el también quería tener alas como su papá, pero lamentablemente sólo se parecía a su mamá y por eso él no tenía.
-es genial tener alas, pero tu poder es mucha más genial gatito -
-eso también lo dice mi mamá, que también es genial parecerse a ella- dijo el bebé.
-Ryu - acarició su cabeza, el niño le miró fijamente. -tienes un nombre muy bonito, te queda excelente -
-mi papi lo eligió para mi, mamá dice que papá es tan genial que ya sabía que poder tendría yo - contó Ryu.
-mmh... Vaya... Si que es genial- el hombre frunció el ceño, parecía molestarse.
-shi- sonrió Ryu, se puso a jugar con sus pies.
-pues una cosa es cierta, papá fue él que eligió tu nombre, fue el primero que pensó, y... seguro que después él... busco con cuidado el que le tocaría a tu hermano - el hombre seguía acariciando su cabeza.
-tal vez- el niño miró al cielo. -mamá se ha tardado mucho, tengo miedo de que no me encuentren- sus ojos se humedecieron.
-no te asustes gatito, la cuidad es muy grande, por eso tarda mucho - siguió acariciando su cabeza.
-está bien *solloza* seguiré esperando *solloza* ¿me abrazas?- el niño jalo la manga del hombre.
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El hombre lo sentó en sus piernas, lo rodeo en sus brazos y recargo su mentón en la tierna cabecita del bebé, para consolarlo lo apretó con fuerza y dejó un dulce beso, suspiro disfrutando de su aroma a shampoo para bebé. El niño ahoga su llanto en el pecho del hombre hasta que se calmó nuevamente, su frente aún se sentía caliente, parecía que su fiebre no cesaba y aún no aparecían los padres de Ryu, habían pasado dos horas y no había rastro de ellos, por eso el niño ya había desesperado.
