Capítulo 1 "Minnie Mouse"

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Era la tercera vez que leía aquella oración y aun así no podía entender su significado. La mente de la joven volaba lejos de su libro de filosofía, impidiendo que pueda aprovechar los treinta minutos que le quedaban antes de que las ocho dieran en su reloj, hora en la que tendría que partir hacia el instituto; donde su profesor de filosofía la esperaba a ella y a todos sus compañeros para entregarles un exhaustivo examen. No había preocupación en su organismo, ni en el momento en que la hora dicha quedó plasmada en el reloj. No sentía miedo, lo máximo que podría ocurrir sería que reprobara el examen, cosa que no afectaba su autoestima puesto que se sentía satisfecha con saber que por lo menos intentó estudiar, pero a su mente no le interesaba saber de Copérnico más bien necesitaba un pentagrama en el que plasmar aquella melodía que rondaba por su cabeza.

-¿Está lista niña?-. Dara, una comprensiva mujer que trabajaba en su casa hacía más de diez años, asomaba su cabeza desde la puerta de la habitación.

-Sí-. Segundos después de pronunciar aquel monosílabo se quedó de nuevo en la soledad de su habitación. Se acercó hasta quedar frente a uno de sus espejos y comenzó la rutinaria inspección mañanera, se aseguró de que no hubiera demasiadas arrugas en su uniforme y con una neutra mirada se despidió de su reflejo y salió de su habitación en dirección a la cocina, único lugar en el que habría otra persona.

-¿Por qué no ha bajado a desayunar? -la interrogó la cocinera contratada por su padre. Pudo percibir el tono de reclamo con el que le había hablado aquella mujer.

-Estaba estudiando-. El verbo intentar se hacía presente en su mente y le reclamaba que saliera de su boca —Lo intenté-. No titubeaba a la hora de hablar, no sentía miedo cuando decía la verdad.

-Su padre me dijo que usted tiene que desayunar todos los días-. El reclamo había pasado a ser enojo en menos de cinco minutos y la inexpresividad con la que la joven la miraba hacía que la cuarentona cocinera perdiera su paciencia en menor tiempo.

-Tranquilícese-. Su tono era demandante, sin importar la diferencia de edad, todos los empleados de la casa sabían que ese tono solo lo usaba cuando veía que la situación lo requería —Mi padre le pagará igual, ahora deje de exigirme que ingiera alimentos cuando mi organismo no me lo pide-. Se giró y pasado el gran comedor salió por la puerta dejando a la mujer con la boca un tanto abierta. No era estricta con las personas, sólo las detenía cuando veía que se estaban propasando, si ella podía ejercer algún poder sobre esas personas lo haría, pero no para hacerlas sufrir, el trabajo de los empleados de su casa era valorado, pero al mismo tiempo le era indiferente. 

Se paró junto a varias personas que esperaban el mismo autobús, el hombre junto a ella hablaba por teléfono en un tono vocal un tanto exagerado y como coro había un bebé que no tenía intenciones de callarse, su cabeza comenzaba a doler pero su rostro no lo reflejaba. Una vez que el transporte llegó se adentró en él y luego de pagar se dirigió hasta el fondo donde tomó asiento. Observaba el paso de los edificios y locales mientras reposaba su cabeza sobre el gélido vidrio, juntó sus manos con el objetivo de conseguir un poco de calor ya que esa mañana la ciudad había sido golpeada por una helada que no tenía intenciones de irse hasta dentro de unos días.

Sus pies tocaron de nuevo la acera cuando el transporte se detuvo frente al gran edificio educativo donde decenas de estudiante caminaban e ingresaban a sus respectivas clases. Se colocó a su fiel amigo, el violín, en el hombro y comenzó a caminar en dirección a la clase de música. Muchos estudiantes la observaban pero nadie se atrevía a hablar con ella, no era por miedo sino porque nunca se la vio con otra persona, no había rumor alguno sobre ella y casi nadie tenía problemas con aquella chica, no molestaba ni era molestada.

La Corda Perdita [Jackson GOT7] (FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora