La Corda Perdita [Jackson GOT7] (FanFic)

Capítulo 37 "Sentirse Identificada"

Naomi comenzó a sentir una gran tristeza en su interior. Se giró y observó el rostro serio de Li Mei. Estaba a punto de hablar pero fue interrumpida.

-Él ya lo dijo Naomi, se terminó.- La voz dura de la muchacha sólo lograba hacer que el sentimiento de nostalgia dentro de la japonesa se hiciera cada vez más grande. Sin hablar, la nipona pasó junto a la joven y la dejó sola en el pasillo. Li Mei decidió ignorar tal acto y comenzó a caminar hacia la última clase que le quedaba en el día, matemáticas.

Mientras su profesor escribía unos cuantos ejercicios en la pizarra la mente de la chica se dedicaba a otra cosa diferente. No podía evitar preguntarse si había sido el fin de su amistad con Naomi y Lay. Por más egoísta que sonase, ella no se sentía culpable. Interiormente sabía que no había sido su culpa, sólo había querido averiguar por qué razón Lay se había enfadado. Él había sido quien le había dado fin a la banda. Si pudo estar sin ellos durante años, no le costaría volver a esos tiempos.

Una vez que la campana anunció el fin de clases comenzó a juntar todas sus cosas para irse. Sus compañeros se habían adelantado ya que aprovecharon los minutos que pasó el profesor advirtiéndoles de que los exámenes habían estado demasiado flojos para ordenar todos sus libros. Se tomó todo el tiempo necesario, no tenía ningún apuro. El sonido de unas pisadas hizo que levantase su cabeza. Al observar a la persona frente a ella no pudo evitar tragar saliva.

-Lay me dijo que ya no se presentarán como banda.- Li Mei se comenzó a sentir mal y le costaba formular las palabras para darle una explicación.

-Profesor James, lamento decepcionarlo –dijo con tono de arrepentimiento. Odiaba decepcionar a las personas que más respetaba, se sentía una inútil. Pero, aun así, no pensaba hablar con Lay y Naomi para resolver los problemas. El ambiente entre ellos se mantendría tenso durante un tiempo.

-¿Decepcionarme? –preguntó con una sonrisa de gracia en el rostro. –Li Mei, tú nunca me has decepcionado. En los pocos años que llevo trabajando me has demostrado que eres capaz de superar todos los obstáculos que te ponía. Supongo que el hecho de tocar con otras personas es tu debilidad, pero no te preocupes, con el tiempo aprenderás cómo hacerlo y verás que es algo maravilloso.- Oír las palabras del hombre hizo que el corazón de Li Mei se sintiera más relajado.

-La banda se disolvió por problemas personales, no de armonización.- Decir aquello era una forma de justificarse. No quería que profesor James pensara que no era capaz de formar un grupo. Había logrado tocar música con ellos, y le había encantado. Lo que había sucedido no había sido su culpa.

-Lo supuse –dijo el hombre mientras metía sus manos dentro de sus bolsillos. –Son demasiado jóvenes, ponen sus sentimientos de por medio y es entendible. Me gustaría que la situación entre Lay, Naomi y tú se solucionara, pero seguramente eso llevará tiempo. –El rostro de la muchacha le dejaba en claro que las probabilidades de que lo último que había dicho se cumpliera eran demasiado escazas. El hombre la observó con detenimiento. –Escúchame Li Mei, no sé qué fue lo que sucedió entre ustedes tres, pero déjame decirte que es la primera vez que te veo tan emocionada por algo. Cada vez que tocabas sola sabía que lo hacías porque yo te lo pedía, nunca lo hiciste porque sentiste la necesidad de demostrar lo que en verdad sabes hacer. Si te puedo pedir una última cosa, me encantaría verte en el festival de primavera. Es una gran oportunidad para demostrar tu talento. Me hubiera gustado que se presentase la banda, pero no me lo perdonaré nunca si no hago que, por una vez en tu vida, te pares arriba de un escenario y le demuestres a todos los estudiantes de que lo tuyo es el violín y tienes un gran talento con él. Hazlo por ti y no por mí.- Las palabras de su profesor golpeaban su mente. Él la conocía, había logrado entender cómo funcionaba y eso la asustaba. El hecho de que, a pesar de que ya no se encontraba en una banda, quisiera que se presentara en el festival la enternecía. Pero el miedo había vuelto. No quería pararse sobre un escenario y tocar su violín sin ser escuchada. Le aterraba que su música se desvaneciera entre las charlas inmaduras de muchos de sus compañeros. El profesor James la miró, le sonrió y volteó con la intención de abandonar el salón.