-Hoy madrugó señorita-, Dara observaba a la joven mientras se encargaba de ordenar la habitación -¿Se ha desvelado?-. Los ojos color café de parte de la chica fueron directo al rostro de la empleada, quien la miraba con una sonrisa comprensiva, negó en respuesta a su pregunta para volver a observar aquel objeto que descansaba sobre su cama, los ojos de la trabajadora fueron directo al mismo lugar que los de ella -Por lo que veo ayer ha ido a comprar algo para su violín ¿Acaso se le ha roto su arco?-. Dara llevaba años trabajando en aquella casa por lo que conocía muy bien a la hija de su jefe, era muy raro que ella rompiera su violín o algo que lo complementara, la mujer, con el paso de los años, había aprendido que aquel instrumento era lo más valiosos que tenía esa joven y cada vez que algo relacionado con ese objeto se rompía ella sufría, en silencio, pero aún así sufría como si algo en ella se hubiera roto.
-Sí -contestaba cortamente mientras tomaba el objeto en discusión y lo comenzaba a tensar con el fin de poder probarlo sobre las cuerdas de su violín.
-Lamento oír eso señorita -dijo la mujer mientras seguían doblando ropa al mismo tiempo que comenzaba a oír la música suave que salía del instrumento -Sé que ese violín es muy importante para usted-. No quería hacerla sentir mal, sólo quería recordarle que podría hablar con ella cuando lo quisiera.
-No importa -contestó mientras dejaba salir nota por nota -El arco original de este violín lo rompió mi papá hace años-. Aún recordaba los largos meses en los que había dejado de hablarle a su padre por haberse sentado sobre su preciado arco, sabía que no lo había hecho apropósito pero si su querido papá hubiera prestado más atención se habría dado cuenta de que estaba su violín y su arco sobre el sofá. Aún agradecía que su instrumento no haya sufrido daño alguno puesto que si algo le hubiera pasado habría abandonado la música hacía años atrás.
Una tristeza inundó el corazón de Dara al escuchar tal confesión años después de lo sucedido. Llevaba intentado que la joven mujer le contara sobre sus cosas hacía mucho tiempo, no quería parecer una madre pero por lo menos le hubiera gustado que tomara más confianza con ella puesto que de todas las empleadas y empleados de la casa ella era la más cercana a la familia y había intentado durante años formar un lindo lazo de amistad con aquella niña, pero para su desgracia el corazón de esa chica no estaba dispuesto a confiar en nadie más que en su instrumento, fiel amigo que no le fallaría.
-Ya he terminado de ordenar -avisó acomodando la última prenda dentro del closet -Si necesita algo no dude en decírmelo -comenzó a caminar en dirección a la puerta pero antes de que pudiera salir la voz de la joven hizo que volteara.
-¿Dónde está mi padre?-. Había dejado de tocar al ver que el arco no tenía ningún problema y ahora se encontraba observando a Dara esperando una respuesta.
-En su escritorio, pensó que estaba durmiendo por lo que no quiso molestarla -anunció con un sonrisa, era normal que ella preguntara por el lugar donde se encontraba su padre pero eran pocas las veces en las que Dara le decía que estaba en su casa.
-¿A qué hora se irá?-. Los ojos de la mujer la miraron con una pizca de tristeza dándole a entender que la ida de su padre sería en poco tiempo -Iré a verlo -anunció pasando junto a la señora quien no dejaba de observar aquel nuevo objeto sobre la cama, se le hacía extraño el hecho de que el día anterior la joven se había olvidado su dinero sobre la mesa y aun así había podido adquirir el arco.
Dio unos suaves toques en la puerta de la habitación donde se encontraría su padre trabajando. Luego de oír el permiso para entrar giró el pomo de la puerta y se adentró en la habitación donde pudo ver a su padre realmente concentrado en su ordenador al mismo tiempo que revolvía unos papeles.
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La Corda Perdita [Jackson GOT7] (FanFic)
RomanceLa melodía fluía con suavidad por la habitación, no era necesaria una partitura, todo estaba en su memoria... "Hermosa canción". "Perfecta pieza". "Admirable demostración". Halagos vacíos por parte de los oyentes adinerados, sus ojos se perdían en u...