La impotencia era muy notoria en esos tres rostros que volvían del encuentro que tuvieron con su hermana sin respuestas y con más dudas. Tenían la certeza de que Amaya estaba bien, después de todo ella es más fuerte de lo que cualquiera se pudiera imaginar. Lo que les preocupaba era el estado en el que estaba, se notaba que las heridas no se le curaban con la suficiente velocidad que a ellos por no estar muy cerca de Kouka y, más importante, del castillo.
Al volver a la retaguardia les contaron a Zeno, Yoon y Yona todo lo que había pasado con Amaya, sus palabras y el estado en el que se encontraba la inmortal. Zeno se mostraba serio al escuchar de heridas que no se curaban, eso no era normal, él curaba sus heridas pese a que estuviera muy lejos del reino de Kouka, ¿Qué tanto la habían lastimado para que no termina de curarse? En cuanto a Yona y Yoon estaban pensando de las palabras dichas por la chica.
Zeno: ¿no está claro señorita?- los presentes lo miraron extrañados por la seriedad del chico repentino- es mejor invadir el terreno enemigo de a pequeños grupos y después dar el golpe final, invadirlos de adentro afuera.
Yoon: ... ... es muy buena idea, pero, ¿Cómo haríamos eso? Todos nosotros llamamos mucho la atención- pasó su mirada entre los dragones y Yona, todos sabían que ellos son los dragones de la leyenda y uno de los motivos para que esta pelea iniciara.
Voldo: ... ....- estaba llegando desde el frente de batalla junto a Argila, sonrió al ver la situación en la que estaban ese grupo- yo tengo la solución.
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Ni bien llego Amaya al castillo de Sen le colocaron las cadenas más cortas como para que no caminara más de un paso a la vez por lo que daba pasos cortos y tirando el otro pie en cada paso. Su ansiedad volvió cuando volvió a ver cómo seguía la batalla y no le estaba gustando el ver a sus hermanos, Hak, Yoon y a Yona heridos.
Las cosas avanzaban, dentro de poco volvería a ver los chicos y esta absurda pelea acabaría, pero, para que eso pasara, tiene que pasar algo que realmente le preocupaba, el cómo llegaron los chicos al castillo y que tan rápido lo harían. La primera, y única, esposa de Hazara, y ella estaba convencida de que la chica sería una excelente esposa para su esposo por ser tan tranquila y callada.
Esposa: cuando llegue esa tal Yona, serás la encargada de prepararle y enseñarle todas las cosas que yo te estoy enseñando señorita Amaya, por lo que espero que esté prestando atención- sentenció la mujer notando que la chica estaba perdida en sus pensamientos.
Amaya: entiendo eso, pero, no creo que me sirva de mucho esta conversación- pese que sus palabras sonaron chocantes para la consorte no alcanzo a contestar al ser interrumpida por la de pelo violeta- ¿no es así, Gobi?
Gobi: veo que la señorita ha notado mi presencia- hablo haciendo acto de presencia en la habitación, Amaya se puso de pie y defendió con su cuerpo a la otra mujer presente- quiero saber más cosas de la princesa Yona y esos cuatro dragones que, tal parece, son cinco.
Amaya: ¿y que puede ser lo que yo puedo decirte? Fui la última en incluirse al grupo por lo que no se tanto como los demás, ni siquiera soy una guerrera, se pelear para no ser un estorbo- sentenció la chica con seguridad en guardia por cualquier movimiento extraño que tuviera el hombre de avanzada edad y con principio de demencia de poder.
Gobi: tienes razón en algo- con un movimiento de brazos hizo que entraran muchos mercenarios en la habitación asustando a la señora detrás de la inmortal- pero, para mi, es mas importante saber que ellos van a venir a ti.
Amaya: eso seria si soy lo suficientemente importante. Por si no te acuerdas estoy aquí hace ya varios días y ninguno a aparecido aun, ¿no es asi?
El enojo de Gobi ocasionó que mandará a los mercenarios a atacar tanto a Amaya como a la primera esposa de Kuelvo por que ella estaba defendiendo a Amaya por lo que tenia que suprimirlas antes de que ambas se levantaran y salieran huyendo.
Ignorando las cadenas en sus pies Amaya propinó una patada voladora, apoyándose en la mujer que se había puesto a su par, a Gobi dejando en shock mientras que la otra les lanzaba pimienta en polvo en los ojos a los mercenarios y a Gobi haciendo que estuvieran fuera de combate por un rato. Ambas se sostuvieron de las manos mientras corrían por los pasillos cruzándose con los soldados heridos o muertos en esos lugares, realmente a la casada le costaba ayudar a Amaya a caminar gracias a su dificultad a la hora de caminar.
Esposa: lamento el no liberarle, pero, el que tiene la llave es Kulvo- se lamentó la chica al llegar a un lugar bloqueado por más mercenarios mientras que los que habían dejado atrás habían llegado detrás de ellas.
Amaya: no importa- sonrió con superioridad agarrando una de las espadas de los soldados heridos en el suelo defendiéndose de un ataque que iba directo a ella, bloqueando a la perfección.
Las palabras se le repetían en la cabeza a la chica, tenía que vivir y volver a casa. Quería volver a ver a los chicos, pese a que sabe todo lo que sucedería siempre estaba la incertidumbre que su parte racional siempre estaba presente, la duda constante de si realmente pasara así, o cambiarían las cosas por una u otra razón.
Notando cómo eran rodeadas por esos hombres la chica recurrió a un recuerdo anterior de lo que iba a pasar, sosteniéndose del barandal que daba a los patios internos se paro encima del pedazo de cemento que funcionaba para que las personas no se cayeran, enseguida la chica de pelo violeta se tiró con gran maestría por el lugar aterrizando con gracia en tierra firme y, tomando uno de los arcos que había en el piso disparó a los hombres que estaban en la planta alta hiriendo a uno de los mercenarios.
Amaya: ... a la señorita no le gustaría que yo matara a alguien- sentenció la chica en una clara amenaza de que, si quisiera, los mataría a todos los presentes sin dudar.
Siguieron corriendo, en este caso, las dos se dirigen a la entrada del palacio para, en el mejor de los casos, salir del lugar y buscar un lugar donde esconderse mientras llegaban los demás, Amaya ya no podía más, sus pies sangraban por las heridas que le hacía el fierro de las cadenas en el lugar mientras que su respiración le estaba dificultando. Sentía la presencia de sus hermanos y de Yona acercándose a donde estaban ellas, por lo que tenía el suficiente alivio de que estarían a salvo dentro de poco.
Pero, sus esfuerzos fueron en vano y fueron capturadas por Gobi y sus hombres llevando a Amaya con ellos mientras que la gobernante de Sen la dejaban libre dejando que ella se fuera por uno de los pasillos. Enseguida cargaron a la inmortal en el hombro de uno de los mercenarios corriendo por lo pasillos para escapar del lugar sin que los demás los vieran.
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Kouka había ganado la batalla por lo que los soldados del país entraron al castillo para saquear y capturar a Kuelvo, los primeros en encontrar a Amaya habían sido Kuelvo y Argila, quienes se habían infiltrado en el lugar desde la mitad de la batalla junto a Shin-Ha y Kija, quienes estaban más atrás que ellos deteniendo a unos pocos soldados que estaban allí.
Los dos primeros consiguieron detenerlos matando al hombre que llevaba a Amaya, lo malo, es que cuando el hombre cayó un brasero junto a ellos cayendo al piso haciendo que las llamas los rodearan, las fuerzas de la chica fueron menguando, estaba tan cansada, el único pensamiento que atravesaba su cabeza es no tener la suficiente valentía para confesarse a ese chico que le estaba haciendo amar nuevamente después de tantos años.
Amaya: ... ... Shin-Ha ... ... te amo- fue lo ultimo que dijo antes de que la conciencia la abandonara definitivamente sin saber que fue escuchado por un chico de ojos llamativos y con una notable expresión de sorpresa en su rostro.
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Inservible (Abi y Lectora)
FanfictionEl negro es el único "color" que podía "ver" Amaya desde el día que acepto ser la quinta (y olvidada) dragón. El Muryuu (dragón violeta) no le advirtió que el tener su poder conllevaría la desaparición de algo muy preciado para ella. Pero ¿Cuáles so...