El camino se reanudo, esta vez siguiendo acompañados por Lili, Tetora y Ayura, las dos ultimas lo harían hasta que salieran de la tribu, cuando se hizo de noche entraron a una de las aldeas de la zona, donde estaba haciendo una fiesta por el dios del agua, por lo que las calles estaban llenas de personas bailando, tocando música, vendían artesanías y, algunos, tenían puestas mascaras, por lo que Shin-Ha pasaba desapercibido para los presentes en la fiesta.
Amaya, por otro lado, era el centro de miradas para los hombres y mujeres que pasaban por allí. Para ellos no era normal el ver a alguien con una venda en sus ojos impidiendo que viera el camino. Pensaban, incluso, que era parte de un disfraz de la chica. La de pelo violeta no hacía caso a los comentarios que llegaba a escuchar, pero, su rostro mostraba una sonrisa de melancolía que ninguno de los presentes sabía identificar a que se debía.
En su estadía se encontraron con una señora ya avanzada en años, la cual les dio posada mientras estuvieran allí. Ella era amiga de Lili por lo que todos estaban tranquilos a su alrededor, aunque Amaya demostraba cierto distanciamiento con ella, por lo que Zeno se comporto de la misma manera. A la mitad de la fiesta Lili resulto herida, no de gravedad, por lo que fueron a la posada Hak, Yona, Lili, Amaya, Tetora y Ayura.
Los accidentes se fueron repitiendo durante un buen tiempo, tanto que los chicos fueron a ayudar a los pueblerinos para ayudar a las personas desmayadas y heridas. Los aldeanos llegaron a la posada a pedir ayuda a todos lo que pudieran ayudar, entre ellos estaba Hak, quien estaba a punto de salir cuando fue interrumpido por la chica de los ojos vendados.
Amaya: señor Hak, llévese a la señorita Yona, ella será de ayuda para los heridos- su sonrisa transmitía seguridad, el chico la miró dudoso, hasta que ella puso una expresión más seria de lo normal- además, dígale a Zeno que lamento el no ser de ayuda ahora mismo.
Yona: ¿estas segura, Amaya?- la de pelo violeta asintió a donde estaba la de colorados cabellos- entonces te encargo a Lili y a Tsubaru-san- indico con su cabeza a la señora- nos vemos pronto- de allí se fueron de la posada para atender a las personas que en la calle.
El silencio se instaló en la posada, Ayura y Tetora salieron de la habitación poco después por los extraños ruidos que se escuchaba fuera. Amaya se mantenía erguida junto a Lili sosteniendo su mano herida mientras que tomaba del té que Tsubaru le sirvió ni bien atravesar la habitación.
Amaya: esto no fue un accidente, todo fue planeado para poder secuestrar a los habitantes y turistas que están gracias a la fiesta- comento de la nada sorprendiendo a las dos mujeres dentro de la habitación.
Lili: no lo creo, además, solo tuve una herida superficial, no creo que este relacionado por los demás accidentes que están sucediendo- la chica empezaba a sentirse agotada, aunque no demasiado como para llamar su atención.
Amaya: la herida también estaba dentro de sus planes, seguramente querían que vinieras a la posada.
Lili: ¿pero qué... estás hablan... do?- no termino de hablar que sintió que sus fuerzas terminaron de irse de su cuerpo cayéndose sobre la mesa inconsciente, Amaya acaricio su cabeza.
Amaya: haga lo que tenga que hacer Tsubaru-san- sin esperar más tiempo la señora le puso un trapo encima de su nariz asiendo que quedara dormida enseguida.
Tsubaru: así no es divertido niña- se quejó con una notoria mueca de enfado- y por tu culpa perdí una preciada mercancía en esa niña de pelo rojo... aunque, creo que me servirás niña con el pelo color violeta.
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El ruido de los cascos de los caballos asían que Amaya fuera despertándose lentamente, aun estaba dormida por lo que su parte racional aun no caía en donde estaba. Cuando sus sentidos volvieron en a ella levanto la cabeza cuanto podía en la carreta cubierta donde estaba.
Lili: estamos en una carreta desconocida- le comento a la chica a su lado. La de pelo violeta asintió, su expresión era seria, agarro su mano apretándola suavemente, tanto para calmar a la de pelo negro como para ella misma estar con la cabeza fría en cualquier situación.
Minutos después la carreta se detuvo y soldados abrieron las cortinas que cubrían las carretas dejando que todos bajaran de ellas, ambas chicas estaban una junto a la otra, no se separaban ni un centímetro y Lili no dejaba de sostener la mano de Amaya en ningún momento.
Hombre: ¿estamos en Sei?- se escucho a una persona a lo lejos, se notaba que estaba enojado. Aunque eso no le sirvió de nada al hombre, fue atacado por uno de los soldados que le amenazó con matarlo si seguía levantando la voz o hablando, como muestra de poder le golpeo con un látigo.
Soldado: no pienses, solo trabaja- sonrío de manera socarrona- si trabajan bien, van a poder volver a sus casas.
Lili: Tsubaru-san- por primera vez la chica se separo de Amaya para acercarse a la señora, quien estaba parada cerca de ellas.
Amaya: Lili, no te acerques mucho a ella- Lili miró extrañada a la de pelo violeta- ¿Quién eres y porque nos trajiste a Sei?
Ttsubaru: soy una comerciante de Sei- volteo a donde estaba Lili, mirándola directamente a los ojos- una comerciante de Nadai- la hija del general de la tierra del agua se mostro sorprendida- por los controles que impuso usted, el negocio se estancó. Se volvió nuestro obstáculo.
Lili: ¡yo confíe en usted!- se acerco a donde estaba la señora agarrándola de las ropas sacudiéndola con desesperación.
De pronto los soldados se acercaron con sus látigos en alto para detener a la chica de ojos azules que estaba haciendo violencia a una de las suyas, lo que no contaban ninguno de ellos es que Amaya se interpuso para que Lili no saliera herida, resultando en una herida en su cabeza.
Tsubaru decidió detener el soldado, las dos habían llegado sanas sin ninguna herida, ahora no ganaban nada con lastimarlas, no quería que sus fuerzas bajaran al momento de trabajar o al momento de hacer contrabando. Lo que sucediera primero. Para curar las heridas de Amaya le dieron un vaso con una cantidad escasa de Nidai, cosa que les sorprendió a las dos chicas. El Nidai era legal, en pequeñas cantidades, en Sei.
Amaya: estaremos bien- animo a la chica junto a ella sonriéndole como lo hace una madre a su hija- Yona y los demás están en camino- la chica junto a ella asintió, la esperanza era lo único que la animaba.
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Inservible (Abi y Lectora)
FanfictionEl negro es el único "color" que podía "ver" Amaya desde el día que acepto ser la quinta (y olvidada) dragón. El Muryuu (dragón violeta) no le advirtió que el tener su poder conllevaría la desaparición de algo muy preciado para ella. Pero ¿Cuáles so...