4. Problemas

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Lo que Amaya no alcanzó a ver en su visión fue que el príncipe de la tribu del fuego, accidentalmente, encendió una bengala alertando a los soldados del país para que atacaran a la tribu ya que para él era muy difícil enfrentarse a ellos.

Enseguida pidió disculpas a los dragones y a Yona, quien había aparecido ni bien vio la bengala iluminar el cielo nocturno, Amaya salió de la tienda sonriendo suavemente dándoles a los otros la confianza de que todo irá bien, por lo que Yona dejó que el hombre fuera a detener a los soldados que se estaban acercando a ellos armados y dispuestos a matarles a ellos y a los habitantes que estaban en la aldea.

Shin-ha: ... van a lanzar flechas con fuego- alerto a los demás presentes al observar en la oscuridad lo que pasaba a unos buenos metros de distancia de ellos. Por instinto todos protegían a Yona, más Shin-ah se preocupo de que Amaya estuviera en su espalda y que ella lo sostuviera por sus ropas.

Tae-jun, pese a estar asustado por todo lo que estaba pasado consiguió acercarse a donde estaban los soldados asiendo que las flechas dejaran de ser disparadas. Consiguió que retrocedieran después de pedir disculpas por un error que cometió al dejar caer una de las bengalas cerca de unas brazas. La aldea seguía protegida, por el momento.

Y como Amaya había visto en sus visiones, Tae-jun les ayudo trayendo comida todos los días. Se notaba que solo traía lo que conseguía ser cargado en un caballo, casi como si se robara los alimentos de su casa para traérselos a los habitantes de la aldea que estaban escasos de comida. Los dragones y Yona estaban mirando con otros ojos al noble de la tribu del fuego.

Con el pasar de los días Tae-jun se mostro más cercano a esa aldea preocupándose por los mayores y los niños de allí. También se mostro sorprendido ante la fuerza de voluntad que mostraban las dos mujeres del grupo, una ayudando en todo lo lo que sus manos podían hacer; mientras que Amaya ayudaba cuidando a los niños contándoles historias o haciendo cosas que ella podía hacer, por las tardes se dedicaba a cuidar a los de mayor edad.

Las dos trabajaban en lo que podían hacer e, incluso, haciendo de más ante los aldeanos necesitados de cuidados y protección. Tae-jun estaba mirando a Yona desde la distancia, ella estaba ayudando a los aldeanos con la recolección de los pocos arboles frutales que poseían aun con vida. Tan concentrado estaba en observar las decadencias de la aldea y en la princesa que no noto cuando alguien se sentó a su lado.

Amaya: es un hermoso día, ¿no?- el noble se asusto saltando en su lugar para después observar a la chica con los ojos vendados, contesto afirmativamente, pero, sin sonar muy convencido- ¿Qué te tiene tan pensativo lord Tae-jun?

Tae-jun: ... para ser sincero- empezó el chico mirando el cielo distraídamente mientras empezaba a hablar, con la de pelo violeta siempre era fácil abrir la boca y confesar sus problemas- no se quien soy o lo que debo hacer. ¿Seguir los ideales de mi padre y hermano? O ¿adular a todos? Simplemente no lo se- se quejo en voz baja resaltando su conflicto interno que estaba pasando.

Amaya: ... la respuesta es fácil de responder, lord Tae-jun. Pero, lo tiene que hacer usted mismo- sonrió suavemente la chica mientras acariciaba a Ao, quien estaba junto a ella por petición de Shin-ah- después de estar con nosotros este tiempo, ¿eres la misma persona con los ideales y la manera de pensar?- el hombre negó, a sabiendas de que ella no lo podía ver- claro que no, puede que sigas confiando en que lo que hace tu padre y hermano esta bien, no te culpo, pero, ahora sabes como esta "el otro lado" por lo que puedes ayudar a las otras aldeas de esta tribu. Todas están en las mismas o peores circunstancias.

El chico asintió para después agradecer a la chica para seguir ayudando a los aldeanos en lo que podía hacer mientras que Amaya se quedaba atrás metiéndose en sus pensamientos, ella quería avanzar, no quedarse atrás y ser la típica dama en apuros solo por ser ciega. Sabía lo básico para manejar una espada y, gracias a poder ver el futuro, conseguía ver unos segundos más adelante en los momentos de la batalla para poder defenderse. Pero no era suficiente, nunca fue entrenada por alguien y el único que la apoyó anteriormente no quería que peleara, por lo que nunca supo dar más de unos golpes al azar.

Tomaron la decisión de separarse y seguir con su camino, dejando a Jae-jun a cargo de las aldeas empobrecidas mientras que ellos viajaban, nuevamente, sin rumbo fijo y escuchando donde necesitaban más ayuda. Antes de irse del lugar Amaya y Zeno oían y veían el gran cambio que hizo el lord en ese tiempo que estuvo con ellos; él sería alguien importante e influyente en el futuro, lo sabían.

Durante el camino al reino Kai, donde escucharon que necesitaban ayuda, Yona empezó su entrenamiento con Hak en el manejo de la espada para adquirir mayor fuerza, mientras que a escondidas (aunque Shin-ah la observaba desde la distancia) Amaya entrenaba con un puñal de hoja corta maniobras de defensa en caso de secuestro o en peleas cuerpo a cuerpo, utilizando su don de mirar en el futuro se adelantaba unos segundos observando el nivel del suelo, el árbol que era su objetivo y donde ponía sus pies para no lastimarse.

Shin-ha: ... - no dijo nada, su sola presencia hacía que la chica se diera cuenta que estaba observándola atentamente, no se detuvo hasta que se sintió conforme con su entrenamiento precoz.

Amaya: antes de que digas algo- se dio media vuelta quedando frente a frente- no quiero ser una carga ni un punto débil del cual se pueden aprovechar los enemigos- se sincero ante el chico de pelo azul- se que no soy buena, pero, estoy casi segura que con el tiempo conseguiré mejorar.

El chico no dijo nada, solo asintió, tomando la mano con la que la chica sostenía el puñal. Seguido a eso hizo un movimiento limpio de arriba hacia abajo, lo repitió otras dos veces más confundiendo a la chica siendo evidenciado por sus cejas levantadas.

Shin-ah: ... te ayudaré- sin más le dijo que continuará con los movimientos, los cuales parecían ir tomando fuerza mientras pasaban los movimientos. Ella sonreía, por los menos los movimientos básicos los manejaría si la situación lo ameritaba.

A cierta distancia un chico de cabellera rubia miraba con nostalgia al par.

Inservible (Abi y Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora