Capítulo 39

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— Tendré que acabar esto lo más rápido posible.

Suspiró y ladeó un poco su cabeza para seguir pensando en sus siguientes pasos de los planes.

— Mierda, mi cabeza y mi cuello.

El pelirrubio que estaba acostado a su lado se quejó cuando sintió las tremendas punzadas en su cabeza y parte de su cuello.

— ¿Qué carajos me pasó? ¿Dolly?

— Lo siento Elians, tenía que dormirte porque te estabas poniendo fuera de sí.

— ¿Solo por eso o fue por otra cosa? — le preguntó y otras punzadas llegó — No me siento bien.

Se levantó rápidamente de la cama, pero mal fue su movimiento que hizo que cayera al suelo por la debilidad de sus piernas y del mareo horrible que sintió al levantarse de esa forma. La castaña llegó rápidamente hacia él, ayudándolo a levantarse pero él quitó las manos de la castaña de su mano.

— No me siento bien Dolly...

— Las voces no te dejan en paz, Elians, y están haciendo de ti otra persona. Escúchame — puso sus dos manos en sus mejillas — Tenemos que acabar con todos lo que te traicionaron y después ser felices tal y como lo quisimos haces años atrás.

Sus ojos penetrantes llegaron hacia el pelirrubio, recibiendo una sensación muy diferente que al instante se le hizo extraño, la voz de ella le daba algo que no podía explicarlo y que hacía que la obedecería, peor era que alguien dentro de su interior estaba luchando para salir.

— Quiero acabar con Lilly... — esa palabra no quería decirlo, no se sentía conforme.

— Yo ya se dónde podríamos encontrarla... Pero primero debemos acabar con lo que tanto ama, ese dolor será el mismo que tú sufriste a manos de su padre.

— ¿Su familia?

¡No!

Si Elians...

— Hagámoslo entonces...

Se acercó más hacia él y unió sus labios para empezar con un beso mucho más profundo a medida que ponía sus manos en el cuello, sin embargo, para el pelirrubio que estaba correspondiendo el beso, no le gustaba para nada, no sentía nada a través de ese beso, pero su conciencia trataba de decirle muchas que a la vez se le hacía difícil entenderlo. Su corazón estaba en la misma situación, quería hacerle caso a Dolly, pero algo lo detenía, el recuerdo de Lilly lo detenía por completo y no sabía lo que realmente pasaba consigo mismo.

Ella quería más por la manera que bajo sus manos hacia la camiseta del pelirrubio, pasando sus manos por debajo de su ropa y acariciando el abdomen trabajado de él y su espalda. Entendía y sabía sus intensiones, por eso se alejó.

— ¿Qué pasa? — le preguntó un poco jadeando.

— No es nada, solo que necesitamos irnos ¿No lo crees?

— Tienes razón — no muy convencida.

— Necesitamos acabar con todo esto, Dolly, no debemos perder más tiempo. Necesito que Lilly sufra y con hacerle daño a su familia, será un momento que yo me voy a sentir como en la gloria...

Me encanta cuando hablas así Elians.

De acuerdo — le regaló una sonrisa.

Él solo hizo una línea con sus labios porque no se sentía del todo bien, sus pasos no querían darse y sus piernas temblaban.

¿Por qué me siento así? Se supone que tengo que alegrarme, pero algo dentro de mí no siente lo mismo.

— ¿Qué te ocurre Elians?

La debilidad de un psicópata (Primera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora