Capítulo 36

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— N-no puedo creerlo...

Ella bajo la cabeza aguantando las altas ganas de llorar por su pasado, por su infancia, que por más que hubiera querido nunca recordarlo, algún día iban aparecer. Recordaba cada maldito noche y madrugada que era tocada por su padre, por las veces que le decía que era preciosa mientras le acariciaba sus muslos y su abdomen por debajo de su pequeña blusa. Era apenas una niña que no sabía que lo que hacia su padre era malo, que sus actitudes con ella era más que solo paternal y ella solo se dejaba.

Recordó perfectamente el día que perdió la memoria. Él se la había llevado, estuvo días llorando por su mamá y queriendo ir con ella. El hombre que era su padre la había golpeado algunas veces e intentaba tocarla de más y eso le asustaba, pero nunca fue a más porque siempre recibía llamadas y se iba, dejándola sola en esa oscura habitación. Ahora entendía bien su fobia y su miedo a la oscuridad.

Ese día del accidente, su padre le había llevado a una construcción abandonada, alejada de la ciudad. Ella estaba asustada y más sabiendo la actitud de su padre hacia ella.

— ¿P-papá?

— ¡Callate! — gritó y le dio una bofetada a la pequeña pelirrubia.

El hombre empezó a tocar a la niña mientras ella lloraba y gritaba para que parara. Otra bofetada le dio a la pequeña, viendo perfectamente como ella tenía sus mejillas rojas y su marca de su mano en este.

— D-déjame papá — se quejó — N-no me toques.

El hombre no escuchaba las súplicas de la niña. Sus sollozos y las voces que pararan lo escuchaba claramente, pero aún así siguió con lo suyo. Con las altas ganas que tenía rompió la blusa del uniforme de la niña, sacando todos los botones de la blusa.

— ¡N-no! ¡Por favor! ¡P-papá!

Él no le importaba nada, siguiendo con lo suyo subiendo la falda de la niña y dejando a su vista la ropa interior. Estaba a punto de bajarlos, pero alguien lo empujó.

— ¡Déjala maldito bastardo!

Un hombre aproximadamente de 30 años, apareció después de escuchar desde su casa los gritos de una niña que pedía que parara. Tanta fue la insistencia que sus pasos se dirigieron hacia la construcción abandonada y siguiendo los gritos de la pequeña llegó hasta su encuentro, encontrándose con una escena que nunca había querido ver en su vida. El hombre estaba encima de la niña tocándola morbosamente y apunto de quitarle su pequeña inocencia a tan corta edad.

Su ira le llevó atacar al hombre sin piedad, que aunque sea el 'padre' de la menor, no le importaba darle su merecido. El otro hombre tampoco se dejaba y seguía con los golpes. La pequeña se arregló un poco, sollozando mientras veía como los dos hombres peliaban antes sus ojos.

En un momento a otro, estaban cerca de donde podía caer cualquiera de los dos y algunas sirenas de policía se estaban acercando, por lo que el señor Williams empujó fuertemente al hombre, que junto a la niña que lastimosamente se había puesto atrás de ellos, cayeran los dos al suelo. Él se acercó ver, pero su mala suerte fue al ver que su hija había caído a la montaña de arena y el hombre había caído al suelo.

La policía había visto todo, por lo que al ver que habían sido empujados una niña y un hombre, rápidamente bajaron algunos oficiales hacia la construcción mientras que los otros oficiales llamaron a la ambulancia y los otros fueron auxiliar a las víctimas.

Lo único que recordaba la pequeña fue el grito de muchas personas y luego caer inconsciente.

Después solo despertó en una camilla de un hospital,con su madre a lado suyo y con los ojos hinchados que al parecer había estado llorando mucho, y con el doctor.

— Hola hija, ¿Cómo estás?

— M-me duele todo mami, pero no entiendo que hago aquí.

— ¿Recuerdas algo, hija?

— N-no mami...

Eso fue el recuerdo más doloroso para ella.

No soportó más y sus lágrimas salieron de sus ojos, deslizando por sus mejillas. Su pasado fue tan horrible comenzando por su padre, ahora entendía perfectamente porque su madre nunca le habló de él y no había una foto de él en su casa. 

Su mamá la estaba protegiendo de ese hombre y ella solo se fue con él sin saber del peligro que estaba corriendo a manos de ese hombre. Su dolor y sus recuerdos fueron el detonante de que sus sollozos sean más altos.

La pelinegra podía ver dolor y sufrimiento, al parecer ella no sabía quién era en realidad su padre y de lo que había hecho durante tanto tiempo.

— Lo siento, pensé que sabías todo...

— N-no, perdí la memoria en un caído que mi mismo padre lo causó, una caída que también se llevó a una vida, de la persona que me estaba ayudando...

La pelinegra se acercó hacia ella y se arrodilló para estar a su altura y poder limpiar con sus pulgares sus lágrimas.

— Tú eres una víctima más de este mundo de mierda en la que vivimos, Lilly.

— P-pero, él le causó mucho daño a Elians...

A sí que, se llama Elians

Nunca ha sido tu padre Lilly, él era un monstruo y qué gracias a tu mamá fue que saliste de ese infierno...

— T-tienes razón. P-pero, de seguro él me está odiando...

— Él no sabe nada de ti en cuanto tu padre y de lo que tú tampoco sabías de eso, pero algo que Dolly iba a usar en tu contra...

Eso no lo iba a permitir, no podía dejar que ella le siguiera mintiendo de esa manera a Elians, sería muy egoísta de su parte sin saber que ella tampoco tenía conocimiento de su verdadero padre y que su perdida de memoria no le había ayudado en nada.

— Tengo que salir de aquí, por favor...

— No puedo hacerlo Lilly, te recuerdo que estoy vigilada y si escapó ahora contigo, ella nos matará a las dos.

— Elians no va a permitirlo, es él único que puede hacerlo...

La pelinegra frunció el ceño confundida por lo que acabó de decir la pelirrubia.

— ¿Qué?

— Si alguien me quiere matar, solo él lo puede hacer...

— Lilly no estás pensando bien las cosas...

— Quiero ver a mi familia, lo sé, pero también quiero estar con él y ella está jugando sucio.

Ella suspiró rendida.

— ¿Quieres decirle la verdad a él?

— Si...

— No se qué haré-

Ella se separó rápidamente de la pelirrubia. El punto rojo del objeto que tenía en su tobillo y la cámara que se encontraba en la habitación, se prendió, dándole a entender que Dolly le estaba vigilando en esos momentos. La pelinegra le hizo una señal que no se hiciera ruido porque ella estaba escuchando todo.

No podemos hablar ahora.

Trató de que ella pudiera entender sus palabras de señas y la pelirrubia asintió, suspirando aliviada al ver que la chica que estaba al frente suyo no era mala persona y que talves la iba ayudar a salir de ese lugar lo más pronto posible.

Esperame Elians, solo espera un poco más.

***

Mis sospechas son ciertas...

Continuará

Dy

La debilidad de un psicópata (Primera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora