Capítulo 41

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— D-Dolly...

Susurró la pelirrubia al ver a Dolly entrando por aquella puerta, sosteniendo en sus manos un casette de vídeo y vestida tan igual como el pelirrubio suele vestirse, todo completamente de negro. La pelinegra estaba un poco asustada, pero trataba de verse lo más calmada tranquila para poder pensar en caso de Dolly hiciera algo peor, porque sabía que sus intenciones comenzaban ahora y peor que ella le había dicho todo el plan que había organizado Dolly desde un principio.

— Hola querida, ¿No me extrañaste?

— Eres una mentirosa... — susurró la pelirrubia.

— Oh, ya te contó todo está traidora — siseó enojada, poniendo completamente su mirada en la pelinegra.

Caminó hacia ella siendo recorrida con la mirada de la pelirrubia, que al igual que la pelinegra, estaban asustadas, pero a la pelinegra trataba de no mostrar ese sentimientos porque sería perder todas las posibilidades de salir.

— Alejate de ella, Dolly — dijo la pelirrubia, removiéndose en su lugar y con una mirada de miedo a lo que pueda hacer Dolly a la pelinegra.

— Has estado actuando a mis espaldas Zoe — se inclinó a ella y sin esperar nada, sujetó fuertemente la cabellera de Zoe con sus manos haciéndole quejarse de dolor — ¿Qué te dije sobre traicionarme, maldita? — le abofeteó con la otra mano libre.

— ¡Déjala!

— ¡Callate maldita perra! Que contigo aún no he comenzado...

La pelinegra pudo ver que en su bolsillo delantero estaba las llaves del cuarto y de los grilletes, lo sabía porque recordaba perfectamente las llaves que había utilizado desde un principio. Un golpe en su estómago llegó sin previo aviso haciéndole retorcer en su lugar del dolor. La pelirrubia quería hacer algo, no quería seguir viendo como Dolly empezaba a golpear a la pelinegra de esa forma, así que trataba de ver algo en aquella habitación que pudiera servir, pero no había absolutamente nada. Sus pierna temblaban del miedo y sus manos se movían entre sí por la ansiedad de hacer algo, pero por más que intentaba tener algo en mente, ésta se bloqueaba.

— D-dejame — susurró débilmente la pelinegra después de recibir golpes en su cuerpo.

Dolly nuevamente sujetó su cabello sin importarle nada, solo quería acabar con ella porque ya no le servía para nada en ese plan y además ya estaba llegando a su fin, así que necesitarla estaba de más.

— Di tus últimas palabras, Zoe...

— N-nunca te saldrás con la tuya...

Antes de sacar su navaja del bolsillo, una patada en su costilla llegó haciendo que Dolly soltara a la pelinegra y cayera al suelo quejándose del dolor en sus costilla. Alzó su mirada encontrándose con la pelirrubia tratando de llegar hasta la pelinegra. Zoe había visto todo y Dolly no se había dado cuenta que la pelirrubia había podido sacar los grilletes de la silla, después de removerse varias veces en su lugar y dándose cuenta al instante que los grilletes no estaban del todo puesto en la silla y al haber regresado su mirada a la pelinegra, ella le guiño el ojo.

— ¿Te encuentras bien, Zoe? — le preguntó con un tono preocupado.

— U-un poco adolorida...

— M-maldita — siseó enojada Dolly, tratando de levantarse, pero el dolor en su costilla era demasiado como para que no pudiera levantarse por algunos segundos.

— Debemos irnos... — le susurró a la pelinegra.

La pelinegra intentó levantarse un poco, pero el dolor era insoportable y no podía levantarse por los golpes que fue recibido en sus costillas. Tanto la pelirrubia como la pelinegra bajaron la guardia, haciendo que Dolly se levantará más rápido que ellas y con su navaja atacó a la pelirrubia, pero por reflejo la pelirrubia se hizo a un lado recibiendo el ataque en su brazo.

La debilidad de un psicópata (Primera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora