Capítulo 50

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Cuatro horas antes de encontrar la camioneta

14:00

La pelirrubia empezó a despertar, sintiendo en su rostro los rayos de sol que entraba por la gran ventana que tenía al frente de ellos. La deslumbrante tarde era acogedora, un gran paraíso ante la gran vista de ese amplio ventanal, el sonido de los pájaros era muy melódico y hermoso, y el gran paisaje que veía, era único.

Suspiró un poco, dándose a la idea de lo maravilloso que sería vivir así, en medio del bosque, despertando ante el esplendido día que sobresalía de ese lugar y con la persona que tanto amaba.

Sintió las caricias en su melena rubia, haciéndola asustar un poco por la manera desprevenida que lo hizo y además porque estaba pensando. Alzó su mirada para encontrarse con aquellos ojos azules que había dado una gran giro a su vida desde el momento que la secuestró. Aquellos ojitos tenían un brillo tan hermoso que se iluminaba ante  la tarde, aquel brillo que sucede cuando las emociones nos dominan a un punto que su felicidad se encontraba al frente de sus ojos.

— ¿Te pasa algo? — le preguntó — ¿Te duele aún?

La pelirrubia negó con su cabeza mientras se levantaba un poco, notando que el dolor de los golpes ya no lo sentía. Elians hizo lo mismo y se acercó más ella, tratando de no separarse de ella. Quería probar nuevamente sus labios, eran tan adictivos que los necesitaba, por lo que se acercó más a ella, rozando sus labios.

— Aún no me he cepillado los dientes... — susurró.

— No me importa ese detalle...

La pelirrubia se alejó de él y sin esperar nada, se levantó del sofá rápidamente antes de que el pelirrubio pudiera detenerla. Podía sentir un poco de dolor por la manera que se levantó tan deprisa, pero eso no le importó.

— Necesito ir al baño.

Estaba por irse hasta que fue sostenida por unas manos en su muñeca y luego ser jalada hacia el sofá para luego ser abrazada por el mismo pelirrubio.

— No te vayas — susurró — Quédate...

¿Por qué su voz se escucha desesperante y un poco melancólico?

— Estoy contigo Elians, no me iré.

Si supiera Lilly que siento que te voy a perder.

Suspiró y se recostó en su hombro, trataba de mantenerse bien y tranquilo, pero ese mal presentimiento que se instalaba en su pecho en cada segundo, no lo dejaba tranquilo.

— ¿Por qué cuando estoy contigo, se pierde esa esencia de matar? — preguntó más para si mismo — Contigo siento que tengo todo. Una chica tierna y llena de alegría vino a dar luz a mi vida cuando en todo momento fue oscuridad.

Lilly solo escuchaba a Elians, sintiendo su pecho sentirse cálido ante el vacío que se había estado formando todo este tiempo y que a medida que sus palabras salían de su boca, solo transmitían sinceridad.

— Siento que ya no somos los mismos de antes, que después de lo que hice tú ya no te sientes segura conmigo... Pero soy egoísta ¿sabes? siento la gran necesidad que te quedes conmigo para siempre, que no te vayas porque eres lo único que tengo.

— Nos hicimos mucho daño — Lilly pasó su mano por la melena del pelirrubio, acariciando — Pero mi corazón no te odia ya te lo dije Elians... Y sobre lo otro, no puedo dejarte porque ya te tengo aquí — indicó a su pecho — Aunque este lejos, será una tortura para mi... Todo ese tiempo que estuve secuestrada por Dolly, me di cuenta lo mucho que te extrañaba, y que a pesar de todo lo que pasó, aún así mi corazón se siente cálido y yo me siento protegida por ti...

La debilidad de un psicópata (Primera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora