Capítulo 8

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— B-bunny...

Bunny estaba con su típica máscara de conejo y con su navaja en mano, que chorreaba la sangre. Lilly se sentía nerviosa y con un miedo imparable en su interior.

Apuñaló otra vez al chico sin dejar de mirar a la pelirrubia. Ella sólo miraba con terror la escena, viendo a Bunny que apuñalan varias veces al chico y que más bien parecía un robot con esos movimientos de tener a alguien quién controle tu ser.

Él había llegado hace algunos minutos, extrañado al ver la ventana abierta y algunas pisadas con lodo en su sala. Siguió aquellas pisadas hasta llegar a las escaleras que bajaban el sótano. Frunció el ceño y bajo rápidamente, encontrándose con una escena que le estaba hirviendo la sangre.

— ¿Te gustó cuando te tocaba ángel? o más bien ¿Te gustó tanto el chico, que hacías lo que fuera para que te ayudará a escapar?

Su voz era intimidante y profunda. Bunny estaba enojado y Lilly no podía responder a sus dos preguntas que le había hecho. Pero nada de eso era lo que realmente estaba pasando. Ella estaba confundida porque Bunny estaba pensando que quería escapar y el chico la estaba ayudando, pero no de la mejor manera.

— E-eso no...

— ¡Callate!

Lilly se sobresalto en su lugar por el tono tan agresivo que tomó Bunny.

— ¡Te quería revolcar con este tipejo para que te ayudará! ¡Y todavía me lo vienes a negar!

— E-eso es mentira, Y-yo...

— ¡Callate! — exclamó y se acercó a ella y le dio un fuerte golpe en su mejilla — ¡Eres igual que a todas!

Bunny sujeto al tipo de la camisa y lo jalo para atrás, acuchillándole en el pecho varias veces como modo de desquite. Toda la sangre chorreaba a la máscara de Bunny y algunas más en el cuerpo de la pelirrubia.

Ella no podía ver la escena que estaba dando Bunny frente a ella, solo escuchaba el chapoteo de la sangre llegando a su cuerpo descubierto. Su rostro, por el impacto, quedo a un lado, sintiendo mucho dolor en su mejilla y labio, y por ende el sabor metálico de la sangre en sus labios.

— Eres una puta más del montón... Mostrando todo de ti para que te puedan ayudar. ¡Mírame cuando te hablo!

Lilly no podía verlo. Le daba miedo y a la vez se sentía débil.

Bunny agarró el rostro de la pelirrubia, obligándole a mirarlo. Ella se quejó de dolor y sus mejillas ya estaban húmedas por las lágrimas silenciosas que derramaba.

— Eres mía, entendiste — siseo.

— N-no soy nada tuyo — susurró débilmente. Bunny al escucharla le dio otro fuerte golpe en el rostro.

— ¿A sí? — agarró el rostro y con la otra mano deslizaba por todo el cuerpo de la pelirrubia lentamente llegando hasta su vientre — Todo esto, algún día será mío. Tú me perteneces y nadie tocará lo que es mío. O si no, la muerte es muy segura... Y ese chico — le indico con su pulgar — Lo mate por tocar lo que es mío.

— T-te odio — siseo

— Pues yo puedo hacer que me odies más, pero eso sí, tú nunca saldrá de aquí — dijo mientras agarraba fuertemente el cabello de la pelirrubia.

— M-me haces daño.

— Lo único que te digo es que no me provoques ángel, porque no sabes lo que soy capaz.

Soltó su rostro bruscamente y agarró el cuerpo del chico, y lo degolló. Miro por última vez a la pelirrubia y salió de la habitación, arrastrando al tipo y cerrando con fuerza la puerta.

La debilidad de un psicópata (Primera Trilogía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora