La elegante mujer terminó de colocar un poco de loción sobre su tersa piel y así concluir su rutina facial cuando la puerta de la habitación fue abierta y mirar el cuerpo de su esposo quien una vez conectaron miradas le sonrió y caminó en dirección a ella.
– Lamento llegar tarde. – se disculpó mientras le otorgó un beso en la frente sacándose el saco de fino satín para depositarlo en un bote mientras desabrocha la corbata.
– No lo haces. – quiso bromear. – Al parecer has tenido un día entretenido. – el rostro del pálido no miente es obvio lo que estuvo haciendo sin mencionar que Lisa solía ser el tipo de mujer que analiza todo desde el silencio que le caracteriza.
– Lo siento, solo... - carraspeó mientras la rubia negó y sonrió de medio lado.
– No tienes que darme explicaciones Jimin. – se levantó del tocador para acercarse a él y colocar ambas manos sobre el hombro del contrario e intentar tranquilizarlo
– Me alegra saber que finalmente rompieron esa muralla entre ustedes y que no haya huido al enterarse que tienes esposa. –
El peligris asintió mirando el inicio de sus zapatos.
Han pasado tres años desde que se casó con Lalisa quien fue y sigue siendo su mejor amiga incluso después de firmar un papel que los unía para el resto de sus vidas.
– Tal vez me apresuré, no lo sé, siento que me comportó como un completo imbécil cuando hablamos – Lisa rió ligeramente mientras camina hacia la gran cama de la elegante habitación.
– Es normal que te sientas así, en especial cuando hay sentimientos de por medio. – Jimin continuó con su rutina mientras analiza las palabras de su esposa retirando la camisa de diseñador y colocar la parte superior del pijama.
– Contigo soy muy elegante, es claro que no es por eso. –
Arropándose entre suaves sabanas Lisa tomó el libro de la pequeña mesa a un costado del colchón mientras Jimin entra al baño de recamara a cambiarse el resto de ropa. Aun cuando han pasado largos meses de matrimonio Lisa había perdido la vergüenza de mirar a su esposo sin camisa y agradecía el hecho de que Jimin tuviese ese respeto al no cruzar esa línea fisica. En especial porque sería extraño para ambos y extremadamente incomodo.
En su matrimonio había confianza para ayuda al opuesto con pequeñas cosas que requerían contacto físico. Lisa podía ver a Jimin sin camisa, y eso no resultaba problema alguno, así como Jimin podía ayudar a Lisa a subir algún cierre de vestido. Ambos confiaban en el opuesto.
– Me siento como un adolescente inexperto cuando hablamos. –
Acercándose a la cama mira a Lisa y su rutina nocturna. Ha descubierto que ella pasa la mayor parte de su tiempo libre leyendo o yendo a museos. Lo cual le hace sentir un poco culpable al ser el único que sale por razones sociales y algunas veces sentimentales.
– Si te ha aceptado con esposa, he de suponer que tu falta de juicio es lo que menos importa – las mejillas del hombre se tornaron rojizas ante las palabras de ella.
Sin duda Jimin ama las conversaciones con Larisa desde muy pequeños fue así. Cuando tenían diez años recuerda hacer pijamadas en la casa de ella donde amanecían hablando de cualquier tema sin darse cuenta.
– Aun así, tengo miedo. –
Lisa bajó el libro del rostro para mirar ojos decaídos de su esposo. No era la primera vez que le sucedía pues Jimin a pesar de su situación aun se mantenía en su romántica búsqueda de amor.
– Las lecciones de amor son como la búsqueda del tesoro Jimin. – Lisa se acomodó de lado para imitar la posición de él.
La cabeza sostenida entre una de sus manos mientras su cuerpo se encuentra sobre el colchón. – A veces debes tener fe en que lo conseguirás y tendrás al fin oro, pero si no es así solo queda continuar. –
Jimin no sabía cómo agradecer a la vida de tener a alguien tan única y dedicada como Lalisa, a pesar de arruinarle la vida Jimin se sentía tan feliz y aliviado de tener su respaldo.
– Lisa, por favor perdóname. –
Los renuentes cambios de Park ya eran algo que ha aprendido la rubia a lidiar. Jimin constantemente tenía esa pelea interna ante lo que es en realidad su matrimonio, una farsa.
– Fue mi decisión Jimin. – le recordó.
– No me obligaste a aceptar, lo hice porque quise y no sabes lo feliz que me siento al ver que finalmente te abres a una verdadera oportunidad.
– Eres lo más preciado que tengo Lisa, lo sabes. Y así mismo odio tener que compartir este tipo de conversaciones cuando sé que eres mi esposa. Es extraño –
Lisa negó mientras acaricia la mejilla del hombre.
– De cualquier modo, no tienes con quien hablar sobre esto así que solo tengo que soportarte – la ruidosa carcajada de Jimin se dejó escuchar ante las repentinas opiniones de Lalisa.
La rígida mujer que todos solían señalar en realidad oculta un agradable y sincero carácter.
– Touché princesa. – llamó cariñosamente para acomodarse mejor sobre la cama y apagar la luz del lado de la cama.
– Por otro lado, el organizador Kyu me pidió agendar contigo para saber cómo irán los preparativos de beneficencia para el siguiente mes. Al parecer tiene contemplado invitar a nuevos miembros. – comunicó Jimin mientras Lalisa toma su agenda y anota las actividades que realizará por la mañana.
Jimin le mira de reojo mientras sonríe, la organización es parte de la rubia. Lisa suele ser una obsesiva del control y orden.
– Lo llamaré a primera hora. – siguió con el libro mientras ve a Jimin asentir y acomodarse en el lado de su cama.
– Buenas noches princesa. – cerró los ojos al llamarla con el apodo de su infancia.
– Descansa Jiminie. –