Lisa se encuentra revisando informes sobre las nuevas sucursales inmobiliarias que muy pronto tendría que inaugurar y eso significa que tendría que viajar hasta el caribe. Bufó en descontento, antes no le parecía indiferente mantenerse en movimiento pues no tenía a quien anhelar por ver. Pero ahora es totalmente diferente pues no puede tomarse demasiado tiempo lejos de Corea, lejos de él.
Algunas veces piensa que todo se ha desarrollado demasiado rápido para asimilarlo correctamente, pero lo que siente por Jeon ya no tiene regreso. Sabe que está perdida y quiere al hermoso hombre de ojos grises como nunca antes lo ha hecho por alguien.
Jeon es su dulce perdición, así también como su más grande secreto, incluso por encima de su matrimonio y Jimin.
– Adelante. – responde al escuchar tocar a su secretaría la puerta principal de la amplia oficina.
Ni siquiera se toma la molestia de mostrar interés o cortesía. Es tarde y sabe por experiencia que Jungkook estaría de guardia ese día y como si fuese consciente de su propio pensamiento mira el celular y sin falta, tal como su pelinegro lo ha prometido, un mensaje está en la espera de respuesta
Inconscientemente eso le hace sonreír.
– Gracias. – levanta el rostro al reconocer la voz.
– Hace mucho tiempo que no veía verte sonreír. – Jimin le responde una vez se asegura que solo sean los dos en la oficina para acercarse a ella y tomar asiento.
– De hecho, puedo jurar que en todos estos años jamás te vi con ese tipo de sonrisa. – achicó los ojos, molestándolo un poco.
– No se de lo que hablas. – aclaró la garganta y su posición.
La culpa, incomodidad y la conciencia le reprocha mantener cierta información de su vida en secreto, es especial a Jimin. Pero la realidad es que, no es porque ella no tuviese confianza en el chico de ojos azules sino que no sabe como expresar correctamente la situación con Jungkook.
– No tienes que fingir más Lisa, al menos no conmigo. – su tono ha sonado ligero y sin reproche. – Sé lo tuyo con él medico y solo quiero decirte que... - el corazón de la rubia rápidamente se agitó.
¿Por qué se sentía culpable? ¿Por qué la estúpida alarma de sus sentidos cuando prácticamente no esta haciendo nada malo? No lo supo, pero a punto de intentar aclarar ese inconveniente Jimin negó y no le dejó defenderse.
– Te mereces ser feliz Lili, y me da gusto que finalmente lo estés haciendo. – suspiró mientras se acerca más a la mesa.
– Te vi aquel día en la cena de beneficencia. – refiriéndose al evento de la hija del presidente. – Vi como no apartabas la mirada del médico cuando creías que nadie te veía. – le tranquilizó.
– El amor es justamente contemplar a esa persona como lo más hermoso. – las mejillas de la magnate se colorearon bochornosa por las palabras de su esposo y también por el hecho de ser atrapada viendo a Jungkook.
El silencio entre ellos reinó un par de minutos.
– Sé que no tenías intención de decírmelo, y no te juzgo por ello. He estado muy abstracto en lo mio con Yoongi que ni siquiera he sido un buen amigo. – confesó con pesar.
– Pero te lo estoy exponiendo ahora porque dentro de dos días tenemos que viajar para inaugurar los hoteles en el caribe. – era de esperarse que Jimin fuese informado por su secretaria de la agenda que ambos compartían.
– Y quiero hacerte una proposición. – suspiró. – Lo he pensado mucho y creo que esto podría ayudar mucho a nuestras relaciones. – miró los intensos ojos miel.