La rubia mira el exterior de la elegante construcción mientras con un suspiro retira los guantes de piel de sus manos y rodea el auto quien ya es llevado al estacionamiento privado de la familia. La mansión de los Park suele ser el tipo de edificación que grita sofisticación a primera vista. No es que Lisa odie ese tipo de cosas, al contrario, creció en una de ellas. El hogar de sus padres suele similar o incluso un poco más grande, el único problema son las personas que la habitan.
– Gracias. – ve al mayordomo llevarse su capa mientras Lisa se gira y mira la entrada marmoleada y llena de cuadros de estilo victoriano.
– ¡Lisa querida!. – y con esa bienvenida sabe que el show apenas comienza. – Buenas noches señora Park. – se inclina por respeto. Los modales de la rubia son indiscutibles. – Oh por dios, te he dicho que me llames madre, estás casada con mi hijo y sigues tratándome tan formal. – se queja.
Pero la hipocresía es algo que distingue a la mujer quien viste un elegante conjunto de dos piezas blanco y predominante joyería.
– Lo siento, no puedo hacerlo a pesar de nuestros lazos contractuales, mis modales me lo impiden. – mintió.
Claramente la mujer no se había ganado esa confianza sin embargo suspiró tranquila al ver que la respuesta ha sido del agrado de la mayor.
– Siempre tan elegante y propia Lalisa, no cabe duda que mi hijo tomó una gran decisión a desposarte primero antes que algún otro hubiese notado tus encantos. – intentó sonreír, vaya que lo hizo pero solo fue un ligero gesto mientras ambas caminaban a la sala de estar.
– He de suponer que mi hijo está en camino. – la contraria asiente mientras acepta el café que la mayor le extiende.
– Muy Bien, eso nos queda un poco de tiempo a amabas para conversar tranquilamente de mujer a mujer –
Se remueve incomoda del asiento, sabe que nada de lo que tenga que decir la madre de su esposo es bueno, con los meses lo comprendió e incluso compadeció al pobre Jimin al nacer en una familia tan asfixiante y represora. Sin mencionar que son sumamente tradicionalistas.
– ¿Como va su matrimonio? – pregunta y Lisa evita mirarla para enfocarse en su taza.
– Nunca hemos tenido la oportunidad de hablar de estos temas tan privados. – rie la mayor
Pero lo que en realidad quiere preguntar es "¿Cuánto tiempo más?" .
– ¿Mi hijo cumple sus obligaciones como hombre? – casi se ahoga con el liquido de la taza al escuchar hablar con tanta libertad a su "suegra".
– Es algo privado señora Park, realmente me incomoda hablar de intimidad con la madre de mi esposo. –
Tanto Lalisa como Jimin jamás han pasado esa línea e incluso a sus veintiséis años Lisa sique siendo tan virgen que incluso planea ponerse un altar personal. Jimin jamás ha tenido intensiones de intimar, lo cual Lisa no le culpa, aceptó vivir de esa manera y dado que su sexualidad como ella misma está tan desierta prefiere evitar contar mentiras que por obvias razones puede ponerla en evidencia.
– ¿Que tonterías Lalisa?, yo le crié, créeme que no has visto algo yo no haya visto cuando Jimin aún era un bebé. – sonríe incomoda mientras prefiere dejar la conversación enfocándose solo en el café.
– Disculpa si he sido muy directa pero solo quería saber si es posible que un heredero esté formándose ahora mismo en tu vientre. – la pálida mujer abrió los ojos sorprendida de la confesión.
Por supuesto que evitó que la madre de Jimin tocara su abdomen.
– Le aseguro que no hay nada formándose y no lo habrá hasta después de algunos años más. – determinó.