Desde muy joven Lalisa Manoban supo que el matrimonio es el emblema más importante para dos personas quienes se juran amor frente a invitados y un altar. También comprendió que el matrimonio representa lealtad, compromiso y confidencialidad.
Pero jamás pensó mirarse a sí misma vestida de blanco mientras camina decididamente hacia el hombre quien viste impecable del mismo color a ella. Lalisa no se sentía nerviosa, al contrario, estaba más que decidida a ayudar a su mejor amigo porque sí, mientras la sociedad veía a Park Jimin como el candidato perfecto que toda mujer desearía por su fortuna y belleza. Lisa solo ve a un hombre quien estuvo la mayor parte de su vida con ella y quien sinceramente podía decir que es la persona en la que más confía.
Así cuando Park fue a visitarla a la mansión Manoban con lágrimas en los ojos y el corazón volcando de un hilo, la rubia no pudo negarse a la proposición que el hombre de cabellera platinada le exponía como grito de auxilio.
En ese momento, lo vio tan desesperado y fuera de sí que no puedo reconocer al imponente y atractivo hombre que admira y solía ser toda una proeza entre miembros de la alta sociedad femenina parecía que toda esa seguridad y galantería que caracteriza a un hombre de buena familia se había ido y en cambio un pequeño niño asustado y nervioso hablaba con ella exigiendo que le escuchara hasta el final.
Lo cual hizo hasta el último segundo.
Entendiendo porque pedirle matrimonio era la única alternativa para verlo tranquilamente feliz y Lisa no puedo negarse a ello.
– Acepto Jimin. –
Recuerda como sus palabras lograron hacerlo reaccionar, como si pensara que toda la locura y confesiones que estaban saliendo de su boca sin restricción solo ganarían el desprecio de su amiga de infancia. En cambio, Park recibió un abrazo sincero y tres palmadas en la espalda que le aliviaban de sobremanera.
Siempre supo del buen corazón de su amiga, aquel que la sociedad con la que se involucran se tomaban atribución de negárselo catalogándola como una mujer fría y sin emoción. Sin embargo, esa misma mujer había aceptado el anillo que nerviosamente traía entre sus manos y le había sonreído como si no representase un propio sacrificio el decir "sí".
– Lisa, no tienes que responderme ahora. – el de cabello gris tocó su cabello en señal de frustración.
– Lamento si esto es muy apresurado, no era mi intensión llegar aquí y enseñarte un anillo para obligarte a decir que "si". – sus palabras salían estrepitosamente de la boca.
Park sabía que no podía hacerle eso a su mejor amiga, no podía atarla a él de esa forma tan vil sabiendo que es una mujer de buen corazón, sin embargo, allí estaba rogando por una oportunidad.
Es su última esperanza.
– Sin embargo, has comprado un anillo. – Lalisa siempre fue tan inteligente y directa que no le sorprendió que se acercará a él y se colocará de cuclillas para mirarle directamente a los ojos.
– Estoy feliz porque has confiado y compartido tu secreto conmigo. – la rubia tomó el anillo de la caja y se lo colocó.
– No tienes que cargar con esto solo, yo estaré a tu lado y aun sabiendo por lo que pasas mi cariño y amor hacia ti no disminuirá jamás. –
Eran las palabras que Jimin necesitó para sentirse consolado. Toda esa situación sobre su padre y estúpidos rumores lo estaban asfixiando. Principalmente porque la sociedad en la que crecieron se encargaba de hacerlos llegar hasta los más lejanos oídos de la capital.
Era imperdonable que una familia respetable y a la cual Park pertenecía se viese involucrada en esas incomodas habladurías.
– Aunque he de confesar que estoy desilusionada de no saberlo primero. – Jimin sonrió de lado mientras algunas de sus lágrimas eran limpiadas por la rubia.
– Levántate y hagamos que esos idiotas se arrepientan por juzgarte– loss ojos azules se inundaron de lágrimas para acortar la distancia y abrazar a la mujer frente a él.
– Gracias Lili. – Lisa negó mientras se separó de él
La noticia del compromiso entre Lalisa Manoban y Park Jimin fue una explosión y los medios quienes rápidamente intentaron cubrir la noticia entre dos herederos de la gran elite coreana quienes contraían matrimonio y su repentino amor secreto repuntaba a ser la noticia del año. Mucho se sabía de la vida del novio y su carácter extrovertido pero lo que más daba de que hablar y dudar es como un hombre como Park quien disfrutaba de la compañía y compromisos sociales se viera seducido ante la conservadora hija de los Manoban.
Después de una serie de investigaciones respeto a la relación y lentamente desplazar el rumor que tenía a Jimin tan estresado es como la gran boda dio lugar en uno de los lugares más elegantes, exclusivos y caros de la ciudad.
Un cuento de hada donde la princesa rica unía su vida al príncipe que las mujeres envidiaban y que ahora estaba fuera de sus ligas. Park Lalisa se volvió la envidia de la sociedad acomodada de mujeres solteras quienes solo podían observar de lejos las atenciones y gentilezas del hombre de sus sueños.
Park Jimin, un hombre de alta altura, cabello grisáceo y ojos azules, tan intensos como el mar, rasgos finos y armoniosos sin duda un adonis al solo mirar su tersa y clara piel. Era como un sueño, Park Jimin es la clase de hombre descrito por mujeres.
– Prometo cuidar, respetar y amar por el resto de nuestras vidas. En salud y enfermedad hasta que la muerte nos separe. – Jimin terminó de decir sus votar matrimoniales para colocar el segundo anillo en el dedo anular de su ahora esposa mirando de medio lado a su familia, y como esta parecía complacida.
Asimismo, los padres de Lalisa la contemplaban con consternación. Su única hija finalmente era esposada, por alguien el cual confiaban. Conocían a Jimin desde niño y no podrían estar más tranquilos al conocer la real esencia del peligris. Pues a pesar de la "reputación" que los medios se esmeraban en atribuirle los señores manoban sabían que detrás de los titulares Jimin cuidaría bien a su hija y viceversa.
El matrimonio no obtuvo inconvenientes, el padre de Jimin rápidamente lo aceptó y asintió porque por fin algo inteligente hacía su primogénito. "No eres tan decepcionante". Esas fueron sus palabras cuando dio el anuncio de su propuesta de matrimonio.
– Ahora, por la ley del estado le declaro marido y mujer. Puede besar a la novia. – Lisa y Jimin se miraron fijamente.
El peligris sonrió, solo Lalisa sabe que en realidad es incomodidad la que su amigo refleja. Jamás se habían visto de esa manera y Jimin nunca sobrepasó ciertos límites de espacio personal. Es obvio que ambos se sintieran extraños. Sin embargo, estaban frente a sus invitados quienes los relacionarían como matrimonio y de alguna forma tenían que darles lo que solicitaban para llenar sus corazones de ilusiones que solo existían en sus cabezas.
Así que ella fue la primera en acercarse y sonreír.
"Tranquilo" susurró solamente para que ellos pudieran escuchar. Lisa tocó los gruesos y carnosos labios de su mejor amigo mientras un jadeo de sorpresa salió del cuerpo del pálido. Los gritos rápidamente se escucharon y con ellos las felicitaciones una vez se separaron.
Solo fue un toque de labios lo suficientemente creíble para continuar con el espectáculo. Pero para Jimin solo eran las reafirmaciones a sus sentimientos y Lisa confirmar que Park siempre ocuparía su corazón como un amigo.