Se escucha el sonido de los cubiertos ser removidos en la cómoda atmosfera, los esposos Park compartían alimentos mientras cada quien se mantenía ausente en sus pensamientos.
Lisa no dejaba de pensar en la comida compartida con el doctor, podría compararla con algo más, pero no lo hacía porque nunca tuvo la oportunidad de sentirse tan brillante. El doctor le daba una tranquilidad arrolladora que era increíble creérselo.
En ningún momento presionó algo, incluso cuando hubo silencio el medico solía contar alguna que otra anécdota que Lisa agradecía, en realidad no quería que ese día terminase en una tragedia donde su nula practica social terminara por incomodar a su acompañante. Hablaron de muchas cosas, Lisa se dio cuenta que el medico en realidad es alguien muy interesante.
– Hace años que no te veo sonreír así. – saliendo de sus ensoñaciones ella ni siquiera notó la cobertura de sus labios curvearse en señal de alegría, que rápidamente volvió a su lugar después de la mención de su esposo.
Aclaró la garganta mientras levantó el rostro del plato frente a ella.
– Tuve un día interesante. – comentó.
Jimin levantó la ceja pues él sabía que debía ser algo importante para lograr obtener una expresión de su parte.
Está curioso.
– Bien, quiero escucharte, ¿qué ha pasado Lily?. –
No es que la relación con Jimin fuese fatal y no contase nada a su mejor amigo, sino que Lisa no sabía exactamente que decir, solo fue una comida. No debía significar nada, pero el problema es que al parecer su cerebro no lo entendía así y fue "su todo" durante el día.
– Solo leí un libro, me pareció intrigante. – mintió.
Era la primera vez que no era sincera con el peligris, pero creía que Jimin ya tenía mucho por lo cual pensar que verse agobiado por sus pensamientos inmaduros.
– Bueno, quisiera leerlo cuando termines. Si te tiene sonriendo de esa manera es porque debe ser toda una obra de arte. –
"Él lo es" pensó fugazmente
Sacudiendo sus pensamientos se reclamó el cavilar ¿Cómo puede pensar de esa manera sobre el doctor Jeon? De pronto esa ola de ensueño se vió cubierta por la intranquilidad de su conciencia.
Había tantas emociones proyectándose que le era imposible entender como asimilarlas.
Tiene que dejar este día fluir y no verse estancada en un agradable tiempo, disfrutó estar con Jungkook pero solo ha sido eso. Una simple salida y lo mejor sería enfocarse de nuevo en su vida.
Del otro lado de la ciudad, un pelirrojo y pelinegro compartían la cena instantánea que el primero trajo. Compartir con su mejor amigo siempre ha sido su pasatiempo favorito y es que desde que Jungkook regresó HoseOk se ha sentido mucho más ameno.
– Creo que estoy enamorado. – soltó de repente Jeon quien ha provocado atorar a su amigo con los fideos que ha llevado a su boca.
– ¿¡Pero que es lo que dices?!. – escupió la harina de regreso al bowl
Escuchar a Jungkook confesar sus sentimientos abiertamente es algo que debe de tratarse al momento. Por lo general, su amigo no era esa clase de persona y siempre mantenía sus emociones para sí mismo.
– ¿Quién es? ¿La conozco? ¿De qué familia proviene? – preguntó rápidamente
Pero el silencio acomodado entre ellos de pronto le recorrió en un escalofrió que solo comprobó no ser una broma.
– No puede ser Jeon, debes estar bromeando. – negó la cabeza para apoyarse en el respaldo de la silla.
Esa era la situación, Jungkook no lo hacía y es que nunca debió negar la atracción que sintió por Lalisa Manoban desde que la vió, aun cuando no sabía quien era. No cree en el amor a primera vista, pero esos encuentros casuales solo le hicieron comprobar la ferviente afinidad que hay entre ellos.
Se dio cuenta que la rubia no solo era hermosa físicamente, sino que también poseía un corazón enorme.
– De todas las mujeres en las que pudiste fijarte te atrae una que está muy lejos de tu alcance. – Hoseok no lo decía en el sentido figurativo.
– Está casada Jeon. – dijo. – ¿Entiendes lo que significa?. – el tono de su voz es un poco severo.
– C-A-S-A-D-A. – repitió simplemente dejándose vencer al ver el rostro sombreó de Jungkook.
– Sé que puede interpretarse mal. – admitió Jungkook.
Él sí tiene conciencia.
– ...Pero no puedo evitar sentir todo lo que ella me provoca cuando estamos juntos. –
De nuevo la curiosidad invadió al pelirrojo, eso quería decir que ambos tenían momentos privados para que Jeon hablara tan cómodo sobre ella.
– Además, tu y yo sabemos que su matrimonio no es real. Realmente no estaría haciendo nada malo...
Le detuvo.
– ...No me digas que planeas invitarla a salir. – hoseok interrumpió a Jeon. – O pero aun, que planeas algo con ella. – el silencio por parte del pelinegro solo se lo confirmó.
– Estás demente. – ambos guardaron silencio.
– Ni siquiera creo que estes midiendo la magnitud de lo que dices, esto te puede traer muchos problemas porque estábamos hablando de una mujer intachable y de alta posición en la elite. Si es que existiese un romance entre ambos, y ella en verdad aceptase estar contigo sigue siendo una mujer casada Jeon, a pesar de ser una mentira esto solo se vería de una forma "infidelidad" –
Tiene que ser duro y sincero con su amigo, en especial porque sabe de primera mano lo prejuiciosa que es la elite coreana con escándalos "románticos".
– Tu sobreviviste a las habladurías Hoseok, ¿por qué yo no podría hacerlo?. – el pelirrojo no puede creer lo que escucha.
Jeon siempre fue un hombre sensato y centrado, pero al escucharlo hablar en ese momento parecía ser un chico inmaduro aferrándose a una conquista.
– Pero yo no tengo el peso del apellido "Manoban" mi familia no es tan influyente como la de ella o incluso la tuya. – le señaló
– No quiero medir las consecuencias, por primera vez quiero seguir a mi corazón. –
– Encontré a alguien que compagina con mi ideología y yo me juré. – miró a su amigo. – Que el día que la encontrara, lucharía por ella. – se lo prometió hace mucho tiempo a si mismo.
– Además parece ser que también le agrado. – Hoseok no podía creerlo.
Una mujer tan correcta como Lalisa Manoban estaría dispuesta a las consecuencias para estar con Jungkook o en el mejor de los casos ¿Aceptarlo como pareja?.
– Esta demente. ¿En serio quieres empezar una guerra que no sabes cómo terminará?. – figuró.
– Si la batalla de troya comenzó por el amor de una mujer, ¿por qué yo no podría enfrentar todo por alguien como Lalisa?. – respondió Jeon.
Sería un largo camino, primero tenía que ganarse la confianza de la mujer y así seguir con su corazón al cual veneraría y cuidaría como lo más preciado. Entiende que no será fácil pero a pequeños paso confia en que podría ganarse más sonrisas de