Los rayos de sol reflejan el pálido rostro, los ojos miel se abren lentamente ante la incomodidad proyectada dándose cuenta que está en la habitación principal mientras el silencio le hace confirmar que ha despertado sola.
Voltea el rostro, específicamente en el lado izquierdo y confirma su teoría. Quizás ha dormido más de lo permitido pero es cuando siente una punzada en el vientre bajo que los candentes recuerdos de la noche anterior le hacen ruborizarse y cubrir con la sabana su desnudez. Ha sido tan real y maravilloso que es inevitable no recorrer con las manos su propio cuello, lugar donde el pelinegro besó con parsimonia.
Su corazón se agita y el rubor no parece disminuir así que trata de distraer su mente con la magnífica imagen a través de las ventanas. No se da cuenta cuando la puerta principal se abre y cierto hombre entra silenciosamente contemplando la magnificencia de la hermosa mujer quien no se ha percatado de su presencia.
– Buenos días cariño. –
El llamado le hace voltear rápidamente para percibir a Jeon sentado junto a ella.
– ¿Cómo te sientes? ¿Dormiste bien? – quiere hablar, pero sus labios parecen estar sellados y es cuando puede notar que en realidad está tímida.
– Y-yo...- duda. – Al parecer dormí bastante. – quiere volver a tomar el control de sus emociones. No quiere que Jeon piense que es una mujer avergonzada, tiene la edad suficiente para saber controlar esas escenas. La cuestión es que Lisa y su posición actual la dejan en notable evidencia.
– De hecho aún es temprano. – ambos miran el reloj. – Pero es importante que recobres energía así que te he traído el desayuno. – la rubia no ha notado el agradable aroma hasta que el pelinegro lo menciono.
Está tan sumida en su propia preocupación que en realidad sus alertas son inútiles pues no parece que exista un ambiente incomodo. De hecho, es bastante ameno. Parece que Jeon se ha esforzado en no hacerla notar como una inexperta y eso lo agradece porque no tiene nada por el cual avergonzarse, ambos son adultos.
– Gracias, huele realmente bien. – su estomago y ella lo aprecia.
Nunca imaginó que tener sexo fuese tan agotador físicamente.
– Espero que te guste. – se miraron a los ojos. – Le he pedido a Yoongi que trajera algunas cosas para hacer tu desayuno favorito. – le hizo saber el motivo del porque ha tenido que levantarse de su lado
Esa mañana parecía que los orbes de ambos brillaban con mayor intensidad, así que para los dos era una imagen única pues sin pensarlo se sentían más unidos en cuerpo y en sus corazones.
–No tenías que preocuparte tanto, hubiese estado bien con cualquier cosa –
Pero para Jeon era imperdonable, era su primera noche y mañana juntos. Tenía que ser especial en cualquier segundo así que no dejaría pasar cada detalle.
– De hecho, si hay algo que me preocupa y por lo cual quisiera pedirte una disculpa anticipada por mi irresponsabilidad. – el tono de su voz cambio.
El ceño de Lisa se frunció al no saber a lo que se refería, pero por la aflicción en el bonito rostro de su pareja supo que realmente estaba apenado.
– Soy medico con la edad suficiente para que esto no sucediera, pero realmente no mentí cuando dije que nada de lo que pasó anoche estaba planeado. Así que no hay excusa valida en realidad, pero... - el hombre sacó del bolsillo de sus pantalones una caja.
La rubia miró curiosa hasta que comprendió a lo que se refería. Se notaba tan avergonzado que le provocó tanta ternura. – Son pastillas anticonceptivas. – confirmó. – Mi deber como pareja es siempre cuidarte en todo momento. – aun en intimidad. – Quiero que sepas que estoy limpio y no tienes que preocuparte por alguna infección. – suspiró.