Capítulo 18.

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Después de largos minutos vencer el ego de la rubia, Jeon se encuentra entrando a la habitación principal donde anticipa la rubia suele dormir ya que la típica fragancia con la que suele identificarse se siente con mayor intensidad dentro del cuarto. Tiene que admitir que le causa curiosidad un espacio tan personal y privado como ese. Sin embargo, ese detallado deseo puede esperar pues lo principal es atender a Lisa y ayudarla a minorar los efectos del alto contenido de alcohol que a consumido por mero impulso.

Lisa no es una buena bebedora, lo puede notar.

Jeon le ha convencido de permanecer en la sala, junto al cálido fuego mientras él trata de buscar un paño y agua tibia para limpiar su rostro. Quiere hacerla sentir reconfortada y amada.

Sin decir palabra, entra nuevamente a la habitación dándose cuenta que Lalisa se mantiene acostada sobre el sofá mientras la mejilla izquierda acaricia la felpa y con su mano libre crea figurillas sobre la tela, callada mientras se percata de su presencia y le sigue con la mirada.

– Doctor Jeon, me da gusto verlo de nuevo. – las mejillas del contrario se encienden ante directas palabras.

No está acostumbrado a esa clase de palabras, no de forma tan directa

– ¿Qué hace con esa charola? no estoy enferma para que me cuide de esa manera. – ríe bajito cual niña pequeña. –

– Nunca me gustaron los médicos, aunque usted es mi favorito. – confesó.

La charola casi se le cae de las manos temblorosas a Jeon quien se detuvo abruptamente al escuchar algo de esa magnitud, para su pobre e inexperto corazón era como sentirse dentro de un torbellino de viento.

– No estoy aquí como medico Lisa. – le hizo saber aclarando la garganta y tratando de no verse más nervioso. De alguna forma quiere mantenerse cuerdo y seguro, no esta funcionando, pero ruega a que la rubia no se de cuenta

– Estoy aquí como una persona a la cual le importas. – anticipó sus cuestionamientos y respondió de la manera más sincera. – Ahora permíteme limpiar esas lágrimas. –

Se incoó frente a ella dejando la charola en mano a un lado de él, Lisa esta a la perfecta altura donde él podría arrodillarse y mostrar admiración por una mujer como ella, un perfecto esclavo cual sediento de atención de su ama solo quiere procurar.

El actor de arrodillarse ante ella no le causa vergüenza, pues desde que la vió Jeon sabe que Lalisa lo tiene a sus pies y la adora, en secreto, como si fuese una diosa.

La femenina no se mueve quizás el alcohol le permitía esa clase de confianza y no hacerla sentir cohibida. De hecho, al mirar al medico acercarse y colocar la bandeja en una pequeña mesa, exprimir el trapo y mirarla le hizo acelerar el corazón.

Jeon Jungkook, el médico atractivo ha sido el único hombre quien ha despertado en ella esa clase de comportamientos pasionales, muy contrario a la incomodidad que suele tener con la mayoría de personas.

– Pasaré la tela por el rostro. – comenzó hablando para pedir su autorización.

– Tengo una amiga dermatóloga y dice que ninguna mujer debe dormir con maquillaje. No es bueno para su piel. – quizás ese dato irrelevante lo estuviese distrayendo de lo que realmente pasa entre ellos.

Están tan cerca el uno del otro, Lisa cerró los ojos al sentir la cálida sensación de su respiración.

Los movimientos del Jeon son considerados y delicados sobre su piel.

– Solo un poco más. – pasó el paño por sus labios mientras ambos miran los belfos del contrario.

Lisa le ha mirado al sentir esa extraña corriente sobre su espalda y ese ansioso deseo de estrechar sus labios con los delgados del opuesto.

Traga saliva mientras acaricia la mejilla izquierda del pelinegro con total devoción que eso hizo detener al médico de sus acciones. No sabe como interpretar la mirada que le dedica la rubia, pero lo que si tiene certeza es que jamás pensó sentirse tan pleno con el ímpetu de ojos miel.

– Eres hermoso. – dijo la rubia. – Jamás he conocido a un hombre tan atractivo como usted, doctor Jeon. – la magnate se atrevió a contornear las facciones del hombre quien rojo de vergüenza se hizo hacer por las caricias de la mujer frente a él.

Está bloqueado ante la iniciativa de Lalisa

– Tiene una piel muy suave. – se atrevió a decir Jeon causando que Lisa soltase una carcajada por primera vez después de años al ver la actitud cohibida del médico. Le parecía tierno como Jungkook trata de ocultar su nerviosismo de ella

Lo ha notado, cual cachorro avergonzado.

– Nunca tuve un tipo de hombre. – Lisa se acomodó sobre el sillón para mirarle fijamente. – Pero al conocerle doctor. – guardó silencio mientras un bostezo le hizo lagrimear.

– Usted sería el prototipo de hombre a quien le entregaría mi corazón. – confesó para seguido de ello cerrar los ojos y dejarse llevar por los tratos de Jungkook.

Caricias llenas de delicadeza.

Quizás no midiesen la magnitud de lo que esa noche pasaba, pero Lisa ha sido sincera con él porque sabe que por primera vez en toda su vida se siente atraída por alguien hermoso y no solo físicamente, Lalisa ha conocido al medico en su etapa más natural y detalles en esa escrupulosa personalidad le hacían sentirse cual imán a un metal.

– Descansa, estaré aquí cuando despiertes. – susurró para mirar los finos rasgos de la bella rubia.

Lisa abrió los ojos de a poco, sentía que la cabeza le martillaba sin mencionar que su garganta se sentí reseca y con un sabor amargo la cual obligó a fruncir el ceño. ¿Cómo es que ha llegado a su habitación? Fue entonces cuando quiso levantarse y remojar el rostro cuando un agarre sobre su extremidad derecha le impidió hacerlo

Sus ojos se abrieron ante la impresión de ver a Jungkook junto a ella, el pobre hombre había dormido sentado mientras sostenía su mano. Por el agarre, Lisa se dio cuenta que el culpable de esa situación era ella, pues su mano se aferraba a la del masculino como si temiera dejarlo ir.

Sus mejillas se calentaron, el tacto de Jeon no es incomodo. Incluso extraño el no sentirse furiosa por esa invasión de privacidad. La sensación es una mezcla de emociones intensas tanto que prefirió volver a acostarse, ignorando su malestar, dar la vuelta para quedar de lado y mirar fijamente al pálido chico de pestañas espesas. El rostro del medico lucía apacible y relajado.

Esa sensación le llenó, tanto que su corazón se agitó cual fuerte impulso de sonreír. Lalisa entendió que nada en su cuerpo, corazón o mente era normal. En ese estado de desosegó por el alcohol y sobria comprendió que todo lo que pasa con el medico Jeon Jungkook se debe a una sola razón, la rubia ya no puede seguir mintiéndose.

– Me gusta doctor Jeon. – confesó en un susurro.

Retiró un cabello azabache del medico que caía sobre su rostro y dejo salir el aire que estaba conteniendo.

Hace mucho que ella no había podido bajar sus defensas, pero con el hombre de ojos grises lo ha hecho. 

– Duerme bien Jungkook. – susurró para compartir una de sus tantas mantas hacia el medico quien movió  su cabeza sobre el colchón. 

"Tierno"

SECRET | LIZKOOKMINSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora