Jeon se mantiene observando desde el interior de la mansión es el cuarto día de esas pequeñas vacaciones improvisadas así que planea crear recuerdos memorables para él y Lalisa. Claro que con un poco de ayuda extra ha logrado finalmente concretar la atmosfera romántica perfecta.
Después de externar su deseo a cierto pálido, Yoongi le ha dado animo de armar una velada acompañada de luz de velas, una cena preparada por él mismo y vino donado por Jimin quien se mantiene encendiendo las ultimas ceras.
Días fuera de la rutina han ayudado a las cuatro personas a conocerse mejor y las incomodidades en presencias ajenas se han logrado aplacar con una conversación cordial y finalmente aceptar que ambos pares están juntos en lo que quiera que represente una relación así. Si bien para Jimin y Jeon ha sido un poco más complicado han logrado superar sus diferencias por una razón. El platinado ha visto como Lalisa mira al médico, no es ciego para no notar que por primera vez la ha visto sonreír genuinamente. Su mirada brilla cuando está cierto pelinegro junto a ella.
Aunque el amor entre ambos no es romántico el oji azul es feliz de saber que Lisa finalmente se está dando una oportunidad con un hombre que parece corresponder a sus sentimientos. Quizas Jeon y él no estén en los mejores términos y estén lejos de ser amigos, pero ambos quieren una cosa y eso es ver feliz a Lalisa.
– Todo está en orden, he prendido las velas de la habitación principal. – el platinado se acercó a Jeon quien termina de acoplar el platillo sobre la mesa.
– Gracias. – fue lo único que dijo el médico.
Jimin asintió mientras tomó asiento sobre la barra y ver como el pelinegro se movía ágilmente en la cocina.
– Las ironías de la vida son tan indescriptibles, un día estoy siendo golpeado por cierto hombre de puños resistentes y al otro le estoy ayudando a conquistar a mi esposa. – murmuró
Su intensión es que el medico termine por romper esa incomodidad, por la tensión en la espalda sabe que ha logrado llamar su atención.
– Me disculpe por esa ocasión Park. – se voltea a mirarle.
– Lo sé, desde ese día sabía que algo pasaba entre ustedes. –
Quizás Jimin nunca lo hubiese mencionado, pero ese día donde ciertas personas descubrieron su secreto pudo notar aflicción del médico hacia su esposa. Nunca dijo nada porque él jamás podría predecir a la rubia, aun cuando lleva años a su lado, Lisa sigue siendo como un iceberg duro de penetrar, en especial con sus sentimientos. El tiempo hizo su trabajo y le parecía sorprendente que su esposa correspondiera a Jeon.
– En ese momento no pasaba nada. – cortó Jeon.
– No estoy hablando de Lalisa, sé que ella es una mujer difícil de predecir. Sino me refiero a ti, eres como un libro abierto doctor Jeon. Sé que ella te atraía. –
El silencio del pelinegro se lo confirma.
– No te culpo, Lisa siempre fue esa clase de persona. Recuerdo cuando éramos jóvenes había montones de chicos esperando una simple mirada de ella. ¿Quién no caería con su belleza, pero sobre todo sobre su herencia? Eran como buitres desesperados. –
Lisa era conocida como "el oro Manoban" todas las familias de la alta sociedad con hijos cercanos al rango de edad esperaban unir sus familias con cierta rubia quien aprendió que solo le buscaban por su estatus, no por su corazón. A nadie le importaba los sentimientos, en especial en su elite.
Así que poco después de conocer el terrible mundo en el que Vivian y la apariencia era todo junto al dinero en su cuenta bancaria definía el poder la joven se volvió dura e indiferente. Lalisa entendió que no habría algo cercano al amor, ya no lo aspiraba, así que simplemente aceptó su nombre y alejó a todo quien le buscaba por interés.