No sabe lo ocurrido después de desmayarse, de manera lenta abre los ojos para escanear el lugar donde ha terminado. Recuerda la sensación en su cuerpo, pero ahora al levantar suavemente las manos sabe que la alergia ha sido controlada pues su conducto respiratorio acepta con normalidad el flujo de oxígeno a su cuerpo.
El suceso solo ha terminado en un evento que está segura difundirán. Suspira mientras cierra los ojos en frustración y así incorporarse lentamente viendo con atención la habitación privada.
Está conectada a un par de tubos que supone es antibiótico o suero.
Su atención se centra en el electrocardiograma mostrar sus latidos mientras suspira y lentamente trata de zafarse de la conexión de cables. No puede reconocer el hospital al que ha sido llevada así que será mucho más difícil poder salir de él y pagar la cuenta respectiva.
Lalisa no suele enfermarse con facilidad, sin embargo, cuando ella o Jimin caen en enfermedad solicita el médico privado para una atención personalizada y tranquila en la mansión. Odia los hospitales y sus salas extremadamente desoladas. Es entonces cuando la puerta se abre y Lisa termina de desconectar el ultimo tubo para mirar entrar al médico en turno quien aún mantiene su atención en el expediente entre manos para enseguida alzar la mirada y crear un contacto visual.
Miel y gris, sus orbes no dejan de observarse mutuamente por contrarias razones. El rostro sereno y duro de la rubia no muestra alguna clase de arrepentimiento cuando ha tomado la iniciativa de desconectar el tratamiento mientras el alto pelinegro levanta la ceja al ver a la mujer frente a él como si estuviese con una niña pequeña quien ha sido atrapado cometiendo una travesura.
– Señorita Manoban, buenas noches. – lee el expediénteme mientas se acerca a la rubia quien le sigue con la mirada al interior de la habitación
El silencio entre ambos resulta incómodo para el medico quien recién ha rotado el turno de su compañero, encargándose de sus pacientes.
– Buenas noches doctor Jeon. – el mencionado se sorprende al escucharla hablar.
No puede creer que tenga frente a la mujer que ha visto justamente la noche anterior cuando salía de una guardia del hospital.
– ¿Me conoce? – pregunta el medico antes de analizar lo que ha preguntado.
No espera que fuese reconocido tan pronto o al menos no cuando recién ha llegado al país después de un tiempo siendo un médico sin fronteras y ofrecer sus conocimientos a las personas con escasos recursos
– Su bata tiene la placa de apellido. – obvia
Jungkook asiente mientras siente las mejillas calentarse de vergüenza, ha pasado tiempo alejado de la sociedad en la que ha nacido que tratar nuevamente con personas de esplendidos modales le resulta incómodo.
– Todavía no puede irse señorita, el medico que la recibió ha estipulado terminar todo su tratamiento. – ambos ven el contenedor que cuelga de la pared.
– Lamento tener que decirlo, necesita quedarse porque aún tiene rastros de la intoxicación tan severa que sufrió. – informa mientras de su bata blanca saca un pequeño espejo y lo extiende a la mujer quien ve su cuello rojizo.
– No me siento mal, mucho menos enferma. – Lisa no quiere seguir en esa sombría habitación
– Sentirse bien no quiere decir que no esté enferma. Debe seguir las indicaciones de los especialistas sino quiere que su situación se complique y dañe su cuerpo al no permitir restablecerse completamente. –
Parece que las palabras del médico han surtido efecto en ella ya que asiente sin mencionar otra palabra, Jungkook tiene la impresión de la mujer tener un conflicto interno pero en realidad, Lalisa no está acostumbrada a que otras personas tomen la rienda de su propia seguridad.