Jeon abre lo ojos cegado por la potente luz que le deja al igual que hace un tiempo. No se acostumbra a la claridad de la habitación. Sigue siendo igual de desorientador el hecho de despertar y recibir como cada mañana al enfermero que le sonríe como si todo estuviese bien.
No sabe cuánto tiempo ha estado en ese hospital recluido de todo lo que una vez conoció, el tiempo parece pasar muy lento. La poca información que contiene en su cerebro es gracias a que su amigo y padres le han informado que estará allí hasta que se permita sanar, o desde su perspectiva, hasta que su psiquiatra le libere. Ellos le visitan, pero Jeon sabe que la tristeza que en sus ojos reflejan es en realidad la prepotencia de verle de esa manera. No se explican como ha terminado de esa manera.
El secreto que guarda para sí, no es fácil de decir.
Sus padres le insisten en que se permita hablarlo con su medico. Pero no puede, no lo hará y ahora es mucho más complicado porque está imposibilitado. No sabe que hacer, se siente confundido, quizás ya no note que es lo bueno y malo.
– No tienes que preocuparte por nada Jungkook, tus padres y yo nos hemos encargado de ocultar el hecho de que estás aquí. Tú solo mejorate amigo. – Hoseok le sonríe con su impecable imagen.
Como siempre.
No le tiene rencor y mucho menos le odia por traerlo a este lugar, ha pasado por las sesiones necesarias con su medico de cabecera y entender que en realidad todo estaba mal en su vida en ese punto donde el precipicio le consumió. Hoseok actuó así porque le estima. Sino fuese por el pelirrojo entonces Jeon no pudiese percibir que sería de él en ese tiempo.
– Gracias. – fue lo único que dijo el hombre pelinegro vestido de blanco.
– Se le ha dicho a la prensa que has regresado a hacer el voluntariado fuera del país. – Jeon quisiera sentir aliviado por esas palabras pero no puede.
Ve el enorme jardín donde ambos están sentados disfrutando de la visita del día, todo está en calma que le parece esa burbuja de aparente paz romperse en cualquier momento. Jeon cierra los ojos tratando de dejar ir esos pensamientos negativos que le causan nuevamente ansiedad.
Necesita sentir seguridad y confort. Estar en ese lugar a aplacado su mente levemente pero el hecho de pensar perderlo todo vuelve a ser tortuoso. Jungkook ya no quiere perder.
– La doctora Kim me ha dicho que esta semana has progresado. Se escuchaba muy emocionada al informar que has hablado un poco de tí ... - Hoseok no sabía como explicarlo.
– Me parece innecesario que insista en algo tan absurdo. Mi apellido es suficiente para otorgarle toda la información que busca con solo teclearlo en internet. Y sin embargo me felicitó como si fuese un cachorro cuando le dije que El bupropión que planeaba recetarme actúa de manera diferente que los ISRS o los IRSN. – Jeon encogió los hombros sin interés.
Le había dado a la doctora una sugerencia médica. Un vago pensamiento que le hizo hablar por primera vez en una de sus sesiones.
La doctora Kim Jisoo, como se presentó ante él, había sido asignada para ser su psiquiatra particular. La mujer de cabello rojo a veces solía ser demasiado insistente y no vencer el entusiasmo con el que le recibía en cada sesión que tenían juntos.
– De allí tuve que responder a otras preguntas que personalmente ella debía saber pues es psiquiatra. – el hombre contrario sonrió con humor.
– Estoy dudando un poco de la capacidad de esa especialista. – comentó finalmente ganando una fuerte carcajada y dejando desorientado al pelinegro
– Tu dudas de la especialista, pero yo puedo confirmarte que es tan buena como los rumores. Su reputación es intachable Jungkook. De hecho, es tan buena que después de seis meses ha logrado que hables con ella y toda esa resistencia que has tenido en meses fuese en declive. Mírate ahora amigo, incluso hasta eres sarcástico y no puedes notarlo. Es un gran avance. – suspiró aliviado el opuesto.