♠️NO ERES BIENVENIDA♠️

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El teléfono de Jane sonó temprano en la mañana, su expresión que se había mantenido optimista ahora decaía en una mueca de desagrado.

— Está bien —me acerqué por atrás acariciando su espalda—, ya es hora de que volvamos.

— No puedo dejarte sola, Charlotte, no es lo que quiero.

— No me dejarás sola, ¿ok? —me puse de pie sosteniendo su mano—. Vamos, será bueno volver a ver a los chicos.

Sonrió con algo de amargura en el rostro y finalmente me ayudó a recoger el desorden de la habitación para volver a Sacramento. En el camino me aseguré de animarlo, cantaba alegremente y trataba de demostrarle que estaba mejor de lo que él imaginaba y que podía despreocuparse de mi, no quería ser una carga para Jane, sí bien quería estar a su lado no quería que tu viera que sufrir más por culpa de mi inestabilidad.

— Todos tenemos crisis —solté tan de repente que la mirada de Jane se desvió del camino por unos buenos minutos— Solo que mi crisis tardó un poco más en reventar, eso es todo.

— No quiero que sufras.

— Ya lo sé, me lo has demostrado mucho.

— Yo, de verdad lamento todo por lo que tuviste que pasar, Charlotte, debí estar allí para ti, quizá así Red John me hubiera llevado a mi, quizá te hubiera evitado mucho dolor y desesperación.

— No había mucho que pudieras hacer, sabes que siempre está dos pasos adelante...

— No será así por mucho —tomó mi mano cariñosamente mientras seguía conduciendo. No tardé en caer dormida.

Llegamos a Sacramento después de un largo y agotador viaje, Jane se veía desaliñado, lo que me hizo reír tontamente y a él pareció también hacerle gracia pues me devolvió una sonrisa radiante.

— ¿Quieres entrar ahora?

— No veo porque no.

Nos bajamos del auto y caminamos con parsimonia hasta la entrada del BIC, la gente parecía algo desconcertada al verme, tal vez no esperaban que volviera. Cuando llegamos a la oficina tuve una linda imagen de todo el equipo reunido hablando unos con otros, en cuanto nos notaron sus expresiones se veían realmente impactadas.

— Charlotte —Van Pelt se lanzó para abrazarme repentinamente, ni siquiera tuve tiempo de corresponder.

— Están de vuelta —Rigsby sonrió amablemente mientras se acercaba con una sonrisa para abrazarme también.

— Me alegro de que estés de vuelta Beckett —sonrió recostada en uno de los escritorios, yo hice lo m ismo y después vi a Cho, estaba de brazos cruzados viéndome solemnemente, pobre, debió preocuparse.

— Cho...

— No vuelvas a hacer eso —su tonada como siempre se mantuvo seria.

— Lo siento.

— Estás bien, eso es lo que importa —se volvió a su escritorio y se tumbó despreocupadamente.

Estaba muy feliz mientras hablaba con el equipo, todos me trataban como si no hubiera desaparecido mágicamente, eso alivianaba el peso en mis hombros... Por lo menos hasta que el supervisor volvió.

— ¿Estás oficinas se volvieron cafeteria? —El hombre alto y de cabellos oscuros se veía joven, o por lo menos muy joven para ser supervisor, eso debió ser una patada al hígado para todos.

— Señor —saludé extendiendo mi mano—, Charlotte Beckett, agente...

— Ex-agente —me frené en seco.

♠SR.JANE♠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora