♠SR.JANE♠

♠️DOS SÍ Y UN NO♠️

Los últimos seis meses se habían sentido como una ráfaga de viento, habían pasado tanto y a la vez tan poco, que entenderlo se hacía cada vez más complejo para mí.

— Tengo que irme —me separé de Cho, secándome las lágrimas frenéticamente—, tengo que irme, dame las llaves de tu auto.

— ¿Las llaves de mi auto?

— Cho, prometo que te las voy a entregar, pero necesito irme pronto —tenía mi mano extendida hacia él, viendo a sus espaldas, nerviosa de que Jane apareciera en cualquier momento.

— No, estás actuando como una loca, tranquilízate.

No era la respuesta que quería escuchar— Bien, no me darás la llaves, entonces me iré.

— Bien.

— Bien.

Le di la espalda y comencé a caminar a paso marcado en dirección a la salida, me acercaba a la luz del exterior cuando escuché a Jane llamarme desde atrás, me alarmé, apretando el paso hasta dar a la calle y tomar un taxi.

— Charlotte —trató de abrir la puerta del taxi, y yo me apresuré a asegurarla, ignorándolo, haciendo todo lo posible por no girar a verlo, pidiéndole al taxista que se pusiera en marcha pronto.

Y solo entonces, cuando nos habíamos alejado de la entrada del BIC, pude girar, verlo con una expresión decepcionada, viendo en mi dirección y finalmente lo perdí cuando dimos una vuelta en la esquina.

La puerta del departamento se abrió unas horas más tarde, cuando el sol ya había caído, era Grace, no me levanté para saludarla, me quedé tumbada en el sillón, viendo la televisión aunque en realidad no le estuviera prestando atención.

— Hoy fue un día pesado, ¿no? —también estaba molesta con ella, también me mintió, apoyó a Jane en su locura y no me dijo nada.

Me quedé en silencio, siguiendo los fotogramas con atención, conscience de que ella estaba detrás de mi— Di algo por favor —su tono suplicante me dolió. Ella seguía siendo mi amiga, pero todo lo que había pasado se había sentido como una puñalada trasera por parte de ella, por parte de Cho... Por parte de todos.

— Me mentiste.

— No fuiste a la única a la que le mentí —estaba nerviosa, seguro ni pensó en lo que dijo.

— ¿Y solo por eso debería perdonarte?

— Ninguno de nosotros lo hizo con intención de lastimarte... Solo queríamos cuidarte.

— No me sentí cuidada —me levanté del sillón—, me sentí apartada... Engañada —me encerré en mi habitación, sosteniendo mis emociones en mi interior, solo un poco, un poco más.

No estaba segura de en que momento me había movido a la cama, pero me desperté allí, desorientada, observando mi teléfono iluminarse sobre la mesita de noche, era una llamada; ni siquiera me tomé el tiempo de verificar el número, solo contesté.

— Diga.

— Parece que sí no te llamo, tu jamás llamaras.

El sueño se sacudió de mi ser y pude levantarme de la cama, sintiendo una especie de euforia recorrer mi cuerpo— Erik —sentí mis ojos cristalizarse y no pude evitar sonreír—. Lamento no llamarte... Han sido. Han sido meses muy largos.

— Eso he oído... Escuché lo de Jane —su voz disminuyó una octava con la última oración, yo misma sentí la pesadez.

— Está loco.