Charlotte Beckett es una joven policía de 27 años; hace 2 años asesinaron a su hermana, un conocido asesino serial Red John, a tratado de olvidar el terrible suceso, pero esto se complica cuando es transferida al BIC y debe enfrentar una terrible re...
—Bueno... —se levantó y entró al baño— no le cuentes a nadie, ¿ok?, Red John tiene oídos en todas partes... No queremos que nos descubran.
—Sí, escuché que hay uno en el BIC.
—Sí... Es un activo muy importante —abrió la ducha.
—¿Quién es? —traté de parecer ilusa y sin dobles intenciones.
—Oh no cielito, no caeré en ese juego.
—Como quieras... Pero cuando nos casemos tendrás que contar todo, no puede haber secretos entre nosotros.
—Es un hecho.
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Llegué al BIC con la cabeza gacha, mi cabello desorganizado y un profundo deseo de que me tragara la tierra. Vi a Jane a lo lejos, sonrió al verme, pero yo no pude sostener la mirada y la desvíe con rapidez; puse las cosas en mi escritorio diciéndome a mí misma "Soy invisible, soy invisible".
—Hola —se acercó con su contoneo habitual.
—Hola —mi cabello cubría mi rango visual y así evité su mirada— ¿algo nuevo?
—Nada interesante por ahora... —frenó y se quedó observando— Cuéntame qué es lo nuevo que te agobia.
—Voy a casarme —lo dije en un tono de voz seguro, al tiempo que alzaba la mirada y sonreía con firmeza.
—No es chiste, hablas enserio —buscaba respuestas en mi rostro, pero traté de que no me descifrara.
—Anoche estuvimos a solas y bueno... Por fin dimos ese gran paso.
—No lo entiendo...
—Pensé que te alegrarías por mi —Lucía genuina, eso lo confundió.
—¿Qué sucedió realmente anoche?
—Jane —reí burlona— no querrás que te de detalles ¿o sí? —fui pícara y hostigante.
—No, no... —sonrió falsamente— me alegro por ti... Esto es... Es un paso muy importante en tu vida.
—Gracias —lo dije con lentitud y entusiasmo para luego dejarme caer en mi silla y verlo alejarse.
Jane desapareció entre los muros y en cuanto lo perdí de vista solté una gran bocanada de aire y aferrada a mi collar intenté reprimir mis sentimientos...
—¿Es cierto? —Cho me tomó inadvertida.
—¿Qué cosa?
—Te casarás.
—Oh, sí —sonreí organizando un mechón— es cierto.
Fuimos interrumpidos por mi teléfono.
—Lo lamento, debo contestar —lo puse en mi oído— ¿hola?
—Charlotte —escuché aplausos del otro lado— pero que... Que maravilla, sabía qué cambiarías de opinión, eso me satisface —era un voz poco real, profunda y aguada.
