Habían pasado un par de semanas desde la ultima vez que había oído algo de Jane o de Cho, ni una nota, ni una llamada, ni un recado con la mujer que estaba a mis cuidados. Aunque, en el poco tiempo que llevaba con ella había aprendido que no era muy comunicativa; todos mis intentos por entablar una conversación habían acabo sin siquiera empezar. Después de unos cuantos "no hables" y "no quiero escucharte" había entendido muy bien que ella no tenía interés en mi más allá de cumplir la tarea encomendado por un viejo acreedor.
Perdí peso con rapidez, aunque a ciencia cierta no sabia el porque, ya que comía todo lo que me daba, en las noches pasaba con mucho frío y pesadillas, y el sangrado en la nariz se volvió mi compañero de vida. De las pocas "conversaciones" que tuvieron efecto en la mujer fue cuando le pedí que quitara el espejo del baño, ya que estaba aterrada del cadáver que aparecía cada vez que me asomaba, además del reflejo de una sombra tras de mi con el que no lograba familiarizarme y seguía espantándome, pues sentía —aunque no era posible— que Red John me asechaba de alguna manera sobre natural.
Pude escuchar la radio de vez en cuando. Los operativos en mi búsqueda continuaban, ofreciendo recompensa a quién me viera y advirtiéndoles que era peligrosa y estaba posiblemente armada. Fue también por medio de la radio que me había dado cuenta de la muerte de Lorelei.
A medida que pasaba el tiempo las sombras y las visiones se hacían más frecuentes, empezaba a acostumbrarme a ellas, especialmente a Eve, que a diferencia de las veces anteriores no hablaba, solo permanecía parada a una distancia prudente, con su vestido blanco, una mirada vacía y aterradora, sosteniendo en sus manos el peluche que llevaba el mismo nombre de su hijo. Ahora lucia más atormentada, no era la visión de la niña vivaz que vivía en mi cabeza, era más bien un espíritu acechante que se había encadenado a mi por no cumplir mi promesa.
Yo no había tenido el valor de hablarle hasta ese momento, cuando una vez más di un paso hacia el abismo— ¿No dirás nada? —pregunté.
***
Jane
—Jane ¿Estás escuchándome? —el indignado y más agudo tono de Lisbon me sacó de mis pensamientos y me obligó a soltar la libreta y el bolígrafo para encararla— ¿Qué tanto escribes en esa libreta? Llevas semanas así.
—Es un secreto —sonreí, guardándola en el bolsillo interior de mi saco— ¿Qué decías?
Lisbon suspiró derrotada—Jane —se sentó, haciendo una mueca, preparándose para ser dulce y amigable—, sé que estás angustiado y créeme, todo el equipo está tenso... Pero te necesitamos. Has estado disperso últimamente y casi hechas a perder el ultimo caso, si te despiden del BIC va ser más difícil para ti ayudarla —me advirtió, frunciendo el ceño ligeramente mientras hacia contacto visual directo, como en un intento de trasmitirme la gravedad del asunto—. Sé que la extrañas, pero debes enfocarte.
—Agradezco tus palabras, Teresa, de verdad, pero estoy bien y no eché a perder el caso, solo... presioné al sospechoso —dije con una sonrisa perspicaz.
—Dijo que presentaría cargos —agregó ella con molestia, su expresión amable desapareciendo en segundos.
—No lo hará, no le conviene —sonreí con suficiencia. Mi teléfono sonó en ese instante, era Rigsby— ¿bueno?
— Se mueve.
— ¿Por qué ahora?
— No lo sé, tu eres el psíquico —Rigsby y Cho habían logrado encontrar con éxito el domicilio del niño, llevaban un tiempo siguiéndolo y observándolo para darnos cuenta de cuando sería el momento más oportuno para rescatarlo, o que tan vigilado estaría. Resulta que Red John lo había dejado al cuidado de una mujer, de quien no sabíamos mucho además de que la casa no era suya, ni de ningún pariente cercano, por lo que sabíamos con certeza que era una discípula de Red John— ¿deberíamos seguirla?
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♠SR.JANE♠
FanficCharlotte Beckett es una joven policía de 27 años; hace 2 años asesinaron a su hermana, un conocido asesino serial Red John, a tratado de olvidar el terrible suceso, pero esto se complica cuando es transferida al BIC y debe enfrentar una terrible re...