♠SR.JANE♠

♠️Fuego y Gasolina♠️

Especial <3

Me desperté temprano en la mañana, deslizándome de la cama tan despacio como me era posible, haciendo el mayor esfuerzo por no despertar el asiático. Durante las ultimas dos semanas había descubierto que su sueño era pesado y aún así temía despertarlo cada vez que me quedaba con él.

Después de salir victoriosamente de la cama mi pie se topo con la camisa de Cho, me agaché para recogerla y apreciarla unos segundos antes de oler su perfume en ella, si hubiera estado despierto estaba segura de que hubiera descubierto una pequeña sonrisa en él como las otras veces, antes de soltar un "Eres extraña". Me puse la camiseta y continué hasta la cocina.

Puse música en mi teléfono a un volumen prudente y comencé a cocinar al ritmo de la música, tratando de hacer todo lo más rápido posible antes de que Cho despertara. Estaba sacando los huevos de la sartén cuando llegó una notificación, la sorpresa hizo que me quemara la muñeca y soltara la espátula automáticamente, acto seguido apagué la sartén y tomé el teléfono... Mi corazón se detuvo.

"Cambiaste las reglas del juego Charlotte. Tic. Tac"

No tuve tiempo de procesar la información, Cho habló:— ¿Sucede algo?

Apagué el aparato al instante y dejé que la música siguiera sonando, acercándome a él con una sonrisa coqueta— Deberías estar durmiendo —enredé mis brazos alrededor de su cuello, y pronto él me rodeó con los suyos.

— Me gusta verte bailar —sonreí, ocultando mi rostro en su pecho—, aún así no has respondido mi pregunta.

— No pasó nada.

— ¿Estás segura? —mi corazón se retorció en mi pecho, fui incapaz de verlo a los ojos.

— Sí... Solo estaba muy concentrada decidiendo que canción poner.

Estuvimos en silencio unos segundos hasta que Cho confesó que el olor de la comida lo había despertado, no pude evitar reírme ante la declaración y terminar de cocinar aparentando que todo estaba bien, sirviendo nuestros platos.

—¿Y qué tal? —lo vi masticar la comida con entusiasmo, señalando el plato con su cuchara.

—Está horrible —mi expresión cambió de inmediato, arrebatando su plato—. Es broma, es broma —tomó el plato de nuevo. Yo no dejé verlo aparentando estar molesta—, está delicioso... Sabes que es verdad.

Asentí y seguí con mi plato en silencio. No estaba molesta, estaba asustada, el mensaje, estaba segura que era él, de nuevo ahí, consumiendo una parte de mi vida, tenia miedo de haberle dado material para lastimarme, primero Van pelt... Ahora Cho, sí lastimaba a Cho seguro perdería mis estribos... Quizá no había hecho bien en aceptar su propuesta.

— Lo haces de nuevo —levanté mi mirada para encontrarme con sus ojos atentos y su expresión molesta.

— ¿Hacer qué?

— Disociar —aparté la mirada arrancándole un suspiro cansado, seguido por su mano puesta sobre la mía— ¿De qué se trata esta vez?

Respiré profundo, y me levanté, ya no tenía apetito— ¿Quieres hacer algo en particular? Podemos ver una película... O uno de los documentales que te gustan —Cho se levantó violentamente de la mesa, volviéndose a mi.

— No haremos nada hasta no hablar —su tono era sereno, pero estaba segura de que estaba enojado conmigo, sus puños apretados, los ojos acusadores, la presión en su mandibula, ya lo sabía bien.

Me senté en la cama y ordené mi cabello para sacarlo de mi vista— No tienes que actuar de esa manera —comencé con tranquilidad—, solo quiero descansar un poco.