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Mire hacia ambos lados pero todo era blanco, la espesa neblina no me dejaba ver mas allá de unos simples metros, gire en mi lugar, buscando a alguien, una señal de vida.

-¿Hola?-susurre pero me sobresalte al oír el eco retumbante de mi voz.

Camine sin rumbo, sin saber a donde me dirigía y entonces lo vi, el se encontraba de espaldas a mi a unos cinco metros de distancia. Fruncí el ceño, jamas confundiría esa manta de rizos, ni aquella espalda pequeña.

»¿Ryan?-murmure bajito.

Entonces allí observe como su espalda se contraía y oí unos leves sollozos, el sin duda alguna estaba llorando y odiaba a todos por no saber la razón de sus lagrimas.

»¿Bebe?-susurre una vez mas deteniendo el paso cuando estaba detrás de el.

Toque su hombro y Ryan giro con miedo, observándome con terror, sus ojos estaban rojos por el llanto. Torpemente se alejo de mi caminando de espaldas hacia atrás sin siquiera romper el contacto visual.

-¡ ALÉJATE DE MI!-grito, negué con la cabeza rotundamente acercándome pero cada paso que daba a el eran dos que Ryan retrocedía.

-Amor... no te alejes...

-¡No me toques!-exclamo nuevamente-¡No quiero volver a verte! ¡Quiero que desaparezcas!-grito sollozando.

Negué cuando mis ojos se humedecieron, trate de correr hacia el ojiverde, pero era inútil parecía que jamas podría llegar a tocarlo.

-¡Pero yo te amo!-grite con la mano en mi pecho.

-¡No, Jackson! Yo... yo te hago daño a ti. Yo no te merezco... yo nunca te ame, Jack...

-¡No! ¡Mientes!-grite exaltado-¡Dime que estas mintiendo, Ryan!-exclame nuevamente sacando las lagrimas que salían de mis ojos.

Ryan negó tapándose los oídos como si lo que dijera lo perturbara.

-Cállate... cállate por favor.

-¡No puedes apartarte de mi!

-Adiós, chico ojos cielo...-murmuro en un susurro y dio media vuelta.

Trate de correr hacia el, pero mis pies no reaccionaban, entonces mire hacia abajo ¡Estaba hundiéndome Estaba hundiéndome entre la nieve. Luche, juro que luche mientras el se iba alejando de mi, y grite, grite como jamas había gritado en mi vida, lo estaba perdiendo y todo siempre había sido mi culpa.

-¡RYAN! ¡RYAN NO TE VAYAS! ¡YO TE AMO, TE NECESITO RIZOS!

Pero nada... lo había perdido para siempre.

Y mis ojos se abrieron, adaptándose a la luminosidad que entraba en la habitación y el contraste que hacían los rayos de sol en las paredes blancas.

Mi respiración era agitada, demasiado a decir verdad y pude sentir como lagrimas caían de mi rostro.

Y entonces sentí aquella sensación húmeda en mi mano derecha, agache mi mirada y allí estaba Ryan recostado a la camilla, observe como sus ojos se encontraban cerrados pero así simultáneamente las lagrimas salían de sus verdosos ojos.

Visualice el lugar, cerré los ojos unos segundos y allí los flashes pasaron como fotografías en mi cabeza.

Mi cumpleaños.

La víspera de navidad.

La guerra de nieve.

El supermercado.

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