Ante el Consejo

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20 de septiembre, 21XX...

Hoy era el día. Él y Fujiwara habían permanecido en custodia durante cuatro días, y a ambos les advirtieron que más les valía pensar mucho y duramente sobre lo que le dirían al consejo. Los crímenes que habían cometido eran ofensas muy graves, y ambos hombres estarían enfrentando una considerable cantidad de tiempo en prisión. Sin embargo, el japonés fue llamado antes que Cain, al parecer confiado de que su investigación les podría garantizar una victoria. Por su parte, Cain no estaba muy seguro de que todo un año de investigación fuese suficiente para convencer al consejo, mucho menos a una población de civiles aterrados y llenos de incertidumbre.

Pero aunque estaba preocupado por su propia situación, se encontraba pensando mayormente en el robot azul que había sido capturado junto con él. Sabía bien que ellos mantendrían a X en confinamiento, y sospechaba que le harían lo mismo a Roll. Pero, por lo que sabía, las autoridades habían arrestado a Fujiwara primero y se llevaron a la robot rubia antes de entrar al laboratorio. Dónde estaban ahora, Cain no lo sabía, pero sí sabía que las condiciones que tuvo que soportar en los últimos días debían ser mejores que las suyas.

- "Tiene que haber una forma de ayudarlos. ¡TIENE que haberla! Pero ¿acaso estas personas nos escucharán?"

De repente, escuchó a alguien aproximándose a su unidad de contención, el ruido de la puerta siendo abierta hizo eco por toda la pequeña cámara. – ¿Dr. Phillip Cain? – dijo el guardia, con obvias razones para estar allí. – Prepárese. Será llamado en pocos minutos.

Más tarde...

El hombre mayor fue guiado hasta el centro de una cámara masiva, blanca y con forma de domo, vestido con un abrigo púrpura con líneas verdes y rojas en las mangas, cuello rojo, una faja amarilla alrededor de su cintura y amarrada de un lado, y un par de botas blancas. A su alrededor había docenas de personas que habían venido para ser testigos de este evento potencialmente histórico. Había reporteros esparcidos entre la multitud, grabando y fotografiando todo lo que estaba sucediendo. Frente a él había cinco enormes podios mientras que el suyo era minúsculo; los cinco miembros que presidían el consejo, tres hombres y dos mujeres, se veían de la misma edad de Cain y vestidos con atuendos más llamativos y elaborados que el suyo. Con todo, no estaba aquí para comparar o contrastar modas.

- Dr. Phillip Cain. – dijo el hombre que parecía ser el mayor del quinteto, vestido con una toga verde, y con una voz impresionantemente baja y firme para alguien de su edad. – Le debe no solo a este consejo, y a la ciudad de Arcadia, sino al mundo entero una explicación.

Cain bajó la cabeza. – En efecto así es, su señoría.

- Y también entiende los cargos que hay en su contra, ¿verdad?

La cabeza de Cain se hundió aún más. – Sí, lo entiendo, su señoría.

- Entonces, supongo que podemos comenzar. – dijo el Gran Concejal, líder de los cinco. – El Dr. Sho Fujiwara nos ha presentado una extensiva recopilación de datos. Toda la cual, si bien es impresionante, es preocupante.

Oh no, eso era justo lo que el paleobotánico se temía. – ¿Preocupante, su señoría? – cuestionó. – Pero seguramente ya habrían visto los resultados de las pruebas de comportamiento.

- Hemos visto todo lo que ha hecho el Dr. Fujiwara. – dijo una de las mujeres concejales, con el pelo amarrado en un moño y con una toga azul. – Y por lo que hemos indagado, estamos considerando muy seriamente encerrarlos a ambos en un centro de detención de por vida. – dijo en tono severo como si regañase a un niño. – No solo habían descubierto una máquina cuya IA está muy por encima de la de cualquier mecaniloide en existencia, sino que ocultaron un arma muy peligrosa de la vista pública.

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