Tomando pasos

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Algo más.

¿Acaso no se había dado cuenta de que ella había estado esencialmente haciendo esta tarea desde que comenzó esta terrible guerra?

Aun así, mientras Roll se abría paso hacia donde estaban los dos humanos, no pudo evitar preguntarse si quizás esta sensación de debilidad e impotencia se traduciría a ellos también.

De cierto modo, quizás no debería sentirse frustrada por su propia situación, dado lo que habían pasado ellos dos, especialmente Kenichi. Por lo que había averiguado, el niño no había interactuado con nadie excepto por Chiyo, y eso ya de por sí era limitado. Era casi como si el niño se hubiese convertido en un fantasma.

Finalmente llegó a la puerta, y la reploide rubia ingresó, encontrándose con la silueta de un pequeño niño inconsciente en el pequeño catre que estaba colocado contra la pared. Pero el de al lado se encontraba totalmente vacío.

En otra parte...

El sol comenzaba a ponerse, y los cielos pintaban una armonía de tonos rosas y naranjas con pequeñas manchas púrpura. El disco dorado en el horizonte contrastaba con los azules de su propia armadura. Sabía que tal vez debería estar adentro en lugar de afuera, pero, para su propia vergüenza, X necesitaba un momento para sí mismo, aunque no estuviera tan lejos.

La respuesta de Firefly a lo que ocurrió en las Minas de Zalts todavía resonaba dentro de él, aunque ya habían pasado horas desde entonces. Para ser honesto, si bien estaba realmente frustrado, no estaba dirigiéndolo hacia el Hunter verde. Más bien, tal vez esa breve respuesta física era lo que necesitaba. Y aun así, tenía sus dudas.

– ...ninguna fuerza en la Tierra... – repitió X. La advertencia que le había dado su cápsula había resurgido de nuevo. Si acaso lo hiciera, si tomaba el camino que todos le decían que tomara, ¿significaría eso que...?

– ¿Cuál fuerza en la Tierra?

Desde atrás, se venía acercando una figura. X se dio la vuelta y medio se esperaba que fuese Roll, o incluso Trinity. Pero, en lugar de ellas, aunque esta compañía inesperada era una chica, todos los componentes que la conformaban carecían de metal.

Cada parte de ella era orgánica.

200X...

Bueno, otra tarea completada. Ahora podía agregar "secuestro" a su constantemente en crecimiento lista de crímenes, y este había sido hecho en contra de una niña indefensa e ingenua de nueve años.

En el segundo en que eso se escape, se acabó. – murmuró entre dientes, viendo la residencia LaLinde, al igual que la miembro de la familia, justo en frente de él. – Ella no lo hará. Ha dejado claro que ya nunca más quiere volver a verte.

Eso fue lo que se dijo a sí mismo. Y honestamente no podía culparla.

Aun así, si hubiera otra manera, lo haría. Si había otro método para recibir lo que estaba buscando, eso era todo lo que necesitaba. No iba a pedir nada más en su vida.

Porque, después de esto, planeaba que este fuese el último crimen que cometería para Albert Wily.

Tiempo presente...

Sus ojos verdes se fijaron en los de ella, de color marrón oscuro. La humana se detuvo a pocos metros del reploide azul, que había cambiado de vuelta a su cuerpo totalmente azul normal.

– ¿Qué estás haciendo aquí afuera? – cuestionó X, que no se esperaba ver a la joven, pero sentía genuina curiosidad por lo que hacía aquí fuera.

Potencial IlimitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora