El rey del trueno con puños veloces

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– Ai. – habló X, de pie en frente de una puerta sellada. – He llegado hasta el nivel más bajo del edificio.

Entonces debes estar cerca de donde se ubica el generador. – replicó la navegadora rubia. – Si podemos acceder a él, podremos devolver la energía a la ciudad y al cuartel general. Ya no tendremos que depender de la energía de reserva.

– Mayor razón para continuar, ¿correcto? – preguntó X.

Exacto. Mira no te enfoques en con quién te encuentres. – le advirtió Ai. Sólo enfócate en el objetivo de tus misiones.

X suspiró. – Lo haré. X fuera.

Y con eso, se aproximó a la puerta, con la intención de buscar una forma de entrar. Pero de pronto, frente a él, los paneles se separaron, revelando una oscura cámara al otro lado de la entrada. Tras unos momentos, X dio algunos pasos adentro, permitiendo que sus receptores se ajustaran a la oscuridad y en busca de cualquier señal de vida.

Por lo que alcanzó a ver, el generador estaba situado en el centro de la cámara, con centenares de fuertes cables y alambres que alimentaban a la ciudad, dándole poder a la planta. Si podían acceder a este lugar, la energía de la ciudad sería restaurada. Por supuesto, eso significaba que primero tendría que encargarse de quienquiera que fuese el responsable de esto para empezar.

– ¿Hm? Oh, estás aquí. – X escuchó una voz a poca distancia, colgando del techo. La figura formaba una silueta en la oscuridad, pero había varios diodos y luces encendidas a su alrededor, revelando al reploide ante el Hunter que estaba abajo. – Supongo que tengo trabajo por hacer.

La enorme silueta se soltó de los cables y se dejó caer, aterrizando en el suelo con un fuerte impacto que sacudió a X ligeramente. Las luces se encendieron totalmente, revelando al culpable tras la errática actividad en la planta de energía.

– ¡¿Spark Mandrill?!

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En las calles de Abel City...

– Trinity, ¿cuál es la posición actual de los mecaniloides? – preguntó Zero, con la mano en su unidad auditiva blanca.

Actualmente se encuentran en Sector 19 al oeste. – respondió la navegadora. – Y se están aproximando rápido.

– Maldición. – Zero resopló entre dientes. – ¿Y qué hay de los humanos? ¿Cuál es su posición?

Todavía continúan moviéndose hacia el faro, y creo que está muy claro cuáles son sus intenciones. – Zero asintió sombríamente. Todavía recordaba las palabras de Sigma en relación a los que intentaran buscar ayuda del exterior. – No sé si su intento de llegar al mundo exterior contaría en los ojos de Sigma, pero no quisiera averiguarlo.

– Ni yo tampoco. – Miró hacia el frente, oyendo a los otros Hunters de su escuadrón aproximándose desde atrás, habiéndolo ya alcanzado. – Intenta contactar a Firefly por mí, ¿quieres? Puede que necesite algo de apoyo.

¿Apoyo? – cuestionó Trinity. – ¿Qué quieres decir?

– Sólo contáctalo. – ordenó Zero. – Dile que se dirija al mismo sector luego de que lleve a la hija de Fujiwara.

Sí, señor. Trinity fuera. – respondió la reploide pelirrosa, poniendo fin a la conversación.

– ¡Señor! – lo llamó un Hunter desde atrás. – ¿Tenemos información sobre a dónde se dirige el enemigo?

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