Justo antes del final

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4:30 pm...

Cuando Chiyo finalmente llegó a una salida del piso donde estaba, se abrió paso a la fuerza y se retiró hacia el exterior, donde casi la arrolló un auto. Mientras chequeaba si había moros en la costa, salió del cuartel general. Había salido cerca de la parte trasera del edificio, donde las otras estructuras que la rodeaban obscurecían su visión de lo que pasaba en las calles. La humana se movió lentamente, asegurándose de dar cada paso con cuidado y chequear sus alrededores, pero rodeó por el lado izquierdo del cuartel para ver qué le aguardaba en la ciudad. Y haciendo honor a las palabras de Mammoth, el mundo exterior no era mucho mejor.

Todo se había vuelto un completo e infernal pandemónium, con los cielos llenos de mecaniloides mientras los que estaban abajo gritaban y corrían por sus vidas.

– ¡Atención, ciudadanos de Abel City! – La voz de Trinity resonó desde la Base Hunter, siendo ahora la única navegadora disponible para enviar este crucial mensaje. – ¡Por favor, mantengan la calma, y diríjanse a un punto de entrada designado! ¡Tendremos a varios reploides para guiarlos en esas áreas a la brevedad, pero les pedimos que por favor se desplacen de manera ordenada!

Chiyo continuó observando el abrumador caos frente a ella, mientras Trinity trataba en vano de guiar a los civiles afuera hacia un lugar seguro. No era que quisiera atacarla, pero Chiyo sabía que la navegadora pelirrosa estaba perdiendo su tiempo. – "Ya es demasiado tarde para que haya algún orden aquí."

Los reploides dirigían a todos hacia una entrada disponible que llevaba al refugio subterráneo. Aun así, la mayor parte de los humanos, o bien los ignoraban, o los estaban usando como medios para adelantarse a todos los demás. Hombres y mujeres corrían desesperadamente hacia la seguridad o en un frenesí de locura, con sus mentes incapaces de comprender totalmente lo que estaba sucediendo. Niños gritaban por sus padres al verse separados en medio del caos. Una niña, en particular, estaba llorando mientras llamaba a su padre para que viniera a salvarla, pero en poco tiempo, sus llantos se apagaron. Chiyo no quería saber si esto fue debido a que la obligaron a moverse en medio de la oleada de gente que buscaba ponerse a salvo, o algo mucho peor y desagradable.

Pero la voz de la niña le recordó algo que no podía creer que se le había olvidado. – Kenichi.... – murmuró en una terrible comprensión. – ¡Fumiko....!

Adentro del cuartel general...

– ¿Todavía no te das cuenta? ¡Agitarte y forcejear no te servirá de nada!

Roll todavía estaba siendo sujetada por Sting Chameleon, mientras Mandrill y Kuwanger observaban. Kuwanger se giró luego de observar a la prisionera por unos momentos, lo que confundió a Mandrill.

– ¿Huh? Espera, ¿a dónde vas? – preguntó el primate metálico.

– Acabo de recibir un mensaje del Comandante. – respondió el escarabajo de pinzas. – Todos los miembros de la Unidad 17 deben reportarse de vuelta en el cuartel.

¿Cuartel? Roll tuvo la extraña sensación de que el bicho gigante no se refería a su ubicación actual.

– Entonces ¿por qué no me llamó en persona? – cuestionó Mandrill a Kuwanger.

– Lo hizo; es sólo que tienes tu sistema de comunicaciones apagado. Y hablando de eso, ¿por qué hiciste algo tan estúpido? Todos tenemos instalado un sistema inalámbrico de comunicaciones.

– Bueno, ¿eso no querrá decir que cualquiera podría escuchar lo que estoy pensando? – volvió a preguntar el simio al escarabajo.

A pesar de la disposición generalmente calmada de Kuwanger, todo mundo se sorprendió de ver el cambio en su expresión. – No puedes hablar en serio, ¿verdad? – le preguntó a Mandrill, que sólo se confundió todavía más ante su pregunta.

Potencial IlimitadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora