26. Fingir que no me gustas

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Primera parte

Lukas

Naila Chester.

Una Hexlight de mi grupo, considerada de las brujas más bonitas y populares de la escuela.

Para ser sincero, aunque estábamos juntos en el mismo salón, nunca me interesó conocerla realmente, por lo que la mayor parte del tiempo me daba igual si iba o no a clases. Sin embargo, mis amigos empezaron a decir que esa chica volteaba a verme muchas veces en hora de clases y en la hora del receso, por lo que era seguro que le gustaba. Fue entonces, que por curiosidad empecé a poner más atención a mi alrededor y efectivamente, esa chica me enviaba miradas coquetas todo el tiempo de modo que me quedó claro que le atraía.

Realmente no había nada en ella que me atrajera, pero vi una oportunidad. Si ella sentía algo por mí y yo le hacía caso, cabía la posibilidad de que en el futuro me gustara de verdad, y esto me ayudara a superar mi amor por Soleil. Por lo que después de mucho pensarlo, y darme cuenta que no podía perder nada, decidí "confesarme" y pedirle que fuera mi novia.

Una vez había escuchado que si te esforzabas en convencer a los demás que una mentira era realmente verdad, al último tú mismo terminarías creyéndola. Por lo que haciendo caso a eso, por días me encargué de fingir interés por ella y decirles a mis amigos que me gustaba. Al punto de convencerlos de que me ayudaran a que confesara mi amor por ella.

Por supuesto que aceptaron ayudarme entusiasmados y una vez que tuvimos un plan; decidí que era momento de contarle a Soleil. Lo que era la prueba de fuego.

Si lograba convencerlo — siendo él quien me conoce tan bien al punto de detectar mis mentiras—, entonces sería difícil que realmente alguien supiera que era él quien realmente me gustaba.

Fui a su salón al terminar las clases y tomando su mano,— simplemente porque quería sentir su toque con el mío,— lo incité a correr al igual que yo para terminar en un salón vacío. Ambos nos sentamos hasta atrás de los pupitres.

—¿Qué querías decirme?— preguntó curioso (ese día estaba en su forma masculina en la escuela).

—Lo siento, sé que tienes club de canto en este momento, pero después de poner atención a los latidos de mi corazón y analizar mis sentimientos y emociones, al fin llegué a una conclusión importante. Quería confesártelo ayer, pero estabas durmiendo así que tenía que ser hoy ¡sí o sí!

— No entiendo, Mattheo ¿qué descifraste?

Su rostro estaba serio, pero sabía que por dentro seguramente estaba frunciendo el ceño. Eso se me hizo lindo, por lo que acerqué mi rostro al suyo y por una milésima de segundo, me dio ganas de tomar el riesgo y darle un beso en los labios.

Me gusta alguienMe gustas tú, es lo que realmente hubiera querido decirle, pero me concentré en seguir con la farsa.

— ¡Qué?

—¡Lo sé, eso es muy loco! Pero tiene que ser. Ya investigué con mis padres cómo saber que me gusta alguien y ¡todo lo que me dijeron encaja! — con mis dedos, enumeré los puntos desviando mi mirada de él, porque tenía miedo que al darle mis argumentos, lo terminara viendo con una mirada de un estúpido enamorado. — Mi corazón se acelera cuando la veo, me pongo nervioso cuando está cerca y estoy pensando en ella todo el tiempo con una sonrisa tonta en el rostro. Sin duda me gusta mucho.

Lo último fue una de las mentiras más grandes que había dicho, y por un momento me cuestioné si estaba bien hacer todo esto. Sin embargo, no di ni un paso hacia atrás.

—¿Quién te gusta?— al parecer mi actuación estaba siendo perfecta porque él lo estaba creyendo.

— Naila Chester.

Después del Ocaso (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora