47. No quiero hablar

63 13 8
                                    

Soleil

Aunque no pudiera expresarlo, cuando era un niño pequeño sufría mucho de pánico escénico. Pues debido a mi problema con las emociones, no tenía ningún amigo y por ende, no estaba acostumbrado a que muchos me miraran al ser el centro de atención.

Con el tiempo y con la llegada de Lukas, todo cambió y los pánicos escénicos desaparecieron. Aun así, todavía seguía teniendo un casi ataque de pánico cada vez que me tocaba exponer, respirando hondo y profundo varias veces hasta tranquilizarme.

Ante mi presentación en el concierto del Sol, no fue la excepción de sentir que iba a morir de nervios antes de siquiera cantar el primer verso.

Por lo que tuve que respirar profundamente cientos de veces e imaginarme que entre toda esa multitud, Lukas estaría ahí, sonriendo, ansioso de escuchar la canción que le dedicaría.

Ante este pensamiento, me di valor y salí al escenario. Me dejé llevar por la música y sin más, empecé a cantar dejando fluir los sentimientos que la letra de la canción me hacía sentir. Canté con el corazón que me olvidé de todo. Siendo consciente de donde estaba otra vez cuando dejé de cantar y escuché los aplausos del público.

Con una inclinación agradecí los aplausos y rápidamente con la mirada busqué a Lukas entre todos los brujos y criaturas mágicas que estaban ahí. Sin embargo, para mi sorpresa, el lugar que le había apartado estaba vacío...

Fruncí el ceño.

Por lo que extrañado bajé del escenario y recibí con amabilidad todos los halagos y felicitaciones de mi profesor y mis compañeros sobre mi presentación. No obstante, mi ilusión de ver a Lukas entre ellos, esperando felicitarme se destruyó porque no estaba él ahí. De manera que entristecido, me dirigí a los baños a transformarme en mi versión masculina y cambiarme de ropa.

Al salir como chico, busqué a Lukas en las primeras filas entre audiencia. Pero al no encontrarlo, empecé a buscarlo por los puestos de comida preguntando a cualquiera que sabía que lo conocía si lo habían visto, pero todos me decían que no.

Me empecé a preocupar, pensando que algo malo le había pasado. Por lo que, pensaba buscarlo a su casa cuando de repente choqué con alguien.

Era Mason Wolf.

—Oh, eres tú Soleil. Perdón por el golpe. — Se disculpó con esa mirada seria y molesta que lo caracterizaba.

— No te preocupes. — Le di una pequeña sonrisa y le pregunté de inmediato: — Oye... ¿Has visto a Lukas?

Soltó una risa sin gracia y se cruzó de brazos.

—¿A ese hijo de perra? Claro que sí. Hace dos horas sin dar ninguna explicación nos dejó plantados para irse a quién sabe dónde con May.

—¿May?

—Parecían tener prisa, ¿de qué? quien sabe, pero ya no regresaron. — Por su tono de voz, era más que obvio que se moría de celos.

Y yo no podía culparlo cuando también estaba sintiendo una punzada de dolor en mi pecho debido a ellos.

¿Se había ido con ella olvidándose de mi presentación?

¿Es que acaso cualquier problema que ella tenía era más importante que yo?

Mientras más lo pensaba, más me enojaba. Por lo que traté de ser razonable y creer que había roto su promesa por algo serio.

Aun así, no podía evitar sentir el corazón dolido y de alguna forma sentirme traicionado. De modo que sin ánimos de escuchar el resto del concierto o comer algo con mis amigos, decidí irme de allí.

Después del Ocaso (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora