44. Algo le pasa a May

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Lukas

Después de tener un día de descanso forzado, al llegar a la escuela al día siguiente, no había otro tema de conversación entre los estudiantes que no fuera lo ocurrido con el edificio que se inundó de agua de repente. Pero no sólo eso, sino que también se volvió a hablar del incidente de las raíces salidas del más grande y viejo roble del Instituto de manera extraña. Para después comentar que una vez cualquier recipiente de vidrio lleno de algún líquido fue roto de repente sin alguna razón aparente. Para luego dar paso mencionar a los suicidios que al parecer eran asesinatos. Por lo que cuando me di cuenta, la mayoría de los estudiantes ya estaban especulando que era posible que entre nosotros había un Lithdark. Pues solo un brujo mitad luz y mitad oscuridad sería capaz de hacer cosas extraordinarias que un simple Hexlight o Warlock no haría con su don.

No mentiré, yo también empezaba a sentirme un poco nervioso de pensar como los demás de que realmente existiera un estudiante que fuera ese tipo de brujo. Sin embargo, no trataba de pensar mucho en ello para no alterarme. Además, había algo que realmente estaba captando toda mi atención y preocupación y eso era May.

Pues últimamente parecía estar muy callada, distraída y preocupada. Pero cada vez que le he preguntado qué le pasa solo me sonríe para después decirme que no es nada y que está pensando en los exámenes que vienen. Sé que me ha estado mintiendo, pero aún si insisto mucho, sé que no me va a decir nada hasta que ella esté lista. Por lo que no queda de otra que esperar hasta que me hable del tema.

Esperaba verla en la primera clase que teníamos juntos, pero para mi sorpresa no llegó. Eso me sorprendió porque cuando falta a la escuela, suele decirme la razón de ello para que les diga a los profesores de las clases que tenemos juntos.

De manera que al cambio de clase, me acerqué a Lauren —una Hexlight del metal de ojos cafés y cabello negro ondulado—quien iba caminando delante de mí por el pasillo para preguntarle sobre ello. Después de todo, era la mejor amiga de May.

—Lo siento, Luqui. — Se disculpó pasando ligeramente un mechón de su cabello detrás de su oreja, viéndome directamente a los ojos y regalándome una tímida sonrisa.

Siempre he tenido la impresión de que le gusto desde hace un tiempo, pero nunca se me ha confesado y tampoco me interesa confirmar esa sospecha. De manera que prefiero fingir no saber nada y tratarla como una amiga que es como siempre la he visto.

—Ella tampoco me dijo nada. Algo que sin duda es raro— arrugó su frente. — Estoy preocupada por ella.

—Tal vez sólo le surgió un imprevisto, no hay sobrepensar antes de tiempo — le dije con una pequeña sonrisa para tranquilizarla y sin más, me dirigí al siguiente salón donde estaba mi clase.

Las horas pasaron y mi última clase llegó, la cual era entrenamiento físico. Una clase que sólo compartía con Mason; y aunque a mi amigo siempre le encanta presumir ser más veloz que yo —algo que es obvio ya que es mitad lobo;—cuando el entrenador nos pidió correr por el bosque 0.5 km para calentar, hoy no tenía intenciones de hacerlo. Estaba callado, con un humor de perros, corriendo más rápido y desesperado que de costumbre para después hacer rápidamente las 50 sentadillas, 55 lagartijas y 60 abdominales que eran las siguientes actividades que debíamos realizar. Para finalmente golpear uno de los sacos llenos de arena que estaban colgados en cada árbol cerca del arroyo.

—¿Qué mierda te pasa? — le pregunté recuperando el aliento y sentir el sudor en cada parte de mi cuerpo al terminar de hacer los abdominales.

—Nada— dio otro golpe al saco con fuerza.

—No mientas. Estás demasiado alterado.

—Sólo tuve una pésima mañana— dio otro golpe. — No, un jodido día, — otros dos golpes. — Mejor dicho, ¡una semana de mierda! — Dio más golpes con ambos puños con fuerza y rapidez. — ¡¡¡Puta Luna de Mierda!!!

Después del Ocaso (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora