11. No fui yo

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Lukas

Bolitas de arcoíris de la destrucción

El nombre sin duda es ridículo, pero así es como se llaman a esas gigantescas esferas de 2 metros de diámetro, que parece que son del mismo material que un globo y de diferentes colores (colores del arcoíris), que estaban flotando por encima de todos en la explanada del Instituto Sole.

Parecen inofensivas a simple vista, pero todo depende del quien las creó, ya que realmente pueden ser muy peligrosas. De hecho, fue ese realmente el propósito de quien las creó por primera vez: crear caos y jugar una mala broma.

Mi conocimiento sobre ellas es debido a que soy miembro del Club de experimentos y pociones que hay en el Instituto Sole. Tuve que crear este tipo de esferas alguna vez ya que es la base para otros experimentos. Por lo que estoy bastante familiarizado con ellas, ya que un brujo normal ni siquiera sabe que existen y lo problemáticas que pueden ser.

Es por ello que la mayoría en la explanada vieron esas esferas con asombro, pensando que era parte de la decoración o alguna sorpresa o acto de la ceremonia.

En el momento que las bolitas de arcoíris iban a explotar, apenas si me dio tiempo de gritar que todos bajaran la cabeza y cerraran los ojos. Aunque sé que muchos no me hicieron caso.

Entonces, el caos en la explanada empezó.

De esas esferas, de algunas se liberó gas pimienta mezclado con otros ingredientes ácidos y picosos que si te entra en los ojos provoca que te quedes ciego por dos días; otras contenían polvo picapica que al hacer contacto en tu piel aparte de la terrible comezón, te sale sarpullido o pequeñas llagas; unas cuantas tenían "Apestosina" un gas hecho de una planta que crece a las afueras de la Zona Tenebrosa (un lugar prohibido y peligroso en Demerth) que como su nombre lo dice, apesta peor que un animal muerto y oler su aroma por más de 5 minutos causa que te quedes sin olfato por una semana entera; y unas pocas bolitas de arcoíris tenían solo pintura con algunos insectos babosos.

Ante esto, todo el mundo corrió desesperado y gritando de un lado a otro debido al miedo e impresión de lo que estaba pasando, algunos debido al dolor y el ardor que sentían en los ojos o la piel; y otros para evitar oler por más tiempo la apestosina.

Yo me encontraba con May y Liam, y afortunadamente la esfera que explotó cerca de nosotros era de pintura amarilla y roja, por lo que nos salpicó un poco en la ropa, rostro y cabello. Respecto a los bichos, me quité unas babosas que tenía en el cabello y hombros. Tal vez por ese hecho, aunque May me gritó que teníamos que ir adentro del edificio, yo sólo estaba inquieto buscando con la mirada a Soleil entre todos los seres que corrían despavoridos. Aun si había llegado demasiado temprano al instituto para encontrármelo y desearle suerte hoy, no pude ver su rostro y definitivamente no sabía en cuál grupo había quedado.

— ¿A dónde vas!— me gritó en voz alta Liam. Sin darme cuenta, ya había dado unos pasos lejos de ellos, con la intención de buscar a mi mejor amigo.

—Yo... — Lo vi completamente preocupado.

—¡Vámonos de aquí! — Mi novio tomó mi mano y sin oponerme, los tres entramos corriendo al edificio que estaba atrás de nosotros, mientras le rezaba al Padre Sol que donde sea que estuviera Soleil, no hubiera sido afectado gravemente por una de esas bolitas de arcoíris.

— ¿Qué son esas cosas? — preguntó William una vez que estuvimos en el pasillo del edificio así como otros brujos y criaturas mágicas mientras veíamos gas y polvo de colores en toda la explanada dificultando que viéramos lo que estaba pasando, ya que parecía una gran neblina colorida.

Después del Ocaso (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora