5. Mis nuevos padres

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Lukas

Silas Warthon y Matthew Wilde.

Creí que no los volvería a ver, que serían unos brujos que sólo conocí una vez en la vida y que en poco tiempo me olvidaría de ellos; pero me equivoqué.

Y es que al día siguiente mientras estaba solo en el jardín sentado en una de las bancas cerca de los salones y leía un cómic humano, me impresioné mucho al verlos acercarse a mí.

—Hola, Lukas— me saludó el señor Matthew quien se quitó sus lentes de sol mientras me regalaba una sonrisa. Como he mencionado, los brujos de la oscuridad siempre hacen sus actividades en la noche por lo que no están acostumbrados a los rayos del Sol. Por eso, necesitan utilizar lentes de sol cada vez que salen en el día ya que les molesta la luz. —¿Podemos sentarnos contigo?

Asentí a su petición, de modo que se sentaron cada uno a un lado mío. Quedando yo en medio de ellos.

—Buenos días...— Los saludé con respeto para después fruncir el ceño, confundido ¿Qué hacían aquí cuando el Sol brillaba más que nunca? — ¿No es molesto para ustedes estar aquí a medio día?

—Un poco, pero nos acostumbramos rápido— me contestó el señor Silas.

—Aun así deberían cuidarse. — Les dije preocupado al darme cuenta que no tenían puesto un suéter para cubrirse los rayos solares.— Leí en un libro que los Warlocks tienen la piel sensible ante el Sol. Por lo que pueden sufrir salpullido o comezón por exponerse tanto. Puedo ir a pedirle a la señorita Kazee (la enfermera del orfanato)que me dé algo de bloqueador solar para ustedes. — Les ofrecí, pero cuando estaba a punto de levantarme para ir a buscarla, el señor Warthon me detuvo.

—Te lo agradecemos Lukas, pero estábamos bien, de verdad. Nuestra piel puede soportar los rayos del sol puesto que hemos estado expuestos a él muchas veces.

Asentí entendiendo, por lo que borré la idea de ir a buscar un poco de bloqueador solar.

Me quedé en silencio por un momento hasta que me animé a preguntarles el porqué estaban tan temprano en el orfanato.

— Tenemos una cita con la directora Parissi para hablar sobre algunos puntos de la adopción. —Contestó el señor Wilde. —Pero llegamos temprano y quisimos pasar a saludarte al verte solo aquí ¿Por qué no juegas con los demás?

Me preguntó mientras veía a mis compañeros jugando con la pelota no muy lejos de mí.

Eso sin duda me incomodó un poco porque no era algo que quería responder con sinceridad, puesto que después de causar que Ariel y Axel fueran merecedores de limpiar el suelo del comedor por un mes, ellos para vengarse de mí, pusieron a todos mis compañeros del orfanato en mi contra. De modo que todos me aplicaban la ley del hielo.

No importaba que les hablara de manera amable para hacer alguna tarea o actividad que nos habían dejado en equipo, si las profesoras no estaban cerca, ellos simplemente fingían que no me escuchaban. Como si no existiera y fuera parte del viento.

Algo que era todavía peor que cuando sólo se burlaban, me insultaban de vez en cuando y me trataban como un raro por amar cosas humanas. Aun así, me decía a mi mismo que no debía afectarme porque ellos eran lo que estaban mal, no yo.

—Es que... No me gusta. — Terminé mintiendo. — Prefiero estar aquí, leyendo este librito de dibujos sobre un humano que se viste de murciélago y siempre anda salvando la ciudad de los malos.

Les enseñé el cómic de "Batman" y me asombré cuando el rostro del señor Wilde se iluminó lleno de emoción ya que era algo que le recordaba a sus amigos y a él cuando era más joven.

Después del Ocaso (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora