Lukas
Estaba emocionado de conocer al fin al niño que me ayudaría a deshacerme de mis pesadillas, pero al mismo tiempo estaba nervioso y algo asustado porque temía que me doliera.
Eran las 8 de la noche, cuando la señora Moh tocó la puerta y mi papá abrió para recibirla. Yo me encontraba atrás de él, expectante. Ella lo saludó con respeto y mi papá hizo lo mismo. Entonces, presentó al niño de mi edad que estaba a un lado de ella, haciendo que abriera más mis ojos debido a la sorpresa.
Tenía unos centímetros menos de estatura que yo, delgado, con orejas puntiagudas como las de un Elfbold (duende), su piel era un poco pálida, de cabello negro, y de ojos de un increíble color morado. No, eran violetas. Llevaba puesto una camisa blanca de manga larga, un short de mezclilla y unas sandalias de piel color café.
Jamás había visto a alguien que tuviera ese singular e increíble color en los ojos.
¿Todos los hipnosommus tenían un color en los ojos que no era común? ¿Había más como él con ese color violeta? ¿O solo él tenía así los ojos?
Eran algunas preguntas que pensé en ese momento, pero aun sin saber las respuestas, estaba emocionado por ello.
—Señor Wilde y niño Lukas, les presento a mi hijo: Soleil Moh.— La señora Moh nos dio una gran sonrisa.
— Un gusto conocerlos. — El niño de ojos increíbles hizo una reverencia con un rostro serio, y cuando volvió a enderezar su espalda, sus ojos se encontraron con los míos y fue ahí cuando aprecié más su rostro.
Su piel parecía suave y delicada, por lo que sus mejillas parecían dos malvaviscos; su nariz era pequeña y respingada, sus labios eran rosados y al ver las facciones de su cara, a pesar de estar serio, daba la sensación de ser alguien de confianza y amable. Pero sobretodo, lo hacían verse bonito como una flor nacida en primavera.
Algo curioso porque sé que debí describirlo como un niño guapo, atractivo, agraciado u otra palabra semejante, pero fue la palabra "bonito" lo que mi subconsciente pensó en ese momento.
Bonito.
Incluso más que cualquier niña que yo haya visto a mi corta edad.
Le di una pequeña sonrisa, pero él solo seguía con ese inexpresivo rostro, por lo que dejé de sonreír.
La señora Moh se despidió de Soleil y le dijo que vendría por él en la mañana. Después de eso, mi papá nos acompañó a mi habitación; y una vez dentro, le ofreció una silla a Soleil quien le agradeció por ello y se sentó en ella a un lado de mi cama. Me acosté en la cama y me cubrí con mi cobija de azul marino. Mi papá me dio un beso de buenas noches y le dijo con una sonrisa al niño de ojos bonitos que contaba con él. Sin más, salió de la habitación apagando la luz, siendo mi lámpara mágica la única encendida.
Entonces, hubo un silencio incómodo entre los dos. Él seguía viéndome con una mirada fría y sin decirme nada. Algo que me puso más nervioso de lo que ya estaba.
—Lo siento, no puedo dormir. — Le confesé, para eliminar el ambiente incómodo. — Me da nervios. Bueno... En realidad, tengo miedo... — lo vi avergonzado. — No quiero tener otra pesadilla.
—No te preocupes, yo haré que no vuelvas a tener pesadillas. — Trató de tranquilizarme y realmente lo logró. No por sus palabras sino por su voz. Era suave y tranquila como el sonido de la lluvia. Algo que sin duda me impresionó porque debido a su rostro serio, pensaba que sería gruesa o que daría miedo. Pero me equivoqué.
Bajé mi mirada, y me percaté que cerraba y abría su mano derecha, como si tratara de controlarse. Por lo que llegué a una conclusión.
—Oye... ¿Estás nervioso? — pregunté sin rodeos, a lo que él asintió.
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Después del Ocaso (Gay)
Fantasía"Siempre has sido mi Sol, porque cuando te veo brillas y calientas mi corazón" Esta historia está en BORRADOR. No acepto copias ni adaptaciones. Inicio: 26 de julio 2021