Capítulo 6

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- Sol.

- Sal.

- Salamandra.

- Sobre.

- Siesta.

- Sandía.

- S... So... ¿Sindy?

Solté una carcajada.

- De haber sabido que valían nombres de personas... - Loan suspiro y sonrió.

- ¡No tengo más palabras con S! - se quejó Jake.

- Lo hiciste bien - acaricie su cabello, rizado anaranjado.

Ha crecido bastante. Con 8 años cumplidos ha alcanzado el 1.35 cm y me han contado que hay algunas chicas interesadas en él.

- ¿No irás a trabajar mañana? - cuestiono, girándose hacia mí.

- ¿Quieres que hagamos algo? - le pregunté al niño mientras me levanto del sillón.

- Uno de los chicos del salón me invitó a su cumpleaños...

- ¿Y no quieres ir? - Loan interrogó.

Tomé algunas frutas y empecé a hacer un batido, mientras escucho la conversación.

Estamos en la casa de Jake. Le llamo hace unas horas a Loan, diciéndole que hoy su Nana no estaría porque debe ir al médico, así que decidimos venir a platicar un rato con él. Además, podría aprovechar para relajar la mente y alejarme un poco de los problemas.

- No lo sé... No lo conozco muy bien...

- ¿Quién es? - pregunté a Jake.

- Se llama Fabricio. Fabricio M.

- ¿M de Morales? - cuestione divertida por el acrónimo.

- Debe ser M de Morat - completo Loan, siguiendo mi ironía.

- No recuerdo - Jake frunció el entrecejo - Ma... Mag algo...

- Pues si quieres ir, adelante. Seguro se divierten un rato - lo ánimo el asiático.

- Concuerdo - empecé a acomodar en trastes nuestro aperitivo - podríamos acompañarte un rato, y si te sientes incómodo, nos vamos.

- ¿En serio? - nos miró con ojos brillosos.

- Ajá.

- Sip.

Empecé a caminar con la comida, cuando sentí un escalofrío. Le di un sondeo rápido a la habitación y al no encontrar nada extraño, barrí la casa mentalmente, topándome con alguien que conozco bien.

- Comiencen. Ahora regreso - les sonreí a los chicos y me dirigí hacia el piso de arriba.

Avance hasta el cuarto de baño y en cuanto ubique la ventana más cercana, me asome para ver si hay algún vecino en la calle o tomando el sol. Si me viesen caer desde 5 metros de altura sin un rasguño, podría ser peligroso. Termine por aterrizar frente a un árbol que cubre bastante bien mis movimientos; bien dicen que más vale prevenir, que lamentar.

- Que bueno que bajaste - saludo con una sonrisa.

- ¿Cómo me encontraste?

- Ender me conto.

Asentí y lo abracé. Daniel se separó y encogió los hombros.

Hace 2 meses cambio el tono de su cabello, a un castaño con rayos rojos, el cual tiende a brillar con la luz; también está un poco más alto y dos nuevos piercings se asoman por su piel, uno en la parte superior de la oreja y otro en la ceja.

Los Nuevos MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora