Capítulo 17

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- Lo mandaré castrar. No, mejor le aplicaré runas y dejaré que su piel se derrita. ¡No! ¡Ya sé!...

- Si lo mató ahora, me meteré en problemas... Pero valdrán la maldita pena.

- Este hijo de...

Masajeé mis sienes y reduje todo lo que pude mi espacio mental.
Estoy frente a mis hermanos, los cuales no dejan de asesinar con la mirada al hombre que se encuentra a mi lado e imaginarse todas las formas de tortura existentes y hasta las no creadas aún. Y desde luego, mis padres no están mejor.

Cuando llegamos nos recibieron a Daemon y a mí realmente emocionados, pero al percatarse de que veníamos acompañados por 10 hadas, tomaron sus reservas.

La plática fue rápida, gracias a que Daemon se encerró en el despacho con los padres de familia de primer momento, exponiéndoles la situación. No lo tomaron tan bien, pero marcho mejor de lo que pude haber esperado: mamá es hostil y agresiva, manteniendo una etiqueta razonable y cordura cuestionable debido al embarazo, mientras que papá sí que le dijo un par de cosas y dejo en claro que en el momento que se entere que me ha lastimado, acabará con él sin importar las consecuencias.

Con los chicos las cosas fueron un poco más... Intensas. Daemon me pidió bloquear las puertas con magia para evitar que lo reten a un duelo o quisieran matarlo, lo cual sin duda habría sucedido pues sus emociones se dispararon y el torbellino de pensamientos me abrumaron a tal grado que salí de la casa y me puse a caminar por los alrededores por media hora, desde luego, acompañada por el Rey hada. Al regresar, me encontré con 3 puertas rotas a pulso y parte de los muñecos de entrenamientos desmembrados.

- Ejem... - carraspeé un poco y recorrí con la mirada la mesa.

Kennet, Daemon y Ender, los más próximos de mi lado izquierdo solo clavan los cubiertos en la mesa a un ritmo constante; de vez en cuando puedo ver una ligera sonrisa torcida sobre sus labios, pues imaginan que el pobre mantel es el hada que se encuentra a mi derecha. Jace y Tobías están frente a nosotros, los cuales no dejan de mandarle dagas con la mirada a Innek, el cual los ignora olímpicamente. Percy y Thim, están a lado de los anteriores, rasgando el mantel e imaginando la manera más efectiva de hacerme viuda, mientras que los padres de familia, ubicados a las orillas de la mesa mantienen fija la vista en sus platos llenos, culpándose un poco por esta situación y pensando a una velocidad inigualable las posibles soluciones.

- Yo... Estaré viniendo tan seguido como pueda - les sonreí, tratando de aligerar el ambiente - aún debo cuidar de mamá y estudiar. El Rey... Quiero decir, Innek, es consciente de ello y es muy probable que me quede aquí algunos días de manera seguida.

- Mientras las obligaciones que tiene como gobernante no interfieran, podrá estar aquí sin mayor inconveniente - asintió y le restó importancia - También me gustaría invitarlos a la comida que tendremos en siete días en el palacio. Si quisieran quedarse, no tendremos ningún problema.

Giré los ojos y llamé la atención de Kennet.

- ¿Podemos hablar un momento?

Nos levantamos a la par, cuando sentí la mirada del hada.

- Solo compórtate, ¿sí? - le pedí de la mejor manera posible.

- Haré más que eso - comento, guiñando un ojo.

Le regalé una mirada de advertencia y salí del comedor, para poder desplazarnos al jardín.
No me detuve hasta quedar en la parte más amplia de pasto y acostarme, sin importarme el frío, los animales o molestias.

- Así que... las cosas salieron así - rompió el silencio y se sentó a mi lado, con las piernas cruzadas.

- Ken... - solté de manera automática y robótica.

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