Capítulo 18

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Apreté les manos en el respaldo de la silla y le regalé una mala mirada a la señora que me está apretando el vestido.

- ¡No me mires así jovencita! Queremos que te veas espectacular - me regaño, enredando los hilos en mi espalda.

- Ya soy espectacular, Amanda - bufe y tome aire antes de que vuelva a apretarlo.

- Digamos que, para ser mitad humana, no estás mal.

La fulmine con la mirada y se rio.

Amanda Hufftson es el nombre de la modista que me asignaron apenas tomé el título de Reina. Es un hada con bastante carácter y que al principio me tomo con reservas, pero poco a poco hemos limado asperezas.

- Si me rompes una costilla, Innek no estará contento - susurré, tratando de separarme.

La mujer posee una fuerza tremenda para su edad, la cual cálculo en años humanos a unos 65. ¿Eso a cuántos corresponde en Seelie? ¿600? ¿2,000? No tengo idea.

- Por todas las orugas, a veces se me olvida que eres nuestra regente de tanto que te escucho quejarte.

- ¡Por el Ángel!, llevo aquí una semana. Déjame en paz.

Terminó de abrochar el vestuario y me hizo girar para empezar a maquillarme un poco.

Hoy es la comida con mi familia y algunos líderes que fueron invitados: el cónsul Duguès, los Wang, los Herondale, algunas familias lobunas, y para mí desgracia, Gerard, como dirigente de los brujos. A los vampiros los veremos en una reunión que solicitaron para la noche de mañana, por lo que "aprovecharemos la ocasión".

- ¿Reina? - se escuchó una voz desde el otro lado de la puerta - el Rey está aquí.

- Por favor, mire hacia arriba - me pidió Amanda, para empezar a aplicarme una especie de máscara natural.

- ¡Adelante! - hablé tan alto como pude sin moverme.

- Listo - sonrió satisfecha - ahora solo me faltan los labios.

Asentí y le di una mirada rápida a Innek, el cual me observa con detenimiento.

- ¿Te puedo ayudar en algo? - le hable mentalmente.

- Vengo para qué seleccionemos a tus guardias.

Su voz es como todos los días, pero la estilista nos sonrió de manera tierna. Con todo mi autocontrol, logré abstenerme de hacer algún comentario y deje que termine, entre abriendo los labios.

- Su Majestad, se ve magnífica la Reina ¿No es así? - le pregunto Amanda, con los ojos brillosos.

- Siempre es así.

Quise fruncir las cejas y pedirle que no diga tonterías, pero únicamente ignore el comentario y me levanté, tomando su brazo.

- Vamos.

- ¡Un segundo! - me llamo el hada, sacando una pequeña caja.

Al abrirla, me encontré con una corona color oro con incrustaciones de pequeñas piedras rosa y azul.

Amanda la saco y la acomodo en el peinado, repitiéndome lo maravillosa que me veo. Le di las gracias nuevamente y salimos de la habitación, manteniéndonos en silencio hasta llegar al patio de entrenamiento.

En cuanto los guerreros y oficiales nos vieron, se formaron y colocaron una mano en el pecho.

- Sus Majestades - saludo el oficial mayor, Tok Speent.
El hada es especialmente tranquilo y desprende cierta energía violenta; físicamente es delgado pero fuerte, con piel rosada, unos grandes ojos azules y amplias astas, las cuales reluce con orgullo.

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